A
mis nietas y nietos que lo han de leer
A
mi bisnieta abyayala próxima a nacer
DON MIGUEL DE UNAMUNO |
CUADRO DE VINCENT VAN GOGH |
Nos
dimensiona el espacio dejado por el libro Después
del Túnel escrito por Diego Salazar. Una edición del Fondo Editorial IPASME
de julio 2009 que nos llega a pocos días de conmemorarse 45 años de un hecho
que conmovió a la política de nuestra Pacha Mama y dejó una honda huella en la
militancia de izquierda en nuestro continente Abya Yala; se trata de la evasión
de 23 prisioneros políticos de la cárcel militar llamada Cuartel San Carlos -hoy
transformada en un Museo- hecho acaecido el sábado 18 de enero de 1975. Referir
este libro a la luz del tiempo en que ocurrieron los hechos y al momento en que
fue escrito el testimonio (no tan distantes ambos acontecimientos) atraviesa
por emociones personales entrecruzadas por visiones subjetivas extraordinarias,
asaltadas por la memoria puesta en realidades de una Venezuela oprimida por los
gobiernos de la Cuarta República (1958-1998) y la –sin lugar a la menor duda-
heroica resistencia y confrontación que ofrecieron no pocos venezolanos y
venezolanas a la más abominable y brutal represión que el pueblo venezolano
haya sufrido en su historia republicana, en particular, porque la ignominia se
perpetró en nombre de la democracia.
Además
de decir que se trata de un libro fuera de serie, en el sentido coloquial a que
nos acostumbraron en buena lid los narradores deportivos, también se trata de
un libro fuera de género y de todo catálogo en el sentido bibliográfico del
término. No dudamos en afirmar que se trata de un escrito circunscrito al
género testimonio, si a literatura vamos, pero las dimensiones que cobra como
obra humana rebaza cualquier categoría. Es un libro para mil lecturas y una
más. A todo o toda joven que se le quiera aprender -a profundidad humana- el amor
a esta Patria de pasado sufrido y heroico, se le debe recomendar la lectura de esta
obra (no es exageración ni baja lisonja utilizar la hipérbole: monumental). Además, y muy importante:
se trata de un escrito político merecedor de infinidad de trabajos de
investigación en los que la más profunda y amorosa hermenéutica continúe la tarea
–revolucionaria ante todo- de mantener su poderosa advertencia al porvenir.
En
un salpicón de valores que esta obra comprende y pudiéramos anotar están;
… un
trabajo periodístico importante y original, si tomamos en consideración las
condiciones carcelarias y de represión en que se realizó y el tiempo utilizado;
… el
estudio político testimonial realizado a la situación de aquella Venezuela
ofendida y reprimida por una pandilla de mafiosos y sus cómplices, trepadores de
las arcas del poder y las instituciones a través del crimen y toda clase de
violaciones de los derechos del pueblo;
… la
muy grave denuncia de la situación carcelaria en general habida entonces en el
tratamiento a los llamados presos comunes;
… la
denuncia lacerante del sistema de justicia que imperó en la IV República
legitimando al “guapo y apoyao”, a la desaparición forzada de personas, a las
ejecuciones extra-judiciales, a la
criminalización de la protesta popular, a la instauración de una administración que sólo favorecía a las clases dominantes, entre otras aberraciones;
… la
reivindicación de la militancia política de izquierda organizada y en la calle
resistiendo y combatiendo a los enemigos del pueblo;
… la
defensa y reivindicación de los presos políticos enfrentados a la Cuarta
República como una dimensión organizada, moral y políticamente para continuar
la lucha revolucionaria aún en adversas condiciones, como una metáfora
espiritual oculta y resistiendo en las luchas de la revolución, denunciante de las atrocidades cometidas contra el pueblo venezolano;
… la
denuncia de la desastrosa e inmoral situación de los cuerpos policiales y
militares de la época, entre quienes se encontraban asesinos, torturadores,
violadores de los más elementales derechos humanos;
… la
exposición y despliegue de un concepto de libertad que rebasa la filosofía y
postulados de la revolución francesa y se coloca en una definición
revolucionaria y socialista de libertad desde una perspectiva clasista,
estrechamente vinculada a la responsabilidad de tener una conciencia
revolucionaria siempre en favor del pueblo;
… la
reivindicación del concepto de irreductibilidad de la actitud revolucionaria y
la evidencia de una práctica diaria de valores socialistas entre compañeros y compañeras que
transitan una misma lucha y un mismo destino aún en condiciones de reclusión, siempre
problematizada por la tendencia militante que los asistiera, actitud que a su
vez denuncia unitariamente la guerra de la oligarquía contra el pueblo;
… la
significación de un subjetivo concepto de paz ligado a la dinámica del proceder
revolucionario, íntimamente vinculado a las victorias populares en la lucha,
sin las cuales la paz no es más que un palabrerío con el cual las oligarquías oprimen
y manipulan a los pueblos.
… estas
acciones militantes contribuyeron a debelar el rostro hegemónico represivo
oculto en la cotidianidad social e instalado por grupos oligárquicos, cipayos
politiqueros y las fuerzas imperiales con la careta de una supuesta democracia
de formalidades hipocritas que merecen permanente y severa reflexión acerca de la
manera de concebir el diálogo y las relaciones entre el Estado, el gobierno,
las organizaciones políticas y el pueblo, que nos ubica en la perspectiva de
que aquellos abominables hechos jamás vuelvan a suceder en Venezuela.
¿Por
qué se luchó en esta Patria y se continúa luchando? Parte de las posibles
interrogantes que genera esta pregunta están dimensionadas en este libro para
despertar la avidez de investigación, indagación, conocimiento que debe
gravitar siempre en beneficio de la memoria, de la educación política y del
pueblo. Más que las respuestas posibles de encontrar en sus letras,
planteamientos y testimonios –en el
entendido de que las respuestas están muy enraizadas en la práctica- están por
igual las proximidades a la verdad (siempre ocultada por los grupos
oligárquicos), los fortalecimientos a las luchas actuales y del porvenir, la
inconmensurable reivindicación de ese pasado histórico que, parafraseando al
apóstol cubano José Martí en su metáfora dedicada al sol y a nuestro Libertador
Simón Bolívar, se trata de un proceso político que teniendo sus manchas como
toda acción humana que busca favorecer lo humano, hay que mirarle la extraordinaria
luz que continúa irradiando en el crisol de las luchas del pueblo venezolano.
Por ahora nos queda destacar la conmemoración que este libro encarna: el 18 de enero de 1975; Genio
sin ninguneos posibles, heroicidad sin límites, sentido del sacrificio, entrega,
esfuerzo humano, muy humano, desprendimiento total a la Patria y muchas otras
increíbles particularidades que jamás podrán celebrarse sin cumplir antes lo
que como deber, este libro, su autor y quienes participaron en su edición hicieron:
denunciar el terrible sufrimiento de un pueblo sometido por un puñado de
lacayos y asesinos, al servicio de la doctrina del Departamento de Estado del
gobierno de los Estados Unidos. Y además, Diego Salazar y el equipo que lo
acompañó en la edición original, lograron un enjambre de altura literaria
significativa, tanto que el libro despliega en uno de sus pasajes, una estupenda
discusión o foro, de no menor tesitura, acerca de las posibles formas de
escribir, relatar o contar la experiencia revolucionaria, también conceptuada en
la discusión como literatura revolucionaria o proletaria, enfrentada a una
llamada literatura de la conciliación. A este instante del texto, uno de los
prologuistas: Domingo Alberto Rangel, dedica elogios significativos, sorprendido sobre todo, del profundo conocimiento que tenían del tema aquellos militantes.
Hay
objetos que nos llegan como un mensaje del más prístino amor y se transforman
en sujetos del cariño más profundo que podamos tener; este libro –producto de
la historia de luchas del pueblo venezolano- trae un mensaje de profundo amor,
venido del enfrentamiento contra lo más terrible que podamos librar los ser
humanos: el acoso a su dignidad, el maltrato a su decoro, la traición a su
Patria y la deshonra a su pueblo. Haberlo testimoniado de esta manera es un
acto de suprema humanidad que este afán de cuero
seco llamado pueblo venezolano siempre sabrá agradecer.
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