BATALLA DEL PANTANO DE VARGAS |
En el
año 1823, recién sellándose los procesos independentistas al sur del Abya Yala
impulsados por el Libertador Simón Bolívar y su ejército, el presidente de los
Estados Unidos (EEUU) James Monroe enuncia un cuerpo de ideas expansionista de
los intereses de ese gobierno en la región, con el fin de detener la contraofensiva
europea que ya se manifestaba por parte de los reinados de Inglaterra, Francia,
Holanda y la misma España para tratar de recuperar los territorios perdidos y
mantener su influencia. Dicho estamento se resumió en la frase “América para
los americanos” y se le llamó Doctrina Monroe en referencia a su creador. Viajaba
un eufemismo en esta intención ya que se trataba en realidad de “América para
los EEUU” y le permitía a ese país el derecho de intervenir políticamente e invadir
militarmente en cualquier nación o territorio donde consideraban afectados sus
intereses. Hasta hoy, ese dictamen tiene plena vigencia para los EEUU. La doctrina
Monroe es madre de otro código de dominio conocido como Destino Manifiesto que se
abroga el gobierno de ese país desde tiempos en que los colonos irlandeses poblaron
sus vergeles y luego fue enunciado por el periodista John L. Sullivan en el año
1845; el mismo otorga a EEUU el derecho o destino por divinidad celestial, de
dirigir e imponer sus reglas de juego a las demás naciones.
THEODORE ROOSEVELT |
La expansión
geopolítica de los EEUU hasta transformarse en cancerbero del imperio capitalista
luego de la llamada Segunda Guerra Mundial ha sido posible a través de la
conformación de un inmenso aparato militar acompañado del desarrollo nuclear de
su poderío y la influencia doctrinaria ejercida en Europa a través de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en el Abya Ayala con la
imposición de la llamada Ley del Gran Garrote (Big Stick) enunciada por el
presidente Theodore Roosevelt en 1901, cuyo método diplomático consiste en establecer
relaciones e influencia siempre teniendo como alternativa una medida de presión
o agresión que consiste en intervenir o invadir el territorio, derrocando al
gobierno del país en cuestión. Resulta que el Gran Garrote ha tenido su fase
ideológica y doctrinaria basada en la fundación de la llamada Escuela de las
Américas en el año 1946, creada en principio con un fin de protección interna
para los EEUU en la llamada Guerra Fría y luego se convirtió en un centro de
adiestramiento de miembros de altos, medios y bajos mandos militares y policiales
de países del Abya Yala. Ubicada en sus inicios en Panamá, se les adiestró en aplicación
de torturas, represión de todo tipo, contrainsurgencia y en la defensa de los
intereses de los EEUU por sobre cualquier gobierno acusado de tener ideas comunistas
o progresistas, a los cuales se les hostigaba hasta su derrocamiento. Esta
operación transformó a los ejércitos de todos los países en fuerzas de
ocupación al servicio de los EEUU.
GENERAL OMAR TORRIJOS |
Desde
la llamada Guerra Fría que se inicia con el Tratado de Yalta en 1945, ningún
ejército de países del Abya Yala se había rebelado contra la doctrina de la
Escuela de las Américas hasta la insurrección militar del 4 de febrero de 1992 en Venezuela que
tuvo como protagonista visible al comandante Hugo Chávez Frías. Este levantamiento
estuvo dirigido a deponer el gobierno de Carlos Andrés Pérez (CAP) quien fue un
dilecto cachorro del Pentágono, adepto incondicional a los dicterios del
inquilino de la Casa Blanca y sus asesores. CAP fue ministro de relaciones interiores
del gobierno de Rómulo Betancourt (1959-1963) y fue quien dirigió las
operaciones represivas contra las insurrecciones habidas en Carúpano y Puerto Cabello
que buscaban derrocar aquel gobierno asesino. Este CAP fue el mismo que siendo
Presidente en un primer periodo (1973-1978) se promovió como líder
tercermundista, animando a los presidentes Jaime Roldós de Ecuador y Omar
Torrijos de Panamá a develar sus intenciones autonomistas, acto que les trajo
consigo el estallido de sus respectivos aviones presidenciales que les ocasionó
la muerte, en lo que parece, a ciencia cierta, la ejecución de sendas operaciones
encubiertas. El guante blanco de CAP aparece como presunto implicado en este
escenario. Por esta razón, cualquier levantamiento contra un gobierno presidido
por este agente del imperio yanki es una rebelión contra la doctrina de la
Escuela de las Américas y de todo el Departamento de Estado, implantada por el
gobierno de los EEUU, aplaudida por CAP en sus labores como ministro y como
primer mandatario.
KLEBER RAMIREZ |
La rebelión
del 4-F-92 impactó a fondo a la sociedad venezolana, sorprendió a no pocos que
pensaron que se trataba de un madrugonazo improvisado por alguna alianza
política oportunista y no un proceso interno madurado por varios años que no
corresponde a este trabajo escrito describir. Pero más impactó a las bases
tradicionales del ejército apegadas a la doctrina del Departamento de Estado de
los EEUU. La represión que se desato sobre los miembros del ejército
involucrados en la rebelión estuvo dirigida por oficiales que eran abiertos
simpatizantes de las políticas pitiyankis. No se trató de una simple
confrontación entre militares constitucionalistas contra militares pro-CAP. Más
bien fue el inicio de la visibilización de una tendencia de carácter
revolucionario que hacía vida insurreccional endógenamente en esta fuerza castrense,
para dar el paso importante hacia la superación de los males de la IV
República, tal y como lo diagnostica de forma brillante, el militante revolucionario
Kleber Ramírez en un extraordinario libro.
HUGO CHAVEZ FRIAS Y FRANCISCO ARIAS CARDENAS |
Este
pugilato militar transformado en un barril de pólvora interno desplegado
durante todo el período de la IV República (no se debe pasar por alto que
miembros del ejército firmaron el manifiesto de las Fuerzas Armadas de Liberación
Nacional: FALN, en el año 1962) tuvo su señal histórica en los sucesos del 27 de
Febrero del año 1989 donde el pueblo recuperó los espacios que le eran negados por encima de la
tragedia sufrida; luego hizo explosión el 4-F para encender la calle de manifestaciones
diarias que provocaron el antejuicio de mérito y renuncia de CAP, la llegada a
la presidencia de Rafael Caldera, la colocación del pueblo venezolano a la
izquierda del espectro político y la sonora victoria del comandante Hugo Chávez
Frías en las elecciones del año 1998. Hasta este momento, la confrontación
entre las tendencias pitiyanki y revolucionaria no se había materializado a fondo.
Este escenario sería propicio luego del zarpazo perpetrado contra el gobierno
constitucional del comandante Chávez por el alto mando militar pro EEUU en el
año 2002.
13 DE ABRIL DE 2002 |
Un grupo
significativo de cachorros militares amantados por el Pentágono gringo asoman la
cabeza definitivamente durante la toma de la Plaza Altamira luego de los
sucesos del 13 de abril del año 2002 agotando sus últimos cartuchos. Eran los hijos de aquellos militares y policías que torturaron, desaparecieron dirigentes, masacraron pueblos en las décadas de los años 60, 70, 80 y 90 del siglo XX. Aquí se
vio el deslinde histórico producido por el movimiento que ocasionó la rebelión
del 4-F. El liderazgo cívico militar que se fortalecía en la persona del
comandante Hugo Chávez tomaba cuerpo en cada palabra de aliento a esa Fuerza Armada
tocada históricamente para un movimiento emancipador de la patria venezolana. El
agigantamiento de ese liderazgo trajo a este ejército, además del ejemplo
nacionalista, el legado anfictiónico, el compromiso popular, la razón de ser
formativa para acometer las causas del país, la concepción de seguridad y
defensa de la nación, la defensa de las fronteras, la recuperación del Esequibo
y tantas otras resurrecciones de un ejército condenado al servilismo por la IV
República, sacado de ese pantano ignominioso por el pronunciamiento heroico del
4-F.
MAESTRO SIMON RODRIGUEZ |
Una mirada
al espacio geográfico de los pueblos del Abya Yala y observaremos el papel indigno
que siguen cumpliendo los ejércitos nacionales al servicio de la doctrina de
siempre. Lo ocurrido en Colombia (donde el ministro de la defensa renunció
debido a una nueva masacre) en Chile (donde aún tortura Pinochet con mano fantasmal
al mando de unos carabineros genocidas) y en Bolivia (donde la traición militar
acompaña el sable como el marcalibro de una Biblia al servicio del fascismo) y
no tardaremos en valorar el papel cumplido por la Fuerza Armada Nacional
Bolivariana en la consolidación de los espacios de diálogo democrático en favor
de la paz, la neutralización de la violencia politiquera venida de los factores
oligarcas que han visto afectados sus intereses (sobre todo los ideológicos),
la garantía disuasiva de dialogar con un imperio arrogante, bruto, fascistoide,
aberrado, contando con un ejército que es un pueblo en armas dispuesto a hacer
respetar la soberanía e independencia. Aunque los ejércitos nunca dejarán de confrontar
pruebas de lealtad a los pueblos en las luchas revolucionarias del porvenir, la
Fuerza Armada Nacional Bolivariana por legado histórico, referentes patrios,
tránsitos emancipatorios, desafíos ante fuerzas imperiales ha superado pruebas
contundentes que lo perfilan como una vanguardia continental que bien pudiera
liderizar próximas dimensiones integradoras que fortalezcan los procesos libertarios
de los pueblos de todo el Abya Yala.
La verdad es de la historia y las pruebas están en los hechos mismos registrados en los archivos de los aparatos represivos y de intervención de las grandes corporaciones internacionales. Lo que preocupa es que luego de ser develadas las acciones terroristas y de intervención del imperio aparecen la figura de los tres monos: no ve, no escucha y no habla.
ResponderEliminarFaltaría un cuarto mono, el cual le lleva la soga al Verdugo.
Los pueblos se queda esperando la Justicia Celestial.