ARMANDO REVERON |
Vengo de lejos mujer
Vengo de lejos
De no probar café ni aliento
De amargarme por el sudor y
los recuerdos
De no echar una siesta
Ni mirar la palidez de la
montaña
Ni detenerme en una plaza
Ni cerrar los ojos al viento
De allí vengo
De muy lejos
De recordar que olvidamos
con facilidad
Que nos volvemos viejos sin
mirar atrás
Que jamás guardamos soles en
los bolsillos
Para cuando una noche no
quiera irse
Al otro
lado del mundo
De tan
lejos vengo mujer
Que la esquina
la cerveza y la taberna
Quedaron en
algún desierto de mis delirios
Los recibos
de pago volaron a la boca de un perro
Las busetas
pasaron vacías de espacio
Gentes
saludaron con su cansancio
Créeme
Vengo de
muy lejos
He llegado
sin anhelos
Se quedaron
allá
Aguardando
tus abrazos
He llegado
sin besos
Se ahogaron
en almohadas
De tanto
soñarte amada en mi destierro
He llegado
con la maleta llena de remordimientos
Cada uno
para cada ausencia tuya recordada
Y pensar
que te tuve tan cerca
Que aseché
tu aliento en mis oscuridades
Que palpé
con esta mano tu ausencia tu partida
Que escuché
tu retorno abrir la puerta
Entrar sin
que estuvieras
Ahora que
vengo de tan lejos
Me atrevo a
presentirte con tu vestido de flores
Tu reloj de
sol en la mirada
El ovillo
de melancolías entre tus dedos
Aquella
canción llena de síncopas
Diciendo de
alguien que no se acuerda de alguien
Recopilo
angustias
Para cuando
te acerques llena de pasado
Espero
haber guardado suficientes lágrimas
Algo de penas
y cansancio
Vengo de
lejos mujer
Para
denunciar tus ausencias
Con mi presenciaDel poemario inédito El Pozo de los Anhelos