Ana María explicaba al estudiantado del Octavo “B”
la expresión Of
Course con mucho ahínco y nada;
no comprendían.
De repente,
con los
ojos desorbitados por una lucecita,
Grevith Fuentes le dice apuntándola con el
dedo:
“Ya sé Ana. Ya sé. Significa De Bolas.”
En
una relevante actividad educativa que entonces iniciaba, se conjugaban el
impulso de un prescolar comunitario que echábamos a andar en el Barrio Niño
Jesús en Catia (y que luego formó parte del programa educativo municipal UNAMPRE), con mi participación en la Cooperativa Educativa COOPSEM de la
parroquia Antímano, que a su vez me dio posibilidad de participar como co-facilitador
del Taller de Literatura de Carapita (luego bautizado como Movimiento Artístico
La Esquina del Callejón) y que abrió la puerta a mi inclusión como participante del Centro de
Experimentación para el Aprendizaje Permanente CEPAP de la Universidad Nacional
Experimental Simón Rodríguez UNESR. Entreayudando en todas estas experiencias recibí
la llamada telefónica de un Colegio del Barrio Bolívar de Petare que marcó mi
vida docente. Fue la pesquisa de un trayecto signado por la militancia política
que enlazó la necesidad de un profesor para atender a los alumnos y alumnas de octavo
y noveno grados de aquella experiencia educativa formal, con alguien a quien la
educación había perseguido y signado en los juegos de la infancia, en las
primeras colaboraciones habidas en el barrio cuando era adolescente de liceo, hasta en la misma educación musical que tuvo paso breve.