Quiero perderme por falta de caminos. Siento
el ansia de perderme definitivamente, no ya en el mundo ni en la moral, sino en
la vida y por obra de la vida. Odio las calles y los senderos que no permiten
perderse. La ciudad y el campo son así. No es posible en ella la perdida que no
la perdición, de un espíritu. En el campo y en la cuidad, se está demasiado
asistido de rutas, flechas y señales para poder perderse. Uno está allí
indefectiblemente situado. Al revés de lo que le ocurrió a Wilde, la mañana que
iba a morir en París, a mí me ocurre en la cuidad amanecer siempre rodeado de
todo, del peine, de la pastilla de jabón, de todo. Amanezco en el mundo y con
el mundo, en mí mismo y conmigo mismo. Llamo e inevitablemente me contestan y
se oye mi llamada. Salgo a la calle y hay calle. Me hecho a pensar y hay
pensamiento. Esto es desesperante.
César Vallejo
Poeta peruano