Hallado
el fuego por el ser humano, se constituyó como un instrumento vital
de dominio. La mitología griega ofrece un lugar importante a
Prometeo, quien robó el fuego a los dioses, por lo cual fue
castigado. Mientras su reinado atravesaba por una crisis política,
se dice que el emperador Nerón ordenó quemar la ciudad de Roma
(64). En una acción católica de imposición religiosa que se ha
dado en llamar Las Cruzadas (1096-1291) se utilizó el fuego como
arma de invasión a los pueblos paganos y herejes. Los procesos de
inquisición en España (1478-1834) que instauró esa misma iglesia
católica para culpar, torturar y condenar a quienes eran acusados de
impíos, instituyó la hoguera como forma de matarlos. Con la
finalidad de ascender al poder en Alemania, el político austríaco
Adolfo Hitler tramó, junto a sus partidarios, la quema del palacio
de gobierno llamado Reichstag (1933) y una vez que promovió y llevó
a cabo la llamada segunda guerra mundial, su soldados utilizaron el
fuego para aterrorizar y arrasar con los pueblos invadidos.