Es
imposible renunciar a la ausencia
Nos
puede rodear la compañía con abrumo
Ella
estará entre habladurías
Con gélido andar superchero
También reirá con las carcajadas
Nos
acompañará a beber y degustar
Si nos damos a la contemplación
Nos llega a la nariz con su nariz
Creemos
que todo ese gentío la gobierna
Llama inesperadamente a nuestro reojo
Sentimos
como si no estamos
No
huimos ni dejamos los lugares
Es que
su mandato tiene la fuerza
de un
perenne adiós porque
cuando
llegamos ya habíamos partido