Todos éramos
pardos
Todos éramos
negros
Todos éramos
pueblo
Aquel 27
Se nos acabo
la historia
Las vidrieras
no soportaron la nostalgia
Aquel 27
Compartimos
la carga
Porque hasta
para saquear
Montamos la
fiesta…»
Efraín
Valenzuela
Poeta
venezolano
De los sucesos más trascendentes del siglo XX en Venezuela, ninguno como los acaecidos a partir del 27 de febrero de 1989 (27-F) ya que no tuvieron vanguardia política que pueda reconocerse como impulsora de sus acciones: solo el pueblo puso instinto, movilización, arrojo, sentido previsivo y arrechera para enfrentar a la primera manifestación directa del neoliberalismo en Venezuela. Ese día el llamado puntofijismo quedó en cueros, el tinglado de la Cuarta República fue desmontado a piedra limpia, el bipartidismo gobernante durante los últimos cuarenta años quedó con pelucas torcidas, lunares embarrados, carmines regados, perfumes delatados, trampas denunciadas ante el mundo, frente a un pueblo en guerra total desde las calles.
POSADA |
Las imprescindibles pistas
de COTRAIN
POSADA |
La
pista más esperanzadora del documental quizás está en la red social crítica, —como alternativa a los partidos— que se expone a través de las
reflexiones de quienes testimoniaron acerca de las causas de los
acontecimientos. Hay en estas visiones una comprensión sorprendente de lo
acontecido, orientaciones que fortalecen la visión de pueblo, donde se nos
ratifica que no teniendo el 27-F fuerzas sociales objetivas que lo motivaron,
tuvo increíbles impulsos subjetivos que le sirvieron de disparador.
Grave fragmentación ética
El
que la rebelión del 27-F haya sido producida por el pueblo es tal vez la
primera traba que impide una realización cinematográfica consecuente con sus trascendencias.
Generaciones enteras de quienes hoy hacen o aspiran a hacer cinematografía, llevan
la marca de la educación fragmentada de las aulas de clases que tiene una
impronta burguesa. Una formación separada en materias, de currículo impuesto,
sexista, de visión rectilineal, superficial en las áreas de conocimiento,
pitiyanqui (pro-gringa) en los intereses los ha acompañado y esto les dificulta
asistir al arte con una visión integral-integradora de los aprendizajes,
holística en la compresión de la realidad, compleja en las relaciones sociales,
crítica en las manifestaciones políticas, creativa en sus estrategias y
metodología, de sensibilidad social que les dé una aproximación de la dimensión
popular.
POSADA |
Reconocerse en una visión
emergente
Abandonar
las conductas individualistas, superficiales y reaccionarias producto de la
educación burguesa y la imposición oligárquica es la primera tarea de cineastas
para ser pueblo. Nos des-alienamos
en colectivo. Reflejar la solidaridad en las actitudes cotidianas es vital. No
se puede hacer nada trascendente acerca del pueblo sin ser pueblo a un mismo tiempo,
de manera dialéctica. Ser pueblo no es una camisa “quita y pon”, es una
condición que se es porque la forjan un conjunto de valores, no se tiene al
pueblo (imagen predilecta de los politiqueros). Ser pueblo es la más grande
trascendencia de vida y la creación cinematográfica requiere de la comprensión
de esta ontología.
En
el maravilloso encadenamiento de lo popular está el caos que debe ser reconocido en un filme del 27-F al igual que el
sentido de lo subversivo, la ruptura de la impunidad, la noción de lo festivo en las acciones sociales, la
arrechera como explosión de la ira a
lo venezolano, el distanciamiento y la
confrontación con todos los estereotipos de los llamados concursos de
belleza, la burla a las formalidades,
la liberación de la incertidumbre
desde los sueños y utopías, la fuerza
espiritual. Quienes opten por dimensionarse desde el 27-F con este sentido
de pueblo, no sólo realizarán un filme brillante sobre estos sucesos sino
cualquier obra artística imperecedera en el siglo XXI.
Nuestro agradecimiento al Semanario Las Verdades de Miguel por la publicación de este artículo en febrero del año 2013
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