CUATRO VENEZOLANO |
Había
una vez una Universidad ubicada en la parroquia El Valle de la ciudad de Caracas
que lleva el nombre de un maestro inolvidable. Allí hay otro maestro que hoy
daba sus clases universitarias de todos los martes.
Hoy 4
de abril de 2017, con su Patria floreciendo labores hasta el cielo, con su País lleno de nubes verdaderas, con su Pueblo esperanzado que abraza la vida y el compromiso, un maestro vino a dar su clase de todos los martes a sus
universitarios predilectos.
Les mostraba
la clave para ser maravillosos. Les aprendía los momentos en que las hadas del
arte detienen su vuelo sobre las cuerdas con que Orfeo detuvo el canto de
sirena de la maldad. Les seducía para que el corazón se les ensanchara con el
máximo recuerdo que podamos tener: la memoria de la Patria. Y de allí, de esa armonía, emanaba la bravura de Guaicaipuro, la mirada profunda de José Leonardo, la sabiduría guerrera de los Simones, la voz que conmovía los montes y los ríos del inolvidable Nezahualcoyolt, el eco de las manos de las abuelas que aplauden a la arepa que va para el budare.
Creemos con fervor en un Maestro universitario como éste, que dirige almas tiernas por el camino de la ciudadanía anhelada.
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