Al
soldado israelí
que vi golpeando a un palestino
y al que
apuntaba a un niño con el fusil
y al que humillaba a una madre
y al
que empujaba a una abuela
y al que…
y al que…
y al que...
Que
a tu madre se le empichen todas las sopas hasta el infinito
Que
el brillo de cualquier flor que oses mirar te deje sin retina
Que
el puño con que golpeaste se te entumezca en la metralla
Que
la pobre novia que tienes se salve de ti yéndose con otro
Ha
de caer una lluvia que no te moje mientras te quemas en un desierto
Has
de sufrir una diarrea estomacal que te haga escapar del orden cerrado
Ha
de volarte una lluvia de zancudos letales cuando surques pantanos
Han
de salirte gangrenosos sabañones en las horquetas de tus pies
Antes
que una enfermedad cerebro vascular te devolverán la masa encefálica
Enloquecerás
cuando hagas conciencia de lo que hicieron con tus neuronas
Antes
que un infarto te sorprenda en el pecho ausente de remordimientos
sentirás
extraños crepitares chamuscados que se apagan para siempre
Aunque
la bandera que defiendes rinda honores por tu beso
Aunque
haya un himno que cante a tus ausencias bien pagadas
Aunque
el pedazo de tierra que usurpaste no se haga ciénaga con tu cuerpo
Aunque
la estrella repujada en tu lápida intente inútil resplandor de
obituario
Serás
nada
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