lunes, 27 de mayo de 2019

MAL DE HENVERBRUNKER


Poca gente sabe en el mundo acerca del doctor Hans de Henverbrunker. Se dice que nació en Alemania, en la zona de Bremen, en el año 1892, la mañana de un día que no se ha podido precisar porque su madre de alcurnia y en condición de alcoholismo lo dio a luz de padre desconocido y lo abandonó inmediatamente del parto para esfumarse en las neblinas del tiempo y del anonimato. Murmuraciones sociales dan cuenta de una primera infancia vagando en la maternidad que lo recibió, entre mingoneos de las enfermeras y burlas de los facultativos, hasta que fue dado en adopción luego de papeleos extraviados y oscuros trámites. Durante un tiempo se sospechó que fue regalado a médicos facinerosos que ya empezaban a experimentar con seres humanos, aunque la especie ha sido desmentida por quienes encontraron paradero en la población de Deutschland cerca de Dortmunt y luego en Munich; son los casos del psiquiatra Hugo Splinz y la doctora Mengodea Vanzglinbust cuyos hallazgos se perdieron en el campo de exterminio de Treblika.


De ningún joven Henverbrunker se sabe en toda Alemania, en toda Europa y tal vez en el mundo, hasta que aparece un tal Juan Verbrunk, un médico psiquiatra en el Northwestern Memorial Hospital en Chicago (NMHCH), Estados Unidos en el año 1927 como investigador de la conducta humana, con trabajos profundos en la teoría de las emociones tales como: “The symptom of bedwetting: bad habit or perversity?” (1), “The compulsive movements in the optic nerve after taking ten beers” (2) y su trabajo más destacado que le valió la nominación al Premio Nobel de Medicina en 1935: “The psychopathy produced in men who received the kick of a mule in the testicles”.(3) La aparición histórica de Verbrunk quedó registrada en unos archivos encontrados por el bedel Phillip Venistoriades botados en un pipote de basura del NMHCH, quien los cedió en el año 1954 a un tal investigador Allan Rubinstein primo de Mengodea Vanzglinbust, que husmeaba algún rastro de Henverbrunker en cualquier centro médico que se le ocurriera.


Muerto Rubinstein en una turbia reyerta del hediondo tugurio: “The bed of the hounds” (4) (también de Chicago) en 1957, los valiosos documentos quedaron en manos del boxeador italo-gringo: Gramoven Tagliaferri quien a su vez los vendió a uno de los porteros del demolido “Oceanic Albatross Museum” (5) por una botella de licor anisado; allí reposaron hasta el año 1963 cuando la secretaria Helen Besteinmeter los agregó por accidente al “Yearbook of Extraordinary and Dangerous Rare Cases to be consulted” (6) por el que se sabe que Hans de Henverbrunker y Juan Verbrunk son una misma persona y que logró con resultados inverosímiles la desconocida investigación titulada “The influence that everything that the human being can imagine in the origins of hatred”. (7) El asombro producido por esta investigación ha desconcertado a la comunidad científica mundial de tal modo que los ha obligado a guardar absoluto silencio acerca de sus conclusiones.


Tan insólito hermetismo se debe a que el doctor Henverbrunker o Verbrunk (como quiera que se le desee nombrar) encontró las razones por las cuales el fascismo no desapareció sino que por el contrario está de vuelta con más fueros sobre todo en los países europeos. Un espía de labor desconocida ha logrado filtrar pedazos de la investigación, parte de la cual (que consideramos esencial) citamos a todo riesgo: "The guilty of hatred are the bourgeoisie. Their desire for wealth makes them hate everything that may generate in them suspicions of disputes and rebellion by the lower classes. It is they who now return to fascism. His hatred has no limits ". (8)
 

Ya en comunidades médicas clandestinas se comienza a hablar del Mal de Henverbrunker para dar cuenta al mundo de esta terrible pandemia que amenaza con exterminarnos a todos. Aún se investiga, con los aportes hallados, la génesis del Mal, sin embargo, aceleradamente la industria farmacológica (siempre tan oportuna) está por hacer pre-venta mundial de los fármacos pertinentes que mitigan los síntomas. Mientras esto sucede, se dice (no sin desmedido asombro) que el pionero Hans de Henverbrunker, rebasando el centenario de vida, se esconde en un país de Indochina o en un pueblo de la inmensa India o en una pútrida aldea de Islandia, en total estado de mendicidad, dispuesto a todo por denunciar el Mal.



(1) El síntoma de orinarse la cama: ¿mal hábito o perversidad?


(2) Los movimientos compulsivos en el nervio óptico después de tomar diez cervezas.


(3) La psicopatía producida en hombres que recibieron la patada de una mula en los testículos.


(4) La cama de los sabuesos


(5) Museo de Albatros de Oceanía


(6) Anuario de Casos Raras Extraordinarios y Peligrosos a consultar.


(7) La influencia que todo lo humano puede imaginar en los orígenes del odio.


(8) Los culpables del odio son los burgueses. Sus ansias de riqueza los hace odiar a todo cuanto pueda generar en ellos sospechas de disputas y rebelión por las clases inferiores. Son ellos los que ahora regresan al fascismo. Su odio no tiene límites.


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