RAFAEL RANGEL (1877- 1909)CIENTIFICO VENEZOLANO |
Tierra
de extraordinarios y extraordinarias cuentistas es Venezuela, cuya proyección internacional
ha sido trunca debido a la brutal y tradicional estolidez y torpeza de la institución
cultural de la IV República que lamentablemente a la Revolución Bolivariana le
falta superar.
Uno de
los cuentos más geniales jamás escritos es El Diente Roto de Pedro Emilio Coll.
Insuperable en eficiente brevedad; sencillez y asombroso planteamiento por lo
novedoso. El nuestro escribe en varios párrafos el avasallamiento de la
modernidad, los pasos del método científico y el fenómeno del positivismo.
Sin
pretender analizar tan fabulosa historia, recordemos que el inquieto Pedro
recibe un guijarro que le rompe un diente y lo aquieta para siempre. Lo destacable
del cuento para este momento es que su comunidad no se explica el por qué Pedro
ha cobrado ese mal hasta que llega el médico y dictamina. Este detalle signa la
cultura científica y de salud de nuestros pueblos ya que los médicos y médicas
desplazaron todo el acervo cultural habido en torno a la salud.
Tradicionalmente
para nuestras sociedades, los médicos y médicas constituyen la profesión más
prestigiosa. Como en todos los pueblos de nuestro Abya Yala, la medicina
siempre ha sido un lujo estudiarla (filtro en las universidades) y proveerse de
ella (objeto mercantil). Muy pocas familias de bajos recursos tienen
posibilidades de tener un médico en su seno y difícilmente pueden acceder a su servicio por vías privadas.
La llegada
de la Revolución Bolivariana a Venezuela produjo un cambio en este sentido, al
promover la inclusión del pueblo a un posible sistema de salud a través de la promoción
y puesta en práctica de un programa de formación de médicos (y médicas) integrales
comunitarios (MIC) que ha tenido como profesores y profesoras a médicas y
médicos de la República de Cuba (de las más avanzadas medicinas del mundo) cuya
filosofía apunta a socializar la práctica médica, para ponerla al servicio de
todo el pueblo y que deje de ser un lujo. Este programa dio como resultado la
creación de la Universidad de las Ciencias de la Salud en donde el pueblo se
forma para velar por la salud de sus hijos e hijas.
Las
dificultades que atraviesa una revolución como la venezolana, tiene en el
sistema de salud su más sorprendente logro debido a los resultados integrales
obtenidos frente a la pandemia llamada coronavirus (COVID-19). La abominable y
pertinaz campaña de desprestigio que los sectores imperiales y sus lacayos han
lanzado contra Venezuela, su gobierno y su pueblo ha tenido en el sistema de
salud (sobre todo en los MIC) uno de sus blancos más visibles. Los sectores
reaccionarios han criticado la incorporación educativa, técnica y científica de
la medicina cubana, han infamado el origen popular de la mayoría de los y las
estudiantes con saña racista y de los médicos y médicas que ya egresaron del programa
para incluirse en el sistema de atención primaria de salud del pueblo. Hubo
burlas en el medio universitario acerca de la probidad formativa del programa. El
endeble edificio de estas críticas se ha venido abajo con el despliegue
nacional que desde el Presidente Maduro hasta el más sencillo de los
trabajadores y trabajadoras del sistema de atención primaria ha demostrado,
aunado a la participación solidaria de los hermanos médicos y médicas de la
República de Cuba en combate contra la pandemia. Sin el esfuerzo, basado en esta
estupenda estrategia, nuestra situación sanitaria frente a la pandemia fuese en estos momentos igual o peor que la de varios pueblos y gobiernos del orbe.
Este
logro increíble debe despertar la inmensa cólera del monigote imperial y su corte de
lacayos. Es por esto que el monigote autonombrado anuncia un bono en dólares
para los trabajadores de la salud. Sabemos que no es ardid de sus ideas
pues su papel es lacayuno. Se trata de una amenaza económica gansteril, forajida de los
sectores imperiales, ya que esos dineros son los robados a todos y todas los
venezolanos y las venezolanos y ahora formarían parte de una batea dineraria para
chantajear al pueblo que busca quebrar la moral, utilizando los efectos del bloqueo genocida que
implementan.
Despojando
cualquier velo emocional que obnubile el análisis, vemos que se trata de una acción
de guerra, una agresión bélica que va a poner a prueba al pueblo vinculado a
todo el sistema de salud y por sobre todo a ese pueblo médico, terapista,
enfermero, camillero, camarero, dietista, bioanalista que resiste heroicamente,
demostrando una efectividad que los gringos no esperaban.
¿Podrá
más el puñado de dólares sucios del imperio y sus lacayos que la dignidad de un
pueblo sanador que se bate en hospitales, CDI, dispensarios con las armas de la
sensibilidad social y la formación comunitaria? ¿Qué médicos darán la cara y a
favor de qué: los médicos tradicionales que examinaron a Pedro desde el pedacito
de diente que el guijarro hizo expulsar con su impacto o aquellos médicos y
médicas que dialogan con el pueblo las posibilidades sociales de sanar juntos
con la Pacha Mama? ¿Qué piensan los otros y otras trabajadoras y trabajadores? ¿Qué
decidirán? ¿Qué medidas tomará el gobierno del Presidente Maduro?
Amén
del impacto económico que esta agresión imperial tendrá en la cotidianidad está
el beneficio ideológico que buscan obtener. Hasta el presente el pueblo
venezolano, en construcción de su Revolución Bolivariana, ha superado escollos
más graves y hoy está de pie frente a la posibilidad cierta de su segunda
independencia, mientras el imperialismo que lo ataca, de tanta inmoralidad, se
cae a pedazos.
No es fácil negarse a recibir un chantaje en situaciones extremas como la que nos toca vivir por atropello que nos causa el imperialismo y sus lacayos, pero es momento de reaccionar a tiempo y no permitir que esa acción de chantaje se concrete nuestros médicos necesitan mejores condiciones vamos a dárselas nosotros...
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