«¡Oh
vida! ¡Oh tierra! ¡Oh España!
¡Onzas de sangre,
metros de sangre, líquidos de sangre,
sangre a caballo, a pie, mural, sin diámetro,
sangre de cuatro en cuatro, sangre de agua
y sangre muerta de la sangre viva!»
¡Onzas de sangre,
metros de sangre, líquidos de sangre,
sangre a caballo, a pie, mural, sin diámetro,
sangre de cuatro en cuatro, sangre de agua
y sangre muerta de la sangre viva!»
César
Vallejo
En
este Abya Yala,
somos en trascendencia hijos e hijas de nuestra Pachamama
ancestral maravillosa que ha
resistido mil tragedias en el corazón de nuestras culturas
indígenas, hermanadas con el Asia paciente. Somos África sonora,
percusiva, musical, negra, árabe, desértica, cimarrona, cruzada por
fieras aguas y el rugir de culturas intrincadas. Somos Europa en
cientos de pueblos migrantes, perseguidos por el hambre y la
injusticia de una y miles oligarquías rapaces que han sabido engañar
con avieso puño. Y desde esta complejidad de hondas pobrezas
acosadas por reinados miserables europeos tenemos también a España.
La
llevamos en la sangre de aquellos marinos enloquecidos de crueldad e
incertidumbre que vinieron a invadir y matar culturas, sin darse
cuenta que quebraban su propio espejo. Ya lo dijo el Indio Seattle:
«Aún el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y
conversa con él -de amigo a amigo no puede estar exento del destino
común-. Quizá seamos hermanos, después de todo. Lo veremos.
Sabemos algo que el hombre blanco descubrirá algún día: que
nuestro Dios es su mismo Dios.». Llevamos a España en la
fuerza invisible de El Cid, en la terquedad maravillosa de Don
Quijote, en la compasión de De Las Casas, en la ciega tempestad de
Lope de Aguirre, en la justiciera horda de José Tomás Boves, en la
pluma del Siglo de Oro, en los primeros alientos de la República
Española, en la atronadora voz de Dolores Ibarruri, en los cantos
eternos de los poetas andaluces, en el holocausto de Guernica, en la
monumental resistencia de Madrid sitiada, en la muerte aquella:
artera, abusiva, monstruosa de aquel genocidio ignominioso llevamos a
España con todo el corazón.
Hay
una poderosa memoria que nos hermana y nos llama a no olvidar la
maldad desatada por el fascismo contra uno de los pueblos más pobres
de la tierra entonces. Guerra provocada por las falanges en contra
de la República Española ha sido bosquejada desde el cine. A través
de un eje trazado con siete voces fílmicas, haremos homenaje a ese
pueblo mártir que hoy se levanta de nuevo y a ese grito de justicia
pendido en los aires de la historia como una acusación.
LOS
SANTOS INOCENTES (CAMUS, 1984)
Es
el dibujo de la España humillada, del pueblo empobrecido a merced de
una pandilla de oligarcas crueles y despiadados, terratenientes sin
conciencia humana. Miramos en esta estampa, cómo es la lógica
criminal de los oligarcas, cómo es su visión del pueblo, cómo
ejecutan su realidad opulenta y la imponen a los humildes de una
manera abusiva, miserable, de inaudito cinismo. Aprovechan la
ignorancia de Paco
(Alfredo Landa) y Régula (Terele
Pávez) para despreciar su sencilla vida. Es la descripción genial
de toda la crueldad de la que son capaces, en su paz y en sus
guerras.
LAS
BICICLETAS SON PARA EL VERANO (CHÁVARRI, 1984)
Allí
está la guerra, al lado, cerca, como lobo al acecho mientras se
trabaja día a día por la República que vigorizaba el presente y
esperanzaba la vida. Se trabaja en la cotidianidad, siendo lo que el
pueblo siempre ha sabido ser: gente.
Siendo gente Luis (Agustín González) y Dolores (Amparo Soler)
mantienen a su familia con honradez y humildad, colaborando con la
República que era incidir sobre el futuro. Luisito
(Gabino Diego) quiere una bicicleta y aspira ir a la universidad,
pero la guerra ha transformado las esperanzas y las vidas, cuando la
asesina falange desata su venganza.
LIBERTARIAS
(ARANDA, 1996)
La
República Española desató las pasiones más extraordinarias, en un
pueblo esquilmado por siglos de explotación y oscurantismo, en una
sociedad donde reinaban la mediocridad y la hipocresía. La calidad
generada por la República redunda en gritos libertarios que
encendieron calles y pueblos. Entre los llamados más vehementes
estuvo la diversa voz anarquista y sus contundentes pasos. Un grupo
de milicianas decide incorporarse al frente de guerra, luego de
reclutar varias mujeres de un prostíbulo y a la monja María
(Ariadna Gil) que llega huyendo del
convento. La dirigente Pilar
(Ana Belén) arma con disciplina y heroísmo su avanzada de mujeres,
quienes viven inolvidables aprendizajes. María es violada por sus
captores, pero salva la vida por su condición.
EL
LABERINTO DEL FAUNO (DEL TORO, 2006)
Hay
dos mundos en los cuales transitan dos hadas: la niña Ofelia
(Maribel Verdú) quien descubre su
universo a través de una fábula ancestral y subterránea y una
mujer, Carmen (Ivana
Baquero) quien ayuda a la guerrilla republicana donde está su
hermano Pedro (Roger
Casamayor) mientras sirve al militar fascista Vidal
(Sergi López). Ambas hadas buscan
preservar la memoria: una intuitiva (de la ancestralidad), la otra
histórica (de la sociedad) y se encuentran en medio de un conflicto
que comienza a hundir su puñal asesino. Para que la España naciente
tenga las dos memorias es necesario matar a Vidal
y que Ofelia
se sacrifique.
13
ROSAS (MARTÍNEZ LÁZARO, 2007)
Las
tumbas de las 13 Rosas están en toda España porque simbolizan el
martirio de la juventud española. Falsamente acusadas de subversión,
son apresadas, torturadas y fusiladas mediante un juicio sumario que
tardó menos de 72 horas. Siete de ellas eran adolescentes. En una
República democrática y revolucionaria, las Trece Rosas pudieron
haber sido profesionales, compañeras, madres, militantes, artistas,
astronautas; y sin embargo, la falange sangrienta, con su dictadura
asesina, las convirtió en mártires.
LA
VOZ DORMIDA (ZAMBRANO 2011)
La
mazmorra franquista ha sido uno de los sitios más abominables jamás
creados. Ninguna ficción alcanzará siquiera un ápice de toda la
crueldad y perversidad allí desatada. El poder literario en la
novela homónima de Dulce Chacón aproxima, junto a este trabajo
cinematográfico, la denuncia contra la iglesia, en la depravación y
fanatismo de Sor Serafines
(Sissi Sánchez) y en la fiereza del tribunal militar impune. El
sacrificio de mujeres como Hortensia
(Inma Cuesta) que mantuvo la frente en alto ante el pelotón de
fusilamiento y frente a la ignominia, no será olvidado.
MORIR
EN MADRID (ROSSIF, 1962)
La
gran épica y la brutal tragedia que significó para el pueblo
español la guerra civil, se muestra en este grandioso
documental. Llevar a nuestras emociones y dejar en la memoria estas
imágenes imperecederas, supone mostrar los antecedentes sociales, el
levantamiento ignominioso, la resistencia heroica, las brigadas
internacionales, el apoyo de Hitler y Missolini a Franco, los
estragos de la barbarie y la tristeza del pueblo derrotado. Imágenes
que acusan al fascismo, a las socialdemocracias cómplices de la
ignominia, a la oligarquía rapaz.
ESPAÑA
EN EL OJO FÍLMICO PRESENTE
Muchos
filmes surgen de este país europeo. Algunos nos llegan muy cerca
debido a la proximidad histórica, cultural e idiomática. Sin
embargo, aquellos que reviven los estragos y perversidades generados
en la guerra civil por la falange fascista, encienden un fuego
memorioso necesario de mantener, porque son crepitares que buscan,
entre las oscuridades dejadas por la impunidad ¡JUSTICIA!
¡Aún buscan justicia!
Nuestro
agradecimiento al Semanario Las Verdades de Miguel por la publicación
del presente artículo en el año 2011
También llevamos a España dentro de nosotras, a pesar de la sangre y el llanto derramados por millones de aborígenes americanos y africanos, quienes secuestrados y encadenados fueron traidos a estas tierras, para que ayudasen a favorecer y satisfacer la sed capitales que padecía el imperio español.
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