viernes, 26 de julio de 2019

NICARAGUA: 40 AÑOS DE UNA MUCHACHA VICTORIOSA




Mi venganza personal sera el derecho
de tus hijos a la escuela y a las flores.

Mi venganza personal sera entregarte
este canto florecido y sin temores.
 

Mi venganza personal sera mostrarte
la bondad en los ojos de mi pueblo.
Implacable en el combate siempre ha sido
y firme y generoso en la victoria.
 

Mi venganza personal sera decirte
buenos días, sin mendigos en las calles,
cuando en vez de encarcelarte te proponga
que sacudas la tristeza de los ojos.


Cuando vos, aplicador de la tortura,
ya no puedas levantar ni la mirada 
mi venganza personal sera entregarte,
estas manos que una vez vos maltrataste,
sin lograr que abandonaran la ternura.

Y es que el pueblo fue, el que mas te odió,
cuando el canto fue lenguaje de violencia,
pero el pueblo hoy bajo de su piel,
roji-negro tiene erguido el corazón.



Tomás Borge

Comandante sandinista

LEON FELIPE
Dijo el poeta español León Felipe que toda revolución es una metáfora porque la acción humana cuando es transformadora es poética, es un bullir de cotidianidades impensadas que surgen de la praxis metafórica que se hace lenguaje, testimonio, discurso emancipador, liberador: la metáfora tiende a concienciar y a liberar. Y el Comandante Ché Guevara aportó que en una revolución se triunfa o se muere si es verdadera. No todo esfuerzo emancipador es triunfante per se porque no siempre la verdad en un proceso revolucionario llega a tener la fuerza del triunfo en algunos momentos, mas sí el poder del ejemplo permanente que conforma un acumulado; ni el aval de la historia, como lo dijo el poeta Mario Benedetti, para consagrar esos pasos temporales que den una victoria contundente a los pueblos. Un ejemplo puede estar en la rebelión liderada por el esclavo Espartaco cuya verdad es indiscutible, pero la historia no le daría ese aval de triunfo, empero, fue un importante paso: un gigantesco ejemplo para todos los tiempos.



Hay quienes piensan que las revoluciones son el fruto de explosiones sociales instantáneas mas nunca ha sido así. Pasos históricos, intrincados, rizomas de la acción y del pensamiento han tenido importantes revoluciones políticas y sociales en nuestra Pachamama y aquí, se inscribe lo que conocemos con mucho orgullo como Revolución Sandinista. Aunque la aldea global que conformamos por obra del andamiaje tecnológico del siglo XXI hace que nos conozcamos como pueblos del Abya Yala, ese conocimiento aún no es suficiente, aún es informativo, formal, de fachada. Hace falta un conocimiento cada vez más consciente de lo que somos como Patrias y como pueblos configurados en siglos pasados de inmensos referentes de lucha. Con la Revolución Sandinista tuvimos la oportunidad de re-conocer(nos) a un extraordinario pueblo llamado Nicaragua y lo hicimos a través de su larga lucha por sacudirse una de las dictaduras más sanguinarias y crueles habidas en el siglo XX.



La Revolución Sandinista fue el fruto de una paulatina y paciente organización y toma de conciencia de un pueblo al lado de líderes que en el tiempo, fueron acumulando ejemplos, referentes, teorías, prácticas consecuentes que hoy nos dan a entender la enorme cantidad de pequeños esfuerzos populares que son necesarios para que se consolide una victoria grande como la habida en Nicaragua. Ya conocido en el ámbito de nuestra política es el general Augusto César Sandino quien tiene, entre muchos logros importantes en su acción revolucionaria, el haber comprendido en su tiempo al enemigo en el imperialismo yanki y haberlo desafiado con el temple y la constancia que lo hizo. Las derrotas que el ejército del general Sandino infringió a los Ranger yankis son el resultado de una integración política de su voz a su pueblo. Textos como la novela testimonial La Montaña es Algo más que una Inmensa Estepa Verde de Omar Cabezas Lacayo, dan cuenta de cómo, a pesar del asesinato del general Sandino, su ejemplo quedó en el campesinado nicaragüense, como el fuego de una esperanza que jamás se apagó.



Ese testigo histórico y político fue cobrando fuerza con el indiscutible ejemplo de otros procesos en el Abya Yala y en toda la Pachamama, hasta significar una alternativa importante al mismo corazón de la patria nicaragüense. Tras las victorias cosechadas por el ejército del general Sandino, los gobiernos yankis se afincan mucho más contra todo intento emancipador, pertrechando a un vesánico dictador, quien utiliza la masacre constante para detener los intentos de liberación. Hasta la subestimación y humillación que hace gala el imperio dio a patrias como Nicaragua el infausto nombre de repúblicas bananeras. De esa impotencia se fue consolidando en décadas, un esfuerzo unitario que agrupó a diversas organizaciones de la sociedad, hasta materializar el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuyas acciones dieron la vuelta al mundo. Así conocimos a Nicaragua como patria nuestra: en sus luchas por la emancipación.



Para el año 1979, la mirada de toda la Pachamama estaba puesta en la patria nicaragüense. Una guerra frontal en todos los campos dio ese pueblo héroe y sus líderes para derrocar una dictadura de 42 años. Mártires como el poeta Rigoberto López Pérez, los dirigentes Carlos Fonseca Amador, Julio Buitrago, Leonel Rugama entre no pocos compañeros y compañeras que ofrendaron sus vidas por una revolución verdadera que cambió la vida de Nicaragua y de toda la Pachamama. Como todas las gestas revolucionarias, la épica generada por la Revolución Sandinista es fecunda y abundante. Cantos, libros, revistas, diverso y numeroso material hemerográfico, cine, columbra un proceso que aún hay que investigar para provecho del campo emancipatorio de nuestro continente.



Como algunos aportes concretos que nos lega la Revolución Sandinista tenemos el reconocimiento de la participación cristiana de base (con sus visiones y planteamientos) en las luchas emancipatorias, al lado de militancias marxistas y anarquistas que aportaron significativas concepciones radicales y unitarias posibles; la participación activa de la mujer en el siempre aporte en todos los campos y dimensiones liberadoras; una poética constante e importante como acción cultural presente en la participación de las juventudes y los artistas que coloca a la revolución en terrenos de la esperanza y la victoria para todos los pueblos; el desplegarse en condiciones geopolíticas aún dignas de ser estudiadas e investigadas en cuanto a la posición del imperio, el agotamiento de la dictadura interna, la unidad de los factores en lucha, la concienciación del pueblo, el aporte cristiano de base, la concepción democrática y popular de su victoria; y el resurgimiento del sandinismo como fuerza política organizativa y electoral para profundizar las transformaciones sociales necesarias en Nicaragua en el siglo XXI.



A 40 años del triunfo sandinista, quienes lo vivimos de cerca, lo degustamos en su poética, lo solidarizamos en su esfuerzo de pueblo digno, lo esperanzamos como un aporte, un paso, una huella novedosa a las revoluciones esperadas, luchadas y llegadas de la Pachamama, auguramos nuevas reflexiones, aportes, esfuerzos, experiencias, hoy que el imperio se ensaña contra sus logros y su camino independiente. La voz del general Sandino resonará eterna como un eco en cada esfuerzo por enraizar el árbol de la revolución, como un canto de combate, como un aliento militante en cada nicaragüense que, de cara al porvenir, enarbole la bandera de la emancipación.




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