"¡Soldados!:
Acabáis de ejecutar la proeza más extraordinaria que puede celebrar la historia
militar de las naciones. Ciento y cincuenta hombres, mejor diré ciento y
cincuenta Héroes, guiados por el impertérrito General Páez, de propósito
deliberado han atacado de frente a todo el ejército español de Morillo.
Artillería, infantería, caballería, nada ha bastado al enemigo para defenderse
de los ciento y cincuenta compañeros del intrepidísimo Páez. Las columnas de
caballería han sucumbido al golpe de nuestras lanzas; la infantería ha buscado
asilo en el bosque; los fuegos de sus cañones han cesado delante de los pechos
de nuestros caballos. Solo las tinieblas habrían preservado a ese ejército de
viles tiranos a una completa y absoluta destrucción.
¡Soldados!: Lo que
se ha hecho no es más que un preludio de lo que podéis hacer. Preparaos al
combate, y contad con la victoria que lleváis en las puntas de vuestras lanzas
y vuestras bayonetas.
Cuartel general en los Potreritos
Marrereños, a 3 de abril de 1819.
BOLÍVAR"
“Cuando
en mi pueblo escuchamos un trueno gritamos:
¡Viva Páez!”.
ZOBEYDA JIMENEZ
La muñequera de Píritu, Portuguesa.
LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR |
Llevamos
la herencia de vencer. Como el pueblo que somos tenemos fortalecido un arraigo
ontológico de libertades, logrado con esfuerzos sin límites. Como república guardamos
una herencia rebosada de logros inestimables que blindan a nuestras dimensiones
estamentales y legitiman toda iniciativa que garantiza la preservación de
nuestra memoria histórica, el resguardo de la identidad y el cuido de la
independencia a riesgo de lo más preciado que puedan tener los seres humanos. Es
mucho más que una territorialidad, más que la data de unos números destilados
de esfuerzos investigativos, que referencias salteadas de hitos historiográficos
registrados y resguardados en folios con celo institucional. Venezuela, que así
se llama, es una espiritualidad patria hecha de sólidos retazos independentistas,
cosidos a hilo y aguja de un tejido ancestral firme, con la mano de un
colectivo humano que lleva en la memoria el perenne afán de ser un pueblo
libertario. Cuando es urgente y necesario puede ser el tizón que se vuelve
llama abrazadora con el viento de luchas, y empuja el caudal de un río que
inunda las tierras de alegrías y de victorias. Cuando se le acorrala con
amenazas de ignominia o invasión muestra su cariz de cuero seco que si la pisan
por un lado se levanta por el otro.
PLAZA BOLIVAR DE CARACAS |
Dichosos
estos tiempos que nos han permitido conmemorar el bicentenario de esta gigantesca
historia hecha de heroísmos. Que nuestros pasos de hoy puedan calzar las
huellas dejadas por héroes y heroínas forjadores de este orgullo y estas
hazañas, es una dicha semejante a despertar de un sueño a una realidad en la
que todo está por hacer, y nuestra mente, manos, piernas ojos, corazón, piel tienen
la fuerza necesaria para darles continuidad. Aunque nunca se completan los requerimientos
necesarios para acometer las luchas (porque se van haciendo en el camino) ni su
ejercicio de remembranza termina siendo total porque siempre van a faltar
referencias que son de infinita interpretación, en medio de la dicha por estar viviendo
los doscientos años de nuestro pasado glorioso, con el aliciente de poder
celebrarlos sin los férreos candados del mausoleo burgués, siempre hay
intenciones, manos, bruma turbia para ocultar sucesos que deberían estar en la
palestra como ejemplos principales. La situación específica se sitúa en la deliberada
forma como ha sido encerrada en un sótano histórico la memorable batalla de
Queseras del Medio, llevada a cabo hace 200 años el 02 de abril de 1819.
PLAZA BOLIVAR DE VALENCIA |
De
primera voz el general José Antonio Páez narró las incidencias de esta jornada imborrable a
Eduardo Blanco quien las escribió en su novela Venezuela Heroica. Una guerrilla
tan pertinaz como llovizna anunciadora del invierno, había organizado este
general en todo el Apure, haciéndose leyenda también hacia Barinas, Portuguesa
con sus ecos idos por el centro de la Patria en rebelión contra el ejército
español. Las inmediaciones del Río Apure eran frecuentadas por las apariciones
de los guerrilleros de Páez atacando a cuenta gotas a los soldados de un
ejército armado con lo mejor de su época. Mandados, además, por el militar de
más alto rango que haya designado en su momento la corona española para
combatir al insurrecto ejército del genial general Simón Bolívar; se trataba del general
Pablo Morillo quien acababa de inscribir su nombre en la lista de oficiales
inmortalizados en el ejército español, como héroes de la derrota y expulsión de
los franceses mandados por el general Napoleón Bonaparte a invadir los reinos
de Fernando VIII e Isabel de Castilla.
CUADRO VUELVAN CARAS DE ARTURO MICHELENA |
Hay
quienes piensan que en Queseras del Medio se liquidó moralmente al ejército del general Morillo y no le faltan razones. Dos años después en Carabobo se consumó ese
trabajo de hormiga que se hizo en los cuatro puntos cardinales; Mariño y
Arismendi en el Oriente; Urdaneta en Occidente; Cedeño y Soublette en el
centro; Páez a lo largo y ancho de los llanos. Los ojos del Libertador Simón
Bolívar brillaban mientras observaba las maniobras que hacía el general Páez al
margen del río Arauca, mientras los 1200 soldados españoles de caballería
estaban ávidos de combate, sospechando una victoria segura por la diferencia
del número de contendientes. Fueron 150 lanceros los comandados por el Centauro
de los Llanos quien a pocos metros del alcance del enemigo realista, dióse la vuelta
a grito de “¡Vuelvan Carajo!” y una hecatombe de lanza, bravura, entrenamiento,
fiereza, indomable deseo de Patria se les fue encima para aniquilarles 400
hombres en la primera avanzada. Fue tal la sorpresa, el encono y la destreza de
aquella maniobra que –además de la lógica confusión generada- operó el instinto
de conservación que deja la huida a destino incierto, sin ninguna posibilidad
de recuperación. Sólo un puñado de nublada espesura vegetal,
adonde fueron a guarecerse los sobrevivientes de aquella bestial paliza, salvó al resto de soldados en
desbandada, de una destrucción total. Esta hazaña se hizo leyenda en toda la
Pacha Mama.
GENERAL PÁEZ LA PRIMERA LANZA DEL MUNDO |
En
cada institución educativa de cualquier nivel debería haber un sitio especial
para memoriar la hazaña de Queseras del Medio y el grito de ¡Vuelvan Carajo!,
venido de la bravura del general José Antonio Páez. En cada rincón de la
Patria, muchos lugares del pueblo que somos merecen llamarse Queseras del Medio
o Vuelvan Carajo. El nombre del general José Antonio Páez debe honrar la
memoria libertaria que este pueblo conserva con hueste de guerrilla perenne,
siempre a la salvaguarda de nuestra independencia y a la defensa de nuestra
libertad. En este año 2019, cuando hemos dado una indescriptible batalla, teniendo
el respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) como heredera del
glorioso ejército bolivariano y del Presidente Nicolás Maduro Moros como digno comandante en jefe, contra el
acoso del imperio capitalista, en todos los terrenos del mundo occidental, este
pueblo de libertades, libertadoras y libertadores ha cumplido una heroica jornada
de resistencia con la solidaridad de los pueblos del mundo, emulando en buena lid a aquella batalla, dejando yertas en el
campo de las guerras enfrentadas a la mentira, la infamia, la traición, el
cipayismo, la falta de cordura y la estupidez. Las victorias obtenidas en este
año 2019 en favor del diálogo, la paz y la democracia -como hace 200 años pronunció el Libertador- son apenas el preludio de
las enormes batallas que toca librar a este pueblo que somos, contra un enemigo
que no descansa en su afán, además, por el hecho de encontrarse en tránsito hacia
su final. Nos tocará seguir el legado que siempre nos ha correspondido
como digno pueblo de nuestro Abya Yala y de la Pacha Mama: ¡Vencer!
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