martes, 31 de enero de 2017

YO DISFRUTÉ EL PESEBRE DE LA SEÑORA FILOMENA


Las Lomas de Urdaneta es el sitio más maravilloso del mundo porque para todo niño feliz, el sitio de su infancia siempre será el lugar más hermoso. Allí conocí la felicidad. Los del Bloque 12 disfrutamos el pesebre de la Señora Filomena de Ramírez.

Ella pasaba por el pasillo del piso 8 en la última quincena de noviembre con su gordura alegre para anunciarnos aquel prodigio. Todos los primeros de diciembre abría la puerta de su apartamento para que viéramos una montaña luminosa de su Mérida natal, llena de miles de personajes rodeados de luces titilantes.

Con mi entrañable amigo Alí Uzcátegui apostaba a mirar las estrellas que caían de nuestros siete años. Los hermanos Alberto y Carlitos Tovar nos retaban buscando en cada uno de los siete pesebres la perfección de la mula, el buey y los tres reyes magos en el pesebre mayor. Bajaban pequeñas corrientes de agua y se formaban lagos por las hondonadas brillantes seguidas por nuestras miradas.


El 24 de diciembre del año 66 logramos que nuestras madres nos dieran permiso para verlo cinco minutos después de las doce. Corrimos desde el sueño y allí estaba el Niño Jesús, con sus manos abiertas recibiendo al mundo, bendiciendo nuestra infancia, luego de darnos los regalos.