sábado, 4 de marzo de 2017

APUNTES A LA DIMENSIÓN DE UN LIDERAZGO ¿POR QUÉ ES CHÁVEZ?


ESPADA DE SIMON BOLIVAR
Mientras recibía un homenaje en su parroquia, un líder comunitario y luchador social muy estimado, reveló que en algún momento de su participación política, pasó por su mente estar formando las actitudes para ser Presidente de la República, debido a los alcances que había logrado su vínculo con el tejido social venezolano, aunado a sus dones personales en pleno desarrollo. En este sincero testimonio podemos encontrar una clave inicial de análisis del liderazgo del Presidente Chávez en el proceso bolivariano venezolano.

Sentimientos y percepciones líderes
ENCUENTRO CIVICO MILITAR
Muchos miembros de la clase política que ha militado en el puntofijismo y otros muchos que añoraron su derrota, se imaginaron como inquilinos de Miraflores. Contrarios al general Emiliano Zapata, quien construyó ironías despreciativas al mirar la silla presidencial en el Palacio de Cuidad de México, la mayoría de quienes han hecho lucha política en Venezuela han vivido con el delirio en la cabeza de “mandar” el país y portar la banda presidencial, como aquel personaje (José Bardina) de la película venezolana Bodas de Papel (Chalbaud, 1979), quien soñaba hablar con Fidel Castro desde su oficio de ingeniero, mientras el matrimonio se le derrumbaba. Todo ese “chiripero militante” cargado de arribistas principales y clientelistas secundarios, que aún sonríen al pueblo y luego lo traicionan al doblar la esquina, aspiraron presidir los destinos del país y al adversar al Presidente Chávez, un cúmulo de sentimientos encontrados los embarga.

RECAPACITACIONES













El tiempo se abre
Como la cáscara de una avellana otoñal
Semillas muertas fecundan soledades
Crecerán instintos prófugos

Hemos llegado ante el último espejo
Siglos nos separan de aquellos buscadores
A quienes la muerte dejó en paz
Alcanzados de infinitos y tristezas

¿Para qué inventamos el tiempo?
¿Quisimos encarcelar a Dios
En su parcela de galaxias exquisitas?
Perdónanos Señor porque no hicimos lo que sabíamos

Hicimos trabajar al universo
Al revés de toda locura cimentada
Quisimos que cada movimiento planetario
Correspondiera con el hondo dolor del corazón

Hicimos volver a la guerra de sus pasos
Mirarnos con su rostro atormentado
Sus limosnas ensangrentadas golpearon el futuro
No habrá puñal que abarque su desierto

Hicimos de nuestra sonrisa vegetal la mueca sorda
Por la que huyen del fin los opulentos culpables
No se pueden tapar los tormentos con un dedo
Mientras la mano amputada busca al ojo

La pesadilla humana no será eterna
¿Volverán al panal reseco las abejas?
¿Una vez fallecido resucitará el amor prometido?
¿De tanto morir en los campos de batalla, despertaremos?

Una muchacha triste es la ignorancia
Cree ver mariposas volando y a veces se alegra
Detrás de las rosas de los jardines habitan colmillos
Prefiere simular que aguijones la asustan

Somos mercenarios en una guerra de espejismos
Alguien nos pone a disparar a la verdad
El lobo feroz nos cuenta el cuento por las noches
Dejamos bajo la almohada nuestro miedo

A jugar a las mentiras nos lleva la oscuridad
De rodillas estamos ante el santuario digital
Del Norte vendrá la orden de traicionar el recuerdo
Abramos la puerta cuando llegue el porvenir

DE POSADA













Del Poemario inédito Resquebrajamientos

ENOC


(Capitulo 2. En torno al aprendizaje de los elementos)

Siendo muy niño, los Zemphaíres le robaron de los aymaras. Orgullosos como eran, no podían vivir pensando que otro pueblo tenía a un niño diferente.

Ya caminaba. Conocía las artes de contar los pájaros como contar las gotas de agua que caían con la lluvia como contar los gritos de las mujeres que cruzaban el páramo como contar los pasos del gato salvaje sobre la hojarasca como contar todo eso con palabras a sus ancestros y ancianos de la tribu.

Al hacerse Zemphayr fue adorado. Le fue mostrado el fuego, desconocido para su familia anterior. Sus ojos entraban en aquel arder universal y veía consumirse la brisa, el tiempo, los sueños entre aquellas lenguaradas rojizas de pasión calórica. Presintió que se quemaba si sus manos osaban detener la tarea de arder.

Descubrió la lucha de contrarios, al saber que el fuego es dominado por el agua. Lo asustaba, lo amainaba, lo apagaba todo fluido transparente venido del cielo, del río o del mar. También se enteró que sus llamas nacen de sí mismas. Supo que el fuego moría al conocer la ceniza. Su asombro llegó al cielo al saber que puede volver a nacer y dar calor y quemar y dar luz.

El abuelo Surkiak le apredió la sabia combinación de los elementos. “El viento aviva el fuego, mueve las aguas y agita la montaña. El fuego se aprovecha del viento para avanzar, huye del agua y quema la montaña. La montaña espera al fuego para combatirlo, abre surcos para que el agua fluya, y se mece con la presencia del aire. El agua somete al fuego, surca la montaña y corre con el viento”.


El inmenso cariño de las madres zemphayras le hicieron calmar, por momentos, las lágrimas por sus madres aymaras.