Es
alegre (muy alegre) y desea voz y guitarra para quedar en armonía con la
humanidad. Quién sabe qué cantor o cantora pueda darle luz. “Accede al nacimiento” -le invita
un ángel: “Estás preparada para la vida porque eres una artista”, pero no lo quiere,
teme, es un salto demasiado grande. Verse con madre, tal vez padre y quizás
hasta hermanos… y además cuerpo, realidad, demasiada realidad… No, no lo
dimensiona.
Más
bien anhela viajar en una melodía. Ha husmeado los conciertos de la música
orquestal y no le han llamado la atención. Le parecen hermosos los teatros
aunque le incomoda la majestuosidad. Además, no se quiere atrapada en
una partitura para que luego un autor desee escribirla en esas cuentas
guindadas en cinco líneas y se le engavete hasta que el azar (que siempre es
travieso y de tiempos díscolos) haga que alguien la encuentre y luego le dé el
justo valor con que ha sido escrita o peor: la tire a la basura porque no sea de
su talla. “No lo deseo”- se dice. Definitivamente no está en sus planes
infinitos.
Prefiere
que una chica cualquiera, con habilidad en las manos sobre la guitarra, comprenda
su necesidad de existir. Quiere ser cantada en plena calle para que la escuchen
quienes son atrapados por el harapo y el infortunio o aquellos y aquellas que
sienten el olvido del mundo como su comarca o los que han perdido el pecho en
una cuita de amor y se hunden en la pena. También los niños: pudiera ser motivo
para una canción donde es la musa que acompaña a un niño en el juego con su
tren. Y también las niñas: ¿Y si acaso logra ser el impulso para el ritmo
musical de una niña escaladora de montañas?
Ese
salto sí le gustaría. Ser una canción en la voz de una muchacha virtuosa y
desprejuiciada, le gustaría. Ser el motivo para una fiesta que tenga risas y
felicidad y algo de olvido pasajero y hasta un instante de baile ¿por qué no?;
así sí se dejaría atrapar para siempre en una canción.
Ser cantada por la gente sencilla de todos los días: por quien lava su propia ropa o friega los trastos o acomoda los jardines o quien mira que las arañas tejan bien sus telarañas. No le gustaría ser cantada a través de ningún aparato electrónico, ni que alguien se haga famoso con su eternidad.
Del libro inédito LIMBIC@S: Buscan contextos para llegar a ser textos.