martes, 9 de julio de 2019

HERENCIA



A mi padre
Antero Rodríguez
In memoriam

Te dejo el sol del caserío La Florida
la fecunda lluvia de Duaca
el pueblo de mis lejanías

Las cuatro cuerdas del estado Lara
jamás tocadas por mis manos junto a mi voz
igual te las dejo con mis dedos cercenados
en los trapiches que molieron
la dulzura de mi infancia

Los pies hinchados de tu abuela Rosa
entre montañas de Urachiche
y los míos vueltos bagazo
entre lágrimas contenidas en la llovizna
aquel cansancio imposible
te los dejo por las noches
para que la tranquilidad
no aniquile tu conciencia

Te dejo las gentes
que cuidaron de mi adultez prematura
del león la culebra y los espantos
que jamás asaltaron mis andaduras
por María Lionza

Te dejo el cancionero que canté
en mis juergas con sancocho de gallina
las tristezas que destilaban mis alegrías
las mujeres atrapadas en mi baritonal arrebato
mi madre dormida en los vientos del recuerdo
la picada de mapanare a tu abuelo Ulpiano
perdida en la fétida charca del latifundio

Te dejo a Payares olvidado
pueblo donde los ricos
tiraban monedas a las pozas
para que las buscásemos
en el fondo de nuestra inocencia

La locura de mi madre
sus santos
su cruz
su cristo
sus bondadosas manos
sus arepas
su fogón
su desnudez
su soliloquio
te dejo

El agradecimiento al doctor de Barquisimeto
que me devolvió la vista

La Caracas del general Medina
conspirada en su corpiño
Y junto a la avenida San Martín
la carreta de mula de recoger la basura
los automóviles donde dormí mientras me aclimataba
las películas de María Felix
los bares de puertas batientes
las mediajarras para celebrarme
mi corazón expandido sobre Catia la Mar
te los dejo en un banco de la Plaza Capuchinos
para que los ores en la iglesia
un sábado por la tarde

El cerro de Los Eucaliptos
donde me gradué de arquitecto de tablas y latas

La escorpiónica seducción de los adecos
animada por los chistes de Rafael Guinand

La risa de Susana Duimj entre carrozas
y su adiós de caramelos ingenuos que volaban

La verónica increíble del Diamante Negro
preparando al toro dictatorial para la estocada

El pivote con que Carrasquelito se hizo leyenda
en el Juego de las Estrellas

Un ponche narrado por Pancho Pepe Croquer
en Radio Difusora Venezuela

La apoteósica voz de Sadel en la Escala de Milán
subyugando a las cubanas y a las mexicanas todas

El susto de Pedro Estrada huyendo al olvido
con la acusación de Diógenes Caballero
colgada de la espalda

Te dejo este cuadro inmortal que debió pintar Juan Lovera
La alegría ausente de mi hermano Teodoro
perdida en sus pasos obreriles
Las clases de Allan Kardec de mi hermana Eulogia
escuchando al Dios que se le perdió en Yaritagua
La motocicleta de mi hermano Otilio
que levantó las novias más bellas de Petare
A mi hermana Cecilia bailando en tu silencio
La bondad de Marcelo Ramírez
capaz de amolar un cuchillo con la mirada
El Sí que me dio tu Mamá en un parque
luego de ver la película Un Rincón Cerca del Cielo
en el Cine Principal

Todo esto te lo dejo
En algún lugar de El Junquito
para que no olvides las moras ni el frío
ni la carta de despido que me gané
por el sindicato que fundé en la Indulac
ni la Vaca Sagrada del general Pérez Jiménez
para que la vueles como un papagayo sobre El Helicoide

El terrible Hasta Nunca al apartamento de Las Lomas
inclúyelo como escena de una película de los hermanos Soler

La pipa de Rómulo en mi radio transistor
El rugido de cauchos del Yí del Ministerio
en la polvareda del Barrio Niño Jesús
Mis goces en el Laboratorio Santa Rosa
Los saludos militares de Manuel Sarmiento
Aquella vaguada donde salvé al doctor Díaz Dorante
El vaho de la guantera
donde guardaba mi título de manejar
La decepción que sentí al jubilarme
te las dejo ocultas en la Esquina de Gradillas
para que las converses con Bolívar

Mi admiración otoñal
por el general José Antonio Páez
por el maestro Prieto Figueroa
por el héroe africano Nelson Mandela
y mis libros de Joaquín Trincado

Todo esto te lo dejo
con mis discos de Los Panchos
mis ganas de ser Zorba El Griego
mis chistes de melancólica sorna
las millones de encendidas que di al televisor
para ver a Magdalena Sánchez
cantando El Mango Verde
a Raquelita Castaños
cantando Claveles de Galipán
a las novelas de Marina Baura
a Sábado Sensacional
y al cuadro de 5 y 6 que nunca gané

Me llevo tu adolescencia