En
una de sus ediciones de aniversario en este siglo XXI, el diario Ultimas
Noticias dedicó su ejemplar especial al tema de las creencias religiosas. Entrevistaron
a una gama de personajes públicos, desde políticos hasta artistas de la
farándula, pasando por chavistas, opositores, deportistas, chef de cocina,
científicos, psiquiatras, periodistas. Sorprendente fue el resultado. En este
país hasta el más ateo cree en alguna cosa mágica o religiosa. Aquí cualquiera lleva
un amuleto en la cartera para invocar a un santo legal católico o subterráneo
shamánico cuando la realidad se le pone chiquitica.
La
pluriculturalidad nuestra da para todo. Quienes reconocemos la creciente
democratización de la sociedad venezolana, igual debemos reconocer el mismo efecto
democrático en las creencias religiosas, místicas, espirituales y ocultas. El
calendario festivo tiene tantos diablos danzantes como goces de la
espiritualidad cultural asistimos. Tantos diablos tenemos que la extranjera
fiesta del Halloween queda como un coroto de bisuterías ridículas. En las
escuelas, liceos y hasta en ciertas universidades se promueven y distribuyen,
no siempre como sanas herencias culturales, todo tipo de influencias misteriosas
que remedan al espiritismo y buscan empañar la genuidad cultural.