Al rocío que amanece
trabajando
Huellas escoltas de la
terquedad
Pasas por mi recuerdo que es
como una calle
Donde hay dos abuelas que
conversan
Un cardumen de muchachos
corren tras su alegría
Tu talle se queda tatuado en
la sombra del mediodía
Dibujada por el sol con tu
silueta sobre mis ojos
Te me estás pareciendo a la
primavera
¿Llevas flores en tus manos?
¿O son tus dedos cual
pétalos indecibles?
Has enredado tu vuelo de
abeja desatada
Entre
banderas que enarbolo como dagas
Tejes a
pura miel mi corazón que te persigue
Que no deja
renacer el carmín de tu boca
Que hace y
deshace mi ansiedad con tu sonrisa
De tanto
parecerte a la primavera
Te lleno de
sitios seguros como un árbol
Fluyo hacia
tu vientre con impetuosas aguas
Acuso a la
soledad de alejarme de ti
Al trabajo
al salario a la revolución a los amigos
Si te
atrevieras a pedir limosnas
Mi corazón
caería palpitante en tu mano abierta
Si esta
tarde no se llena de araguaneyes con sonrisas amarillas
Es porque
los desojé para saber de ti acaso anhelada
Si toco a
la puerta del licor
Es porque
la embriaguez me trae tu voz
Te me estás
pareciendo a la primavera y no es cuento
No son
dibujos en un cuaderno infantil
No son
versos antiguos de libros polvorientos
Ni el
acomodado discurso de una damisela pretendida
Lo que
admiro de tu boca cuando habla
Es que
mirarte y ver la primavera
Tiene el
secreto discurso del mar
Que
desaparece en la infinita espuma
Y luego renace como un fenix
delirante
Del libro inédito El Pozo de la Anhelos