martes, 14 de mayo de 2019

EL DIA EN QUE MI PAPA ECHO A PERDER EL TELEVISOR



Haber sido pioneros vicarios de la primera televisión comporta una gloria infantil. En mi casa fuimos la segunda familia en tener un aparato en todo el Bloque 12. En el apartamento se apostaban algunos chamos que mi papá dejaba mirar un rato en la noche porque en la otra familia privilegiada cobraban la entrada a medio (un cuarto de bolívar). Mi papá lo hacía de gratis. 
 

Mientras comenzaban a llegar las series fabulosas, la primera televisión declinó poco a poco para dar paso a una pantalla menos ingenua que aún tenía improvisaciones pero era más técnica. Sin embargo asistíamos a las comiquitas iniciales que eran en inglés; había que interpretar al Popeye que se tragaba las asquerosas espinacas o al Super Ratón que siempre derrotaba al Lobo Aceitoso. Hasta que llegó la primera serie grandiosa. 

TRINCHERAS




Dignidad se llama
la más bella flor en el jardín humano

Percibir su aroma es visitar los huertos
Sus pétalos sencillos son todos los colores

Se viste de arcoiris cuando nos ve con ella

Los pueblos la fecundan en su belleza plena
De su respeto inmenso nacen las alegrías

Se erige el orgullo en su tersura amada
cuando vienen con saña a cortar su sonrisa

(El colmillo imperial)

Se levantan los pueblos con su gigante vuelo
a defender jardines para sembrar victorias