jueves, 24 de agosto de 2017

RITORNELLO AL CUENTO EL ECLIPSE



A Marina Araujo


Y pensar que las tazas de café con leche servidas por manos amigas a través de un amor de ésos que los autores y críticos de la muy apreciada "literatura rosa" han catalogado como "amor infinito" y que en realidad pueden llegar a ser amores provistos de cualquier adjetivo difícil de explicar con palabras ornamentadas para recomponer formalidades efímeras, sino con sentimientos que traían consigo lecturas como la de un cuento de Augusto Monterroso llamado "El Eclipse", que tú habías descubierto en días o en años anteriores y decidiste leerlo, como regalo inestimable, justo en aquel momento, aquel momento de una mañana templada del barrio Santa Ana, para ser recordado hoy, como una de tus fabulosas irrupciones culturales de maestra transparente, prístina, severa, exigente que nos dejaba las ganas de volver al segundo grado en busca de tu cariño, y aquella pasión lectora que nos hacía disfrutar cada palabra, cada sonido de tu pronunciación, cada solemnidad cósmica habida en tus fraseos. Y la picardía de estar obsequiándonos un tesoro, una especie de talismán contra el tiempo y el mal, una fuente de poder a ser guardados en la buhardilla más traviesa de nuestros corazones.
MONTERROSO