latidos
urgieron en la noche eterna
avalancha
de estertores iracundos
estrellas
y piedras produjeron soles
tantas
llamaradas de muerte como sombras de vida
en
aquella elipsis cual semillas placentarias
ese
silencio oculto en lo paulatino de nuestro grito fuimos
esta
tierra para reivindicarnos posibles hacía falta
una brisa fundida en algún rostro es el tiempo
una brisa fundida en algún rostro es el tiempo
un
mar agonizante sin barcos insolentes es la historia
murió
la oscuridad entre sonrisas volcánicas
de
singularidad a insignificancia
y
apareciste tú montañal emolumento
destruirte
ha sido fácil
dilapidar
la vivacidad fue apenas cosa de siglos
y
obtener tu perdón
¿qué
de infortunios traerá a quienes no seremos?
¿qué
de olvidos sangrará a quienes no estaremos?
¿qué
de imposibles perseguirá a quienes no haremos?