Como
cocuyos apagados pasan los presentires
Noches
y días se dejan llevar
por
el vals de la incertidumbre
Creemos
que un cuchillo nos espera
a
la vuelta de las esquinas acostumbradas
Desde
lejos una antigua boca grita ordena manda
La
soledad deja pasar la saliva como un rocío magro
Siempre
se ha visto al viento arrasar con las arenas
Por
millones sus granos se trasladan como mantos
A
veces las serpientes faraonizan sus andaduras
Titila
el miedo cuando los venenos imaginan
Los
árboles hablan y se trasladan sin ser vistos
Nadie
sabe hasta dónde pueden llegar sus raíces
Sólo
la tierra conoce los límites de todo cuanto respira
Se
escuchan los pasos del provenir
Nada
ve quien se asoma
¿Acaso
fueron vuelos solamente?
¿Aletazos
de un pájaro asechante destrozando nidos?
¿Esperanzas
cansadas de imposturar sueños?
Es
difícil que el mañana nos confiese sus penas
¿A
quién no le gustaría que le cuenten un cuento para dormir?
Algo
sí como la historia de una luna que nos visita
Y
nos trae un pedazo de luz envuelto en una manta de paz
Nada
bueno ha sido convertirnos en relojes
Ser
alarmas insensibles fue sólo un paso
Me
sorprendí cuando quise cerrar mis ojos
por
siglos ya estaban cerrados
¿Entonces
qué veía?
¿Qué
veré cuando los abra?