martes, 4 de abril de 2017

UN MAESTRO DE MÚSICA EN LA UNIVERSIDAD


CUATRO VENEZOLANO
Había una vez una Universidad ubicada en la parroquia El Valle de la ciudad de Caracas que lleva el nombre de un maestro inolvidable. Allí hay otro maestro que hoy daba sus clases universitarias de todos los martes.

Hoy 4 de abril de 2017, con su Patria floreciendo labores hasta el cielo, con su País lleno de nubes verdaderas, con su Pueblo esperanzado que abraza la vida y el compromiso, un maestro vino a dar su clase de todos los martes a sus universitarios predilectos.

Les mostraba la clave para ser maravillosos. Les aprendía los momentos en que las hadas del arte detienen su vuelo sobre las cuerdas con que Orfeo detuvo el canto de sirena de la maldad. Les seducía para que el corazón se les ensanchara con el máximo recuerdo que podamos tener: la memoria de la Patria. Y de allí, de esa armonía, emanaba la bravura de Guaicaipuro, la mirada profunda de José Leonardo, la sabiduría guerrera de los Simones, la voz que conmovía los montes y los ríos del inolvidable Nezahualcoyolt, el eco de las manos de las abuelas que aplauden a la arepa que va para el budare.


Creemos con fervor en un Maestro universitario como éste, que dirige almas tiernas por el camino de la ciudadanía anhelada.  





ASOMBRA


Que los apoye la OEA no es extraño
Que los apoye la ONU con sus años
Golpeando con aguas tibias el planeta
No es extraño

¡Pero que los apoyes Tú!
Que vives en un abismo
Donde el techo es un agujero insectívoro
Donde la oscuridad es un puñal certero
A tu calma y a tu posible vivir
¡Eso sí es extraño!
¡Asombra!

Que los apoyes Tú
Que tienes que tomar el tren del hacinamiento
apilándote como si fuese Tú mismo repetido
Que tienes que hacer el mercado
centavo a centavo cada cien años
Que te persigue el hambre de tus bisabuelos
Que no tienes tierra ni siembra
Ni porvenir notariado y refrendado
¡Eso sí es extraño!
¡Asombra!


Que los apoye el Pentágono norteamericano
con sus águilas de frac bastón y sombrero de copa
No es extraño
Que los apoyen los reyes y las reinas
que todavía quedan con sus sainetes fantasmales
Tampoco es extraño

¡Pero que los apoyes Tú!
Que duermes sentenciado por el cansancio explotado
Señalado por la fauna oligarca que te aborrece
Que bailas a un lado de la carretera embriagadora
Encantado por la flauta que tocan desde un yate
Que ríes como el monigote que cuelgan en Semana Santa
Adormecido por una imagen prefabricada
¡Que los apoyes Tú!
¡Asombra!

Que los apoyen las bombas nucleares
TUNA
Con sus genocidios asegurados
Que los apoyen mercenarios
Que vendrán a violar a tu familia
Seguro que no es extraño
¡Pero que los apoyes Tú!
Que acaso tienes donde reír o llorar
Acompasando los años tortuosos
De tu congelada existencia
¡Eso sí es extraño!
¡Asombra!

Que los apoyes Tú
Con el odio que te prestan
Con la rabia que te alquilan
Con la angustia que te regalan
Cada vez que escuchas sus noticieros

Que los apoyes Tú
Con la mentira que te anuncian
Con las pesadillas que te diseñan
Con la neurosis que te recetan
Cada vez que vas al confesorio
¡Eso sí es extraño!
¡Asombra!

Sé adónde buscarte para convencerte
Para decirte que el sol que te venden
No es el mismo sol amado por las plantas  
Para decirte que la luna con que te quieren alumbrar
Le sirve de cena a la Conferencia Episcopal
Como ostia venenosa
Para decirte que le encharcaron
los parques a tus hijos
Que en el mar que ya no ves
Hacen falta las gaviotas que han muerto calcinadas
Por culpa de sus fábricas mortecinas
Para decirte que ellos preparan sus maletas opulentas
Y te quieren dejar el bagazo de un cielo
Donde Dios fue condenado a ser Diablo

Mira mis ojos
No se vayan tus ojos con sus sombras
Con sus marchas sin Patria
Con sus gritos con histeria
Con sus llantos sin sentimientos
Con sus instintos con violencia
Con sus cantos sin melodía

Mira mis ojos
En ellos anda un duende escondido
Cuenta de luchas pasadas y victorias futuras
Dice de muchos brazos que trabajan juntos
Y manos que te llaman para avivar tus torbellinos

Narran a voz de voces
El momento en que nuestros pasos
Andarán los tiempos porvenir
El instante en que la vejez
Nos aguardará tranquila sobre un lago

Mira todo lo que puede hacer el nosotros
Que no te falte nadie
Que las chicharras canten
La tranquilidad de los mediodías.

¡Asombra!  

CARLOS MARX