martes, 17 de diciembre de 2019

NICOLAS MADURO: EL PRESIDENTE EN SU SALSA

“La salsa… deviene en el mejor canal de comunicación entre la gente
y sus experiencias cotidianas, llena como está de sensaciones extremas
 casi siempre opuestas: felicidad y tristeza, dolor y alegría,
fiesta y duelo, lealtad e infelicidad, baile al ritmo de la clave
e improvisación permanente”.

Del catálogo “¡Llegó la Salsa!”.
Fundación Museos Nacionales.
Ministerio de la Cultura.
Caracas. Venezuela.


Si algún pueblo en la Pacha Mama puede hablar con propiedad del género musical denominado Salsa, ése es el pueblo venezolano porque de su creatividad surgió ese fenómeno cultural que aún pone a bailar a nuestra gente. La Salsa como género nació en Venezuela con el impulso de la orquesta de Federico y su Combo Latino; músico que tomó la inventiva metafórica de Phidias Danilo Escalona, productor y mediador de un programa radial de nombre La Hora de la Salsa, el Sabor y el Bembé. A partir del año 1966, Federico Betancourt y su equipo de geniales músicos como Roberto Monserrat, irrumpen con melodías afrocaribeñas como la legendaria pieza “Cocolía”, contenida en un Disco de Larga Duración (LP) denominado “Llegó la Salsa”, que instituyó aquella metáfora y transformó la concepción musical fragmentada de varios géneros en el Caribe de nuestro Abya Yala y los integró. Federico y Phidias tomaron con tanta humildad su valioso aporte cultural que las empresas disqueras de Nueva York se lo apropiaron, lo transformaron en un jugoso negocio con el dólar como magnate, sin reconocer en ningún momento nuestro poder heurístico.