sábado, 20 de junio de 2020

EXTERMINIO: UNA CLAVE EN LA RECTA FINAL DEL IMPERIALISMO CAPITALISTA



Cuando estábamos igualados a los animales, sin evolución inteligente, sin conciencia, sin la capacidad cerebral de hoy, sin la dimensión de sentimientos que nos asisten, los proyectos de seres humanos estuvimos, más que ahora, sumergidos en la dinámica de la lucha por la sobrevivencia. Un impulso animal depredador, como a todos los animales, nos acompaña desde esa ancestralidad oculta en el tiempo, haciendo que cada vez recordemos al investigador inglés Charles Darwin y su trabajo acerca de la selección natural de las especies.

Harto estudiado es este paso del ser humano-humana a través de la evolución. Nos dice que anduvo disputando el territorio a las otras especies vivas y a la par, desafiando el espacio territorial de su propia especie. Los primeros nichos cubiertos, la posesión colectiva de las cuevas naturales para resguardarse de las fieras de mayor tamaño, la vigilancia de los reservorios de agua, la obtención y tenencia del fuego, los iniciales asentamientos para la agricultura tuvieron en las marchas de la horda salvaje, la lucha por la supremacía, luego del dominio técnico a través del desarrollo prodigioso de la mano que proporcionó el aumento del volumen y de la complejidad maravillosa del cerebro, el poder plasmar la gigantesca huella dejada en la historia por la inteligencia y la progresiva conciencia de estar, de hallarse, de ser, que le dio el predominio sobre las demás especies, ganando así la carrera de la selección natural. Aquella primera justa la ganó el animal más inteligente, no así el más fuerte, ni el más grande, sino el que logró la conciencia de sí: el ser humano-humana.