martes, 27 de febrero de 2018

EL LENTO ARRANQUE DE LA PALABRA “BARATO”

Este artículo está dedicado al compatriota
que nos insultó en un vagón del Metro
porque ya no podía ser el barato de antes.

La riqueza del lenguaje y su supervivencia está en la creatividad con que los pueblos la defiendan en el cotidiano. Está comprobado que la academia no defiende al lenguaje, ni a las lenguas ni a los idiomas; sus normas oficiales perturban y desconocen su libre ejercicio porque lo encajonan en pautas rígidas. Nada más estólido para el ejercicio del lenguaje que el análisis de las academias. La llamada Real Academia de la Lengua Española se pronuncia mucho después de que los pueblos han dinamizado el lenguaje a su antojo en espacios maravillosos como la puesta en ejercicio del denominado calé. Si los pueblos tuviésemos que esperar por las academias para colocar cualquier metáfora, habla, vocablo, palabra, dicho, chiste, giro, no pudiésemos hablar jamás. Sin el calé dinámico de cada día las lenguas tienen pocas posibilidades de sobrevivir junto a los lenguajes y a los idiomas. El habla formal, oficial, académico se nutre en legitimidad y creatividad, aunque se quiera ocultar, del calé de hoy.