La Agencia Central de Inteligencia (CIA) había sido la
organización mimada, amamantada y cuidada por el imperio capitalista,
fortalecido en los EEUU. Llena de mitos y leyendas había sido creada con
apetitos imperiales locales en expansión, en las fauces de sus mercados y en la
anexión de territorios en debilidad geopolítica. La CIA pasaría a ser esa
organización de agentes secretos que todo el mundo sabe de su existencia pero
nadie puede saber dónde y cómo operan. Invicta y con la segunda guerra mundial
como prueba superada, esta organización se batió en una postguerra donde sus
agentes no alcanzaron a prever la revolución China y en Corea lograron
dividirla; se adentraron a la década de los años 60 del siglo XX, con su
palmarés de victorias en saboteos, intervenciones y derrocamientos de gobiernos
nacionalistas en todo el mundo. En términos de beisbol, bateaba mil puntos de
porcentaje hasta que recibió el soberbio ponche
tirándole por parte de la Revolución Cubana, cuando los mercenarios entrenados
en sus campos, comieron tierra liberada en la invasión de Bahía de Cochinos;
hoy victoria del pueblo cubano en Playa Girón.