jueves, 17 de mayo de 2018

¿DE DÓNDE SALIÓ ESTA REVOLUCIÓN IMPERFECTA?



EL ESTADO SOY YO
Cierta gente que se dice (y se les cree) chavista, que ahora defenestra del gobierno de Nicolás Maduro, pareciera pensar que hacer una revolución es algo instantáneo y fácil. Nada qué ver. Hacer una revolución pasa por imaginar a este proceso de manera diferente, inédita a todos los pensamientos y acciones que fueron forjando otras revoluciones. Algo sabroso y fácil en política es imaginarse otro y pararse frente al espejo y decirse: “¡Hola Fidel!”, “¡Hola Che!”, “¡Hola Ho Chi Ming!; esta manía ha creado los demagogos más perniciosos de la política. Difícil es pararse en el espejo social y decirse con nombre propio.

HAY UN PUEBLO DISPUESTO A EJERCER SU PODER ELECTORAL



El sabio político venezolano Domingo Alberto Rangel Burgoin escribió en el libro “Los Mercaderes del Voto” lo que fue el llamado bipartidismo en Venezuela y puso en evidencia aquellos mecanismos de trampa, engaños, chantajes, mentiras, manipulaciones que rodearon la realidad electoral venezolana y sus consecuencias nefastas. Aquella democracia de la IV República (1958-1998) se entronizó a través de un aparato represivo en todos los órdenes, condenando las decisiones ciudadanas al grillete de lo que se llamó “delincuencia electoral”. El espacio electoral en Venezuela era un enteco mecanismo preparado para enterrar la espada de la frustración en las aspiraciones de decidir las transformaciones necesarias para la sociedad y para golpear con el puño derecho el rostro de las libertades. Así se impuso la alternancia de dos organizaciones partidistas que favorecieron siempre a las clases adineradas del país, dejando indemne a la mayoría atada de manos frente a las decisiones trascendentes.