martes, 25 de mayo de 2021

NO ME EXPLICO POR QUÉ

 




A Billie Holiday

In Memoriam

 

Así como no me explico

Que Palestina sea demolida

Por un puñado de delincuentes

Y tú pienses que es un guión hollywoodense

 

Así como no me explico

Que los amos del mundo

Hayan envenenado los jardines

Donde tu madre respiraba

Los aromas del universo

Y ahora voltees al otro espectáculo

Que te inventaron para llorar su funeral

 

No me explico por qué

esta mujer me parte el alma

 

Ni siquiera es por los pedazos de mí

que quién sabe adónde van a llorar

sus ignotas conmociones

 

No me explico esa desgarradura gutural

Ese fraseo resbalado por una garganta puesta ahí por Dios

Ese duende expandido en la tecla

Negra o blanca o en la cuerda del contrabajo

 

No me explico por qué

Esa tristeza

Esa congoja

Ese llanto

Crispados

Me llaman desde sus ojos entristecidos

 

No me explico por qué

Esta mujer

Esta negra bellezura 

A punta de canto

Me parte el alma














ATISBO

 



 

Mi tiempo no pasa en tus ojos

Allí me tienes resguardado

Soy como si hubieses atrapado el recuerdo

Me sé en cada cosa que miras

Tu mar no es el mar

Tu cielo no es el cielo

El sol ni ese horizonte son

Las nubes las aves los árboles

La lluvia el arcoíris humedecido

Lo invisible del viento

No son en tus ojos sin mí

Todas esas cosas soy yo

Despierto en tu mirada

Como una singularidad

Imposible de ser medida.




AQUELLA NEBLINA

 





¿Cómo hacer que la neblina exista siempre?

¿Cómo hacer que invada desde el cerro

Igual que en Lomas de Urdaneta 

tomando pasillos y escaleras del bloque?

Se metía al apartamento bienvenida

Y jugaba con mis hermanas a bocanada arrogante

Cual si fumáramos pecaminosos cigarrillos invisibles

Cuando la tarde iba siendo vencida por la noche

Los señores que venían de sus trabajos

Aparecían como duendes de aquella blanquedad

Echando sonrisas a sabiendas de nuestros sustos

Nos metíamos entonces buscando a un Jesús Soto

Entre sus laberintos vaporosos

Tratando de retener su cinetismo entre las manos

Manoteábamos los pedazos como a nieve derretida

Ya entrada la noche se hacía más bruñida y poderosa

Era más un denso algodón apenas alumbrado

Que la tela danzante en la tarde adornada por el arrebol

Quienes la atravesábamos para hacer algún mandado

No sabíamos si regresábamos contando algún asombro

Se hablaba de rostros muecas diablos sayonas calaveras

Yo nunca vi nada

Sólo aquella cortina infinita cuidando mis sobresaltos.