“Sólo
una cosa no hay: Es el olvido”
Jorge
Luis Borges
El
Comandante Hugo Chávez supo aprovechar el poderoso estado
tecnológico del mundo en el siglo XXI, para quedarse en el
imaginario de la gente, en todo sitio hasta donde llegó su influjo;
y el mundo de este siglo decisivo para la humanidad, también se
entregó, mientras pudo, a los encantos de un personaje inédito que
salió de las catacumbas del pueblo venezolano. Cuando era
Presidente, una tarde Chávez, en su querido y admirado programa
televisivo, quizás cansado ya de que le llegaran las innumerables
quejas de la gente frente a las ineficiencias y venalidades de
funcionarios de su gobierno, que gozaban a costa de su prestigio,
configuró una feroz autocrítica que finalizó señalando con su
mirada y palabras a los partidarios que lo veían atónitos. El
Comandante finalizó su dramático llamado amenazando: “¡Me los
raspo a todos!”; en clara alusión a que sacaría del cargo a los
responsables. Esto le costó no pocas acusaciones de los
reaccionarios que editaron esta última frase, para señalar los
acostumbrados lugares comunes. Sin embargo, muchos pensamos
expectantes: “Al fin Chávez va a sancionar a alguien de su tren
ejecutivo”. No fue así. No tuvo el tiempo. Continuaron los
enroques y salidas silenciosas.