«Un
fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo. Todas las
potencias de la vieja Europa se han unido en una Santa Alianza para
acorralar a ese fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los
radicales de Francia y los polizontes de Alemania».
Manifiesto
Comunista
El
fantasma más popular de la historia ha sido, sin lugar a dudas, el
comunismo. Desde la concepción y redacción de sus preceptos en el
conocido Manifiesto, las ideas comunistas fueron declaradas por sus
propulsores “un fantasma que recorre Europa”. La noción
fantasmal para una concepción del mundo fue muy apropiada, por el
origen mismo de quienes forjaron aquellos impulsos libertarios.
Asumirse como fantasmas de un sistema cruel y despiadado como el
capitalismo del siglo XIX, suponía darle a las luchas obreras
categoría de fuerza sobrenatural, surgida de la explotación,
miseria, hambre, muerte impuesta por los industriales dueños del
mundo. Quienes eran considerados «fantasmas andantes» por
sus amos, ahora se transformaban en fuerza organizada, digna de ser
temida. Una metáfora creada para darle la vuelta al materialismo más
feroz y constituirse en temor espiritual de quienes siempre, han
causado terror material.