sábado, 26 de diciembre de 2020

EL TIO

 



 A Catherine Fagúndez

¿Si el azul es un ensueño

Qué será de la inocencia?

¿Qué será del corazón

Si el amor no tiene flechas?

FEDERICO GARCÍA LORCA

 

Los abuelos que enterramos (dizque los enterramos) van y vienen interviniendo, insultándose en el aliento y las potencias nuestras, hasta el punto en que no vivimos una sola hora sin ellos. Los nietos eufóricos hacen nada más que un relevo parcial de los viejos; andan en las tertulias literarias y en los cafés disfrazados de locos, pero son los cuerdos de mañana y los doctores de la ley de pasado mañana.

GABRIELA MISTRAL


A menos que se trate de una familia sin hijos o de una pareja sin hermanos, en todas hay por lo menos un tío o una tía a quien pedirle la bendición y esperar de su interés y bondad algún consejo o regalo. Y si la familia es numerosa, los tíos y las tías abundan como arroz para coleccionarlos en cartas, fotos, chismes, recuerdos, peripecias, manías, llegadas, partidas, bienvenidas, adioses. Entonces tío es lo que sobra para tenerlos hasta de amuletos de la buena suerte.