Haber
participado en las luchas sociales de Venezuela
con un camarada como William Mantilla es haber aprendido que la muerte
no existe porque luchar colectiva y comunitariamente desde la dimensión
política en favor de las clases populares que somos significa espantar la
noción de muerte creada por los grupos hegemónicos con el turbio objetivo de
que los hombres y mujeres del pueblo que somos doblen la cerviz y mueran pronto
sin haber luchado por la vida.