La
máxima expresión de la comedia cinematografica en el cine
venezolano está en el trabajo de Alfredo J. Anzola. Ya lo dijimos en
el artículo que realizamos a su filmografía en la página
“Cinematógrafo Amarcord” editada en el semanario Las
Verdades de Miguel durante los años 2011 al 2013. No sólo maneja en
cada uno de sus filme clásicos los ingredientes para una excepcional
muestra del género, a saber: humor en el más versado sentido de la
palabra, quiebres escénicos geniales, rapidez temática sin
rebusques, guión bien concebido y abundante en situaciones, diálogos
hilarantes con groserías dichas en el momento preciso (como lo
aconsejó Alí Primera), paradojas situacionales, mucha cotidianidad,
cambios constantes hacia el caos vivencial (amenidad), semióticas
sencillas mas no exentas de arte, detalles afectivos significativos,
magistrales actuaciones de carácter (Víctor Cuica sobre todo),
exploración del lugar común social, protagonizaciones sólidas,
elevadas caricaturas de la realidad, metáforas críticas;
sino que además, todo esto se dimensiona en un país llamado
Venezuela.