miércoles, 15 de agosto de 2018

UNA TAREA CULTURAL ¿QUIÉNES SON LOS MALOS DE LA PELÍCULA?






Como la gran ventana ideológica del capitalismo, Hollywood nos ha hecho creer que sin la maldad no podemos vivir, tanto que detrás de un héroe hay siempre un malo para fortalecer una férrea dialéctica entre el bien y el mal (llamada religiosamente maniqueísmo) desarrollada por la cinematografía con intenciones manipuladoras y logros de una perversidad escalofriante. 
LA CASA DE LOS BIEN MALOS
El héroe hollywoodense es casto en bondad y sus posibles acciones malévolas están justificadas a plenitud, con las argucias del destino manifiesto con que el capitalismo, a través de la ideología del Departamento de Estado de USA, nos dice que son los salvadores del mundo. Innumerables son las películas que llevan escondido un lema repetido por una inmensa masa de audiencias alienadas: «Te bombardeo, te invado, te humillo, te mato porque te estoy salvando». En cambio los malos son absolutamente malos. Son miembros de un Ejes del Mal prefabricado desde la constitución de los personajes de historietas infantiles (Lev Luthor, Pingüino, Duende Verde). 
EL DOCTOR NO ARCHIENEMIGO DE JAMES BOND
Desde niños y niñas consumimos la idea de que los malos no tendrían claramente un porqué para ser malos —el capitalismo es el reino de la felicidad—, basta que cualquier película de Hollywood nos diga que son malos y como audiencias aceptemos mansa y alienadoramente que esto es real. Los malos son malos porque Hollywood lo dice y ya está. Desde los inicios de los famosos “Estudios” en California esto se cumple con terrible designio. Los héroes del capitalismo fabricados por Hollywood combaten la maldad que ellos mismos fabrican, o sea, fabrican la bondad, la maldad y a los malos juntos porque los buenos siempre terminan siendo los capitalistas. Hollywood no puede vivir sin la maldad; los malos le reportan miles de millones de dólares cada cuadro de fotograma. ¡Qué bueno es ser bueno! ¿O al revés? Pareciera que tiene muchas formas de enunciarse.
UNA HISTORIA DE MALDADES
TOMMY UDO EL MAS MALO DE TODOS LOS TIEMPOS
Al mandar a una viejecita (Mildred Dunnock) en silla de ruedas escaleras abajo, el personaje mafioso Tommy Udo hizo célebre al actor Richard Widmark en la película El Beso de la Muerte (Hathaway, 1947); lo hizo revelación actoral de ese año y la escena se transformó en icono. Es éste el malo clásico hollywoodense: demencial, criminal, obcecado, sin historia, malo porque sí, porque lo necesitan así para ganar dinero, para ideologizar, reprimir, crear estereotipos, hacer control social y reproducir modelos. La maldad de Udo además de estigmatizar a los italo-estadounidenses de esa época, de alimentar demonios cientificistas por aquello del “psicópata”, sirvió para crear el clásico estereotipo del malo sin historia, sin razón, sin clase social visible que sirve a la alienación capitalista para que nadie se interese en hacerse preguntas.
PIRAMIDE DE KEOPS CON EFIGIE
Los “buenos” de Hollywood han mostrado a los pueblos originarios americanos, a negros de todo el mundo, latinos (cubanos), asiáticos (vietnamitas), árabes (palestinos, iraquíes, libios), persas (Irán) mexicanos y españoles (serie El Zorro) como “los malos de la película”. Antes de haber sido asesinados y sus pueblos invadidos, imágenes de Saddam Hussein y Muammar Gaddafi fueron utilizadas desde la ficción de personajes hasta fotografías en efectos subliminales. Esto nos dice con claridad que las imágenes de personajes “malos” en películas hollywoodenses no son inocentes. 
UNDERWORLD VAMPIROS CON GLAMOUR
No son meros aditamentos axiológicos los utilizados para tratar a los malos de las películas desde los anti valores, no son simples moralejas su colocación en un guión, ni por inculcación de valores cívicos; desde sus “malos” prefabricados, Hollywood pretende promover odio, repulsión, xenofobia (odio al extranjero), discriminación. Hollywood, el Departamento de Estado de EEUU y otros agentes del capitalismo promueven que las audiencias no perciban diferencia alguna entre Bashar Al Assad, actual Presidente de la nación Siria, y el asesino Tommy Udo. Trabajan las 24 horas del día para filtrar escenas subliminales en donde aparezca algún personaje de origen sirio o líder parecido al real que toma las características del “malo” de Hollywood.
LO BUENO LO MALO Y LO PERVERSO
CUSTER EL MATA INDIOS
A través de promover la imagen del cowboy (vaquero) estadounidense, se aplica la dialéctica del bueno y el malo. Con el agotamiento de los “indios malos” al asentarse las últimas reservas y demás sitios humillantes contra los pueblos originarios, el género western (oeste) se acomoda para colocar otro sujeto de la maldad: el mismo vaquero. Aquel cowboy que masacró indios, exterminó búfalos y se abrió paso a caballo y pistola para arrasar con el vergel del oesteamericano, ahora se transforma en un tipo en competencia por las tierras usurpadas e invadidas. De allí surge el llamado “forajido” —irlandés marginado porque llegó después a la sociedad en consolidación y aislado de los grupos de poder, conformó bandas para buscar oro o enfrentar a los terratenientes o simplemente robar. 
¡TOMA MI BONDAD!
Desde la película Asalto y Robo de un Tren (Porter, 1903), pasando por La Diligencia (Ford, 1939), Río Bravo (Hawks, 1959) o Veracruz (Aldrich, 1954) un goloso número de cintas engrosan una lista en donde se exalta la ley del más fuerte, la imposición del arma de fuego, el patriarcado como eje de la tenencia de la tierra, el machismo como disparador del poder, la competencia capitalista por los bienes, la sacrosanta propiedad privada que transforma en “malo” a quienes osen violentar su castidad. Ante un agotamiento del género en Hollywood, debido a la necesidad de fabricar diversos malos que invadieran el mercado, surge alternativamente desde Italia el llamado “western espagetti” que tiene en la película Lo Bueno lo Malo y lo Feo (Leone, 1966) su más dimensionado logro. El género Western aún se cultiva para atravesar el terreno del bien y el mal, pero ya dio lo que tenía que dar en esta materia.
BUENOS A COMO DÉ LUGAR
LOS MALOS DEL FUTURO
La ideología del capitalismo a través de Hollywood no cede un ápice en fomentar su visión del mal en este siglo XXI. Desde finales del siglo pasado ya preparaba el andamiaje argumental con las famosas sagas de La Guerra de las Galaxias (Lucas) donde se magnifica a Darth Vader como la maldad que termina contenido como padre del mismo Jedi que busca el bien. Esta relativización de los roles con visiones futuristas buscan en esencia darnos la imagen de que pase lo que pase las mismas relaciones de poder se van a mantener y los poderes del Departamento de Estado de EEUU seguirán gobernando (salvando) al mundo y crear una sensación de que no hay salida sin el capitalismo.
DAVY JONES MALOS EN EL MAR
Cuando en la saga de Piratas del Caribe (Verbinski, 2003 y 2006) se crea una cadena de traiciones entre los personajes que desdibuja perversamente la dialéctica entre el bien y el mal, hay una escondida sensación de idiotez moral en la audiencia al final de cada filme, porque el Capitán Jack Sparrow (Johnny Depp) utiliza sus valores individualistas (supremos del capitalismo) para imponer su ley pirata y es capaz de arrepentirse sólo después de cada fechoría. La intención es demoler en la audiencia la capacidad de discernir entre los desenfrenados actos de los personajes y meter a cada quien en una vorágine pragmática, en un hacer loco y sin reflexión en donde terminamos anhelando salvar al simpático Capitán y al capitalismo que tragamos en forma de cotufas y gaseosas. En cada personaje de Hollywood la marca ideológica del sometimiento y alienación de las audiencias se impone. Si quisiéramos colocar una maldad trascendente, sería esta maquinación tramada con meticulosidad en cada fotograma, la primera en la lista.

AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012