jueves, 5 de agosto de 2021

CONFABULACIONES

 





Un acontecimiento vivido es finito, encerrado, en todo caso, en una cierta esfera del vivir, mientras que el acontecimiento recordado carece de límites, ya que solo sirve como una clave para todo lo que precedió y para todo lo que le siguió.

Walter Benjamin

 


He llegado a saber cómo aristas de mis visiones más antiguas me impulsaban a gritar y hacer llamados angustiosos a mi Mamá. Cuando nacemos aún no estamos asentados en el cuerpo y somos tan volátiles que no podemos recordar las peripecias habidas en estas transparencias iniciáticas. Quienes logramos atrapar esa memoria sabemos de nuestras salidas del cuerpo, de la inexplicable ubicuidad sentida -aunque no comprendida- del traslado a cualquier parte como si voláramos o transmigráramos.

Al nacer perdemos la respiración abdominal ideal para la meditación y demás comprensiones extra corporales. Cuando vamos hacia la adultez el cuerpo es separado de la mente por efectos de la cultura a la que pertenecemos, razones por las cuales el espíritu se encierra en ese huesero musculoso como en una mansión, para usufructuar sus virtudes con los desmanes del ego, además, entretenido con el espectáculo de los sueños.