Pocos
adultos nos hemos dado cuenta de que los niños y las niñas de la
Pacha Mama están cantando por su cuenta para estos tiempos. No es
nada extraño que la adultez ande distraída de la infancia. De no
ser por Herodes que los persiguió y por Jesús de Nazareth que los
escuchó, su historia antigua fuese inexistente. Lo cierto es que
están cantando de manera espontánea y donde les viene en gana.
¡Claro! La infancia siempre ha cantado pero hay un hecho importante:
se está convirtiendo en una generalidad oculta, sincrónica, como
una coral casi invisible.
lunes, 24 de diciembre de 2018
LAURA
Me
siento equidistante del mundo cuando intento, por así decirlo, hacer
el amor con Laura. Es flaquísima Laura, puro hueso. A veces pienso
que la piel se le va a romper en mis brazos cuando me tiene con
fuerza pasional. Es el espíritu de una mujer metida en un andamiaje
de papel de seda y veradas óseas. Cuando la beso es como si mis
labios tocaran un pétalo encendido y la saliva se nos deslizara como
suave pegamento. Pienso que si, en un supuesto, practicara alguna de
las artes marciales chinas, fuese invencible y mortal porque sus
codos, rodillas, hombros, caderas, nudillos de los dedos y talones
son agudos ángulos punzantes. Al tocar su coxis he sentido especie
de vibraciones universales. Cuando la abordo para el cariño
cotidiano, es decir: un apretón espontáneo, sorpresivo o el baile
de una pieza de bolero, un caderazo sutil, un restriegue
imperceptible, debo tener el cuidado de no cortarme con la belleza de
tanta filosa flacura. No sé cómo una brisa fuerte no se la ha
llevado a través del firmamento para que la infancia la enlace con
una trenza de pabilo o para que la ancianidad la vea volar como una
nave extraterrestre. A veces experimento la secreta tensión de verla
de frente, desnuda, en posición meditativa, porque imagino que sólo
destacarían el cabello negro, los ojos pardos, los mínimos lóbulos
de la nariz aguileña, las bellas y enormes tetas, los labios
carnosos; lo demás sería el corpóreo filo de una mujer hermosa. Siempre que la ve, mi abuela me susurra: “Esa novia tuya es pura cara”.
DE COMO OBSERVAR LOS COLORES EN EL CALEIDOSCOPIO DE LA NIÑEZ
Lo
mejor de percibir en Lomas de Urdaneta, era menos el inmenso algodón
flotante, emanado de la montaña, que asaltaba las tardes con lenta
opacidad invasora de pasillos, escaleras y pasaba por los
inolvidables huecos altos de las paredes donde uno podía escuchar
chismes, tramas de futuros asaltos ñángaras, declaraciones de amor,
hasta llenar los apartamentos, para hacerme sentir lleno de neblina
por dentro, porque soplaba y el humo blanco salía por mi boca como
un chorro de misterio; lo mejor de las Lomas, era menos el frío
paralizante de la mañana que me acompañaba el paso por los
rincones, buscando huir de las ánimas rezadas por mi mamá con la
oración del Sagrado Corazón de Jesús; eran menos los cerritos que
me rodeaban, poblados de ese monte ralo, anfitrión de las primeras
tentativas de esculpismo o del contingente de guerras mundiales de la
serie de televisión Combate que -siendo el Sargento Thunder-
reproducía al calco con mis amigos, hasta las batallas finales que
nos invitaban al refresco gaseoso y al degustar goloso de una tunja
azucarada.
PENSIONADOS
A
los bancos llegan lentos
Y
con el tiempo en los pasos
que
zumban en los ocasos
de
la Rosa de los Vientos
Alegran
los movimientos
para
amainar los retrasos
si
los cajeros son grasos
en
darle al dinero alientos
Conocen
la vida en ciencia
con
el fruto en la paciencia
de
recursos racionados
Porque
tienen privilegios
por
vivir sus años regios
los
queridos pensionados
¿DERRUMBAN A LA CINEMATECA NACIONAL? LO QUE NO PUDO HACER LA IV REPÚBLICA
Juan Plaza
Amigo
y maestro
In
memoriam
Nada
más precioso que el cine. Pudiéramos decir que la gran conmoción
cultural del siglo XX la produjo este arte. Haciendo uso de la
paráfrasis, también podemos agregar que “todas las artes conducen
al cine” porque en sus imágenes en movimiento, en sus historias,
en sus hermenéuticas maravillosas, todas tienen cabida. La
modernidad creyó estar hecha en la pintura cuando estalla la gran
Revolución Francesa (1789), luego pensaron sus impulsores que la
fotografía se había adueñado definitivamente del escenario social
para quedarse con la imagen, sin embargo, el incansable ingenio
humano hizo que haya sido el cine el dueño por excelencia de las
imágenes de todo cuanto ha ocurrido, luego del llamado período
iluminista que atrapó toda la atención del extraordinario siglo XX.
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