sábado, 26 de enero de 2019

CUIDADO CON EL CHISTECITO BANAL





Si algo vienen utilizando los agentes del imperialismo y del capitalismo es la banalización el acto político. Para éstos es un movimiento indispensable del dominio que ejercen sobre los pueblos y de distorsión de sus procesos emancipadores. Desde la antigüedad, la banalización de la política siempre ha sido para manipular a los oprimidos. En la Roma imperial no podía faltar. Un caso tal vez emblemático es aquel emperador Claudio (año 41 D. C.) quien llegó a la primera magistratura tras la grave crisis política y ética consecuencia de los terribles reinados de sus vesánicos tíos Tiberio y Calígula. Al ser considerado un inepto, por las burlas que ocasionaban sus defectos físicos, fue entronizado por los senadores como un factor de transición; la banalización difundida para esos momentos de tensión desencadenados, fue muy importante. A comienzos de la gestión del Claudio emperador, los sarcasmos subieron de tono y se hicieron fuertes mientras del poder se reacomodaba, más quienes manejaban sus hilos, siempre destacaron durante su mandato, realidades y fantasías alrededor de su vida íntima, para subir y bajar a la llamada opinión pública.