Los
amaneceres seguirán enrojecidos detrás de la puerta
Ningún
disparo les impedirá mirar el rencor esperado
Embadurnan
de escleróticas unciones cerebrales sueños
No
podrás enunciar histerias cuando sientas las retinas
Sin
que amenaces la obscuridad se llenará de colores
Tanta
bondad tanta esperanza tanta alegría pese al dolor
A
limaduras de amargura te sabrá el postre vespertino
Humeantes
cañones de odio resguardan tus ruines instintos
Cada
visión caída se levantará como batalla del porvenir
La
sopa la cuchara el humeante sorbo tendrán vistas acusantes
Sentirás
dentro de los lagrimales oteadas que te persiguen ciegas
¿Acaso
ves una soprano cantando las fuerzas que te enloquecen?
Sabemos
que aún no has inventado la última forma de matar
¿Y
si te despertaras y sólo vieras en el mundo tus resentimientos?
¿Y
si para el almuerzo tuvieras un plato de pólvora servido?
Te
dicen que hiedes a esclerótica mártir cuando bostezas
Tantas
vistas sobre los recuerdos ¿Acaso son acusaciones?
Se
rumora que has instalado una fábrica de vendajes y bastones
¿Se
podrá sepultar la oftalmología en la vergüenza policíaca?
¿Cómo
hacer con esa manifestación de pestañas batientes?
Llegó
la hora de abrir párpados a esas laceraciones producidas
Buena
parte de la sociedad presiente que se acerca tu féretro
Irás
acostado de traje formal y carabina de mirilla telescópica
Nadie
lanzará flores ni besos ni adioses al vuelo de la tarde
Cuando
el cajón de madera baje entre cuerdas y brazos cancelados
Pocos
recordarán que fuiste el esclavo de la impunidad que cegó
La
baba siniestra de incógnito alivio pagada a silencio de muerte
Los
tuyos saben el por qué los despojos llevan párpados huecos
Tanta
muerte vista por tus ojos que habrán huido