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ANZOLA MAS VIVO QUE NUNCA |
La
máxima expresión de la comedia cinematografica en el cine
venezolano está en el trabajo de Alfredo J. Anzola. Ya lo dijimos en
el artículo que realizamos a su filmografía en la página
“Cinematógrafo Amarcord” editada en el semanario Las
Verdades de Miguel durante los años 2011 al 2013. No sólo maneja en
cada uno de sus filme clásicos los ingredientes para una excepcional
muestra del género, a saber: humor en el más versado sentido de la
palabra, quiebres escénicos geniales, rapidez temática sin
rebusques, guión bien concebido y abundante en situaciones, diálogos
hilarantes con groserías dichas en el momento preciso (como lo
aconsejó Alí Primera), paradojas situacionales, mucha cotidianidad,
cambios constantes hacia el caos vivencial (amenidad), semióticas
sencillas mas no exentas de arte, detalles afectivos significativos,
magistrales actuaciones de carácter (Víctor Cuica sobre todo),
exploración del lugar común social, protagonizaciones sólidas,
elevadas caricaturas de la realidad, metáforas críticas;
sino que además, todo esto se dimensiona en un país llamado
Venezuela.
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VICTOR CUICA: EL MEJOR ACTOR EN LA HISTORIA DEL CINE VENEZOLANO |
Las
estupendas comedias de Anzola son totalmente venezolanas en sus
tramas, porque son un producto de importación (no de exportación),
en el sentido de que sirven para mirarnos hacia dentro desde nuestro
cine (antes de aspirar un Oscar u otros premios) y para que nos
importe nuestra cultura; éstas fueron producciones de cuando
el llamado “Boom” de la década de los años 70 y hasta los 80,
donde las películas se promocionaban más que ahora en los medios y
se comentaban con mucho interés por el pueblo en la calle. ¡Cómo
no recordar aquellas obras! Se solicita secretaria de buena
presencia y motorizado con moto propia (1977) Coctel de
Camarones (1984) De Cómo Anita Camacho quiso levantarse a
Marino Méndez (1986).
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ANZOLA EN EL PLATÓ |
Allí
se exploraba la venezolanidad con un filo transparente, diáfano,
sano, crítico muy poco panfletario (cosa que tampoco es mala).
Además fueron búsquedas y encuentros culturales con narrativas que
tenían un llegadero: permitir que la gente se encontrara con su
cine, su identidad, su arte y su cultura. Podemos destacar el
consecuente lugar común social explorado en la comedia de Alfredo J.
Anzola con permanencia sublime: la llamada “viveza criolla”, metáfora con la cual hacemos disenso mas no dejamos de reconocer su
despliegue importante y versado, tanto es así, que su ultimo filme:
Más Vivos que Nunca (2017), lleva este lugar común como
metáfora de un título que es el estandarte de su propia intención.
¿DE
QUIEN SON ESAS CENIZAS?
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UN ASILO FUERA DE LO COMÚN |
De
todas las comedias de Anzola, ésta parece ser la más completa desde
el punto de vista semiótico dada la elevada, precisa y artística
utilización del lenguaje simbólico en las metáforas mostradas en
todas sus situaciones. Aquí nos encontramos en lo que parece ser el
edén de un asilo de personas de la tercera edad. Se trata de un
lugar ideal para pasar las últimas horas de la vida. Es un sitio del
tipo ONG que alberga a personas de la burguesía y clase media alta:
gente con medios económicos. Pero entremos directamente con la
semiótica.
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ROSARIO PRIETO EN ACCIÓN |
Paloma
(Rosario Prieto) es alegre por bonchona, ricachona, de risa a flor de
labios, bailadora, cantante: todos y todas la quieren. Paloma quiso
pasar sus últimos días en el pueblo de Camburito en el estado
Portuguesa donde ocurrió su infancia y su adolescencia, pero no lo
logra, pues es llevada al asilo por sus dos hijos (el intento de
olvido). Allí muere.
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LA ETERNA QUIMERA DE LA ANTIGÜEDAD |
Paloma
es el símbolo del mensaje central de la película. Ave idílicamente
de color blanco, ¿matiz político escondido en la raigambre adeca
del personaje? Además, sinónimo universal de la paz, que en estos
momentos es un concepto en permanente discusión en la sociedad
venezolana. Simboliza un pasado anhelado por ciertas personas que
andan diciendo por las calles: “Eramos felices y no lo sabíamos”.
Y en efecto, Paloma fallece (no muere) y sus cenizas son atesoradas
por sus amigos, quienes deciden cumplir sus deseos y transformarlos
en un “proyecto colectivo”.
SUS
AMIGOS
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DON LORENZO: UN ABUELO CON MEMORIA TRAVIESA |
Don
Lorenzo (Eduardo Gadea Pérez) es el de más edad; portavoz del
mensaje sublime del filme. Sufre de la enfermedad de Alzheimers y
cada tanto olvida y se evade de la realidad, pero le vienen recuerdos
del pasado y evoca respetabilidad de los demás y acercamiento. Es la
voz de la experiencia y del cansancio. Evoca a esos inmigrantes
europeos que vinieron cuando la dictadura y que hicieron sus primeras
empresas comiendo pan con mortadela.
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OVIDIO: EL VENEZOLANO CON EL SUEÑO A FLOR DE LABIOS |
Ovidio
(Gonzalo “Chile” Veloz) es el emprendedor de nuevo cuño. Es el
soñador de la clase media que quiso ser empresario
y vive de lo que pudo ser. También es el consejero del grupo, humorista, de sonrisa batiente, animador de la fiesta, ocurrente, buena gente. Parece un típico personaje chalbaudiano.
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MARIA CRISTINA LOZADA: LA INSIGNIA |
Ángela
(María Cristina Lozada) es la mujer burguesa que tiene una cuenta
pendiente con la familia por su herencia. Es la lidereza del grupo.
Tiene temple, arrojo, bravura. En el momento de la mayor dificultad
de la tarea decide devolverse para arreglar su asunto familiar, sin
embargo, regresa al darse cuenta que es superficial su intención
individual.
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HERMINIA: LA ABUELA PAVA |
Herminia
(Haydee Faverola) está recién llegada al asilo. Va por su propia
cuenta a reunirse con sus iguales; pareciera que lleva un cometido
atávico, instintivo. Un hijo la cuida desde lejos pensando que le
puede pasar algo. Es la burguesa nueva, soñadora, que anda en las
nubes y que le dice al hijo (Germán Anzola) que logró encontrarlos
en uno de los hoteles de la aventura: “Devuélvete hijo, nosotros
estamos bien” y le da un beso.
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PEDRO DURAN EN SU GENIALIDAD PROFESORAL |
El
Profesor (Pedro Duran). Es el Sancho Panza de los cuatro Quijotes de
la trama. Anónimo como se suele pensar del pueblo. ¿No importa cómo
se llama? Es el pueblo, el clase baja, el negro. Es el personaje
acompañante, el escudero, el que avisa. Aporta un chiste, una
curiosidad, una ocurrencia, una sapiencia. Baila y también canta. Se
vacila la parte pero es fiel.
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COMO POCAS VECES VIVOS Y JUNTOS |
Sobre
los hombros de estos fabulosos personajes, Alfredo J. Anzola coloca
la responsabilidad de su historia, con guión de Laura Romero. Esa es
su Venezuela de hoy. Como actores se botaron todos y todas, a decir
de la audiencia que nos acompañó en la Cinemateca Nacional y
nosotros estamos de acuerdo. La dirección actoral es extraordinaria.
El Gadea de nuestra primera televisión con una ternura conmovedora y
su perfecta dicción. María Cristina Lozada fabulosa como siempre,
sobria, precisa en los diálogos, da orgullo verla actuando. El
“Chile” con talante, gracia, buen histrionismo, aportó calidad y
sobriedad. Pedro Durán suelto, transmitiendo mucha sensibilidad,
buenos diálogos, se comió el papel porque lo llevó más allá de
las expectativas. Haydee Faverola estupenda, transmitiendo el
liderazgo de hermana que requería la trama. Es ese personaje de la
vida que aporta sin pedir nada a cambio. Rosario Prieto deliciosa,
evocando a la juvenil que conocimos en “El Club del Clan”.
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EN EL LUGAR CINEMATOGRÁFICO PRECISO |
¡Cómo
nos costó encontrar esta función para disfrutarla! Está cada vez
más difícil ver nuestro cine. Logramos escuchar que muchos tenían
tiempo buscando verla y a pesar de la poca promoción participamos
una cuarta parte del aforo que es bastante decir. Pero al tener estos
personajes en acción, estos amigos de Paloma, dispuestos a su
quimera, se nos olvidaron las búsquedas, las inconsecuencias de los
distribuidores privados de nuestro cine y nos metimos en el asunto. Habíamos
llegado al lugar.
LOS
VIVOS ROBARON HUYERON Y NO LOS PESCARON
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ROJO EN EL MOTOR BLANCO EN LA MALETA |
Este
quinteto de abuelos roba las cenizas de Paloma guardadas en el asilo,
que pudiera entenderse como el asalto prometeico de rebelión al
robar el fuego de los dioses, pero en este caso son las cenizas del
Fenix; recordemos que Paloma es también un ave. Los directivos del asilo
esperaban que la familia de la difunta dispusiera. Los cacos se van
en un automóvil convertible de color rojo y blanco lustroso, ¿el
rojo del chavismo y el blanco adeco? El color rojo simboliza la delantera, donde va el motor que empuja, que da velocidad, la vanguardia, la alzada, el porte, la luz (los faros delanteros), el presente. El color blanco va detrás, en la maleta, simboliza el pasado, donde se guardan los repuestos, las herramientas y los cachivaches. De la delantera se espera cualquier cosa buena, de la maleta cualquier cosa fea. Se desata entonces la clásica
persecución de película, donde unos abuelos, a la vista de todo el
mundo, buscan realizar su epopeya; no es nada casual que el carro se
les accidentara en el camino, en alusión a que este proyecto
político (chavista-adeco) se ha quedado accidentado porque es pura
pinta y no sirve. Tanta ha sido la frustración que sólo les quedó la silla de rueda para resguardar "el proyecto", la cual jamás utilizó ninguno durante la fuga: esto es un signo de dignidad.
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EL PROYECTO EN CAJA DE GALLETAS |
Una
característica de la llamada “viveza criolla” es que los abuelos
prófugos se llevan las cenizas (el proyecto) que estaba depositada
en un ánfora especial y cada tanto se olvidan de ella. La pierden,
la descuidan, la vuelven a encontrar y no les asusta ni les importas,
no le paran; parece como si confiaran en que nunca se va a perder o
si se pierde no importa. ¿Esto simboliza un elemento crítico de
irresponsabilidad de los venezolanos con sus proyectos? Finalmente coincidimos con Anzola, que ésta “viveza criolla” es
burguesa no es del pueblo. Los pueblos somos responsables con
nuestros proyectos. Además, sucede en una pollera a orilla de carretera
donde brindan, que unos niños se llevan el ánfora con la ceniza y
la manipulan, le dibujan signos propios con unas tizas ¿referencia a
la influencia de las nuevas generaciones en el “proyecto”?
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EN BUSETA: LAS DOS CLASES SOCIALES JUNTAS |
Al
abandonar el carro que ya no les sirve, deciden seguir en buseta donde se reúnen con el pueblo. ¿El viaje en la buseta es una reconciliación
con la identidad popular? Sin embargo, son capturados por la policía
y el hijo de Paloma (José Roberto Díaz). Les quitan el ánfora
pero no las cenizas, porque Don Lorenzo las ha cambiado (viveza) a su caja de galletas y las sustituye en el ánfora por las
cenizas del pollo en brasas que es símbolo de lo que queda luego de una juerga. Aquel vástago, quien es acusado de que
nunca se ocupó de su madre, se
lleva unas cenizas impostoras por las cenizas de su madre. Abraza la falsedad, los
residuos de otras culturas, el desarraigo, la indignidad.
SEMBRAR
VENEZUELA
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A CAMBURITO EN CAMIÓN |
¿Por
qué la trama se desarrolla en el estado Portuguesa? ¿Por qué el
objetivo de sus amigos es echar las cenizas en un
Río apartado, casi desconocido? Hay un sentido concreto de
orden familiar y solidario, pero ¿no será porque ese Estado es el llamado
“Granero de Venezuela”? Echar las cenizas de Paloma (la adeca que
no pudo ser) significa para Anzola y su equipo, el llamado a la
siembra, al cultivo, al conuco, al origen. El Río Camburito existe
en realidad y da nombre a una comunidad. En décadas pasadas, ese Río
fue afluente importante y dio aguas a la ciudad de Acarigua y a
pueblos como Agua Blanca, Araure de tierras
fértiles.
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PARA SEMBRAR HAY QUE TRABAJAR |
Hay
un escepticismo dentro de la política de la
película de Anzola: expone que la política es un carro que se
accidentó y hay que echar a un lado, y coloca la responsabilidad del
porvenir en las cenizas del pasado que resucitará como un
Fenix (paloma blanca de la paz) si se logra sembrar de nuevo; y la confianza en la
agricultura. Echar las cenizas
en las aguas de la sencillez como un abono, del volver a comenzar,
del retorno, con la gente del pueblo es el planteamiento de Anzola.
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LA PELÍCULA LES QUEDÓ REDONDITA |
Al
aparecer los títulos y encenderse las luces tenemos la sensación de
haber visto una película excepcional, digna, bien realizada, con el elixir político dentro (¡Bravo Anzola!), dedicada, además, a las
personas de la tercera edad, tema que bastante falta hace en nuestro
cine. Nos sentimos satisfechos y orgullosos. Deseosos de volverla a
ver para pescarle más detalles y comentarla en el Metro, en las
busetas, en las esquinas, en el barrio, en el trabajo, en el liceo,
en la escuela y recordarla en los buenos o malos momentos, como a
toda excepcional obra de arte.
No he visto esa pelicula, hay poca o nula promoción al cine nacional actual. Y las peliculas que llegan a lagunas salas duran máximo tres días. Enviamela por correo para descargarla.
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