La Agencia Central de Inteligencia (CIA) había sido la
organización mimada, amamantada y cuidada por el imperio capitalista,
fortalecido en los EEUU. Llena de mitos y leyendas había sido creada con
apetitos imperiales locales en expansión, en las fauces de sus mercados y en la
anexión de territorios en debilidad geopolítica. La CIA pasaría a ser esa
organización de agentes secretos que todo el mundo sabe de su existencia pero
nadie puede saber dónde y cómo operan. Invicta y con la segunda guerra mundial
como prueba superada, esta organización se batió en una postguerra donde sus
agentes no alcanzaron a prever la revolución China y en Corea lograron
dividirla; se adentraron a la década de los años 60 del siglo XX, con su
palmarés de victorias en saboteos, intervenciones y derrocamientos de gobiernos
nacionalistas en todo el mundo. En términos de beisbol, bateaba mil puntos de
porcentaje hasta que recibió el soberbio ponche
tirándole por parte de la Revolución Cubana, cuando los mercenarios entrenados
en sus campos, comieron tierra liberada en la invasión de Bahía de Cochinos;
hoy victoria del pueblo cubano en Playa Girón.
A partir de Playa Girón, la golpeada agencia quedó al
descubierto mundial por sus planes perversos e intervencionistas, en la voz de
los dirigentes revolucionarios de Cuba y en el grito de los movimientos
insurgentes del mundo. En conteo de protección, para hablar en términos
boxísticos, queda denunciada en su propio escenario, cuando se sospecha de la participación
de sus agentes en el magnicidio de John F. Kennedy en EEUU; también se le
denuncia en todos los países del mundo, donde las embajadas de este país fueron
señaladas como sitios donde la CIA entrenaba al libre mercado del sabotaje y la
muerte contra los movimientos progresistas. Sorbe de nuevo el lodo libertario,
con la aparatosa derrota de EEUU en la guerra contra el Vietnam (1975), donde este
pueblo del Asia, con elevada conciencia política, paciencia infinita, supremos
dirigentes y la enorme solidaridad del mundo, los resistió hasta enviar a sus marines
cabizbajos, enloquecidos, amargados, mutilados, heridos en su moral mercenaria,
a llorar al valle de Washington D. C.
No había terminado de levantarse mareada de la caída en
Indochina, cuando sobreviene la catástrofe del gobierno de Mohammad Reza Palevi
(Sha) en Irán (1979) y con éste se viene abajo una pieza esencial de EEUU, en su
estrategia de intervención en el Medio Oriente, donde la CIA cobra buena parte
de la responsabilidad. Con esta caída, la tambaleante agencia recibió el conteo
completo: ¡KO! Como es lógico, vendría la necesaria autocrítica, los balances, el
análisis, las estrategias renovadas, el bajo perfil. Hoy tenemos algo de esta
evaluación, siempre desde Hollywood, en la película «Argo» (Affleck, 2012).
LA REINA DE LAS MENTIRAS
«Taylor:
Esperaba a alguien con más apariencia de
agente típico.
Kevin: Creo que usted
estaba pensando en el FBI, señor.»
Diálogo de la película Argo
Nunca como en la película Argo se había visualizado a la agencia con desenfado tan
sorprendente. La rabia que generaron las actuaciones de sus agentes, sumada a
la necesidad de ahondar los mitos alrededor de la agencia, hizo que no hubiera
colocaciones audiovisuales relevantes, hasta entrado este siglo de
complejidades develadas que hoy vivimos. El secreto
de estado fue la categoría favorita manejada alrededor de sus actuaciones y
la contra-información ha sido siempre su especialidad, en donde el manejo eficiente
de la mentira, cobra calidad de suprema y aviesa habilidad. Si hoy sabemos esto
con claridad y concienciación, entonces, ¿Por qué creer lo expuesto en la
película Argo?
«Si quieres vender
una mentira, deja que la prensa la venda por ti», dice Jhon Chambers (Jhon Goodman)
como asesor y supuesto personaje real. Nos están diciendo en la pantalla: «Todo es mentira ¿y qué?». En vista de
esta particularidad, usaremos las comillas superiores para denotar —“duda”—. Luego
de la caída del Sha, el drama es la indudable debacle de la embajada de los
EEUU y la detención de todos los ciudadanos estadounidenses. La imagen de
“horda salvaje” es manejada para mostrar a quienes manifestaron apoyo y expresaron
su justa arrechera contra todo lo que significara EEUU. Luego viene lo que pude
ser la gran mentira histórica fabricada: “unos
supuestos miembros de la embajada de EEUU quedaron aislados en la embajada de
Canadá y la CIA prepara su rescate”. La solución fue realizar una película
falsa en medio de la revolución iraní. ¿La falsedad de una falsedad?
QUIEN DES-SATANICE A SATANAS BUEN DES-SATANIZADOR SERA
¿Una mentira tramada ayer es remozada hoy para satanizar
al pueblo iraní?; pueblo bajo amenaza permanente de ser invadido. El primer
ingrediente es ridiculizarlo. Supuestamente orquestaron una mentira basada en la
producción de una película falsa llamada “Argo”, para investir como miembros
del equipo canadiense de filmación a sus seis ciudadanos ocultados. El segundo
ingrediente es la exacerbación del morbo del sujeto revolucionario, cuando muestran
a un supuesto iraní diciendo: “Somos una
nación de 35 millones de habitantes y muchos de ellos están ansiosos de
asesinarlos”. El tercer ingrediente es la bestialización de la conducta de
los iraníes, cuando aparecen niños realizando dibujos escatológicos contra las
representaciones occidentales. ¿Quién nos asegura que estas imágenes infantiles
presentadas al final de la película como “reales”, no fueron preparadas en su
momento, lejos de Irán, para satanizar a esa revolución, como hoy lo hacen con otros
pueblos que resisten sus invasiones?
Hoy EEUU, a través de Hollywood, desclasifica sus
mentiras. Esta necesidad, en lo real de la geopolítica, responde a la creación
de una sensación de debilidad y fragilidad en la revolución de Irán a los ojos
del mundo. Un agente que no por casualidad es latino (Patria Grande donde hoy ocurren
revoluciones), de nombre Tony Méndez
(Affleck), antes de la misión, dejó su anillo de matrimonio frente a la foto de
su hijito (¡Cándido mercenario!). Méndez con el nombre clave “Kevin Harkins” logra
que los diplomáticos ocultos salgan del Irán, en medio de las truculencias de
toda película hollywoodense: nuevamente un Supermán salva.
MEJOR ACTRIZ ENCUBIERTA
Ante la estrepitosa caída en aquel Irán revolucionario, nos
preguntamos desde esta película Argo
¿No tendrían los EEUU la imperiosa necesidad de suavizar tan grave derrota
geopolítica y no les quedó otro remedio que intentar decir al mundo que no los
habían jodido del todo? ¿La participación del gobierno de Canadá en la mentira,
no los deja como caimanes del mismo pozo? Todo imperio lo es, en tanto
previene. Por esto se dan el lujo fílmico de escribir esta escena, no carente
del más ácido humor gringo:
«Kevin:
Todas las opciones son malas. Tenemos que encontrar la mejor.
Secretario
de Estado (SE): ¿No tiene una mala idea que sea mejor que ésta?
Kevin: Esta
es la mejor mala idea que tenemos, señor. Por lejos.
SE: El
gobierno de EEUU ha aprobado su película de ciencia ficción.
Kevin:
Gracias, señor».
Este diálogo sólo podemos ubicarlo en el absurdo. Es
importante pensar en el absurdo —sobre todo en política—y en cómo las paradojas
asaltan la realidad cuando las acciones humanas preñan transformaciones. Esto
debe hacerse para encontrar el lugar en donde la mentira está siendo lanzada
como agitador mortal contra los pueblos. Hoy que el imperio capitalista y su
principal cancerbero (EEUU) piensan invadir el Irán¸ quieren llenar de
heroísmos las acciones de sus agentes, para moralizar la opción de libertad de morirse de hambre que llevan
a los pueblos. Esto es «guerra de cuarta
generación», su clave lleva la mentira en el mensaje y de nuevo la porta como
premio, una CIA que los pueblos estamos esperando en la bajadita.
AGRADECEMOS AL SEMANARIO LAS VERDADES DE MIGUEL POR LA PUBLICACIÓN DE ESTE TRABAJO EN EL AÑO 2012
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