viernes, 13 de enero de 2017

¡FANTASMAS DEL MUNDO, QUIÉN DIJO MIEDO!


En una de sus ediciones de aniversario en este siglo XXI, el diario Ultimas Noticias dedicó su ejemplar especial al tema de las creencias religiosas. Entrevistaron a una gama de personajes públicos, desde políticos hasta artistas de la farándula, pasando por chavistas, opositores, deportistas, chef de cocina, científicos, psiquiatras, periodistas. Sorprendente fue el resultado. En este país hasta el más ateo cree en alguna cosa mágica o religiosa. Aquí cualquiera lleva un amuleto en la cartera para invocar a un santo legal católico o subterráneo shamánico cuando la realidad se le pone chiquitica.
La pluriculturalidad nuestra da para todo. Quienes reconocemos la creciente democratización de la sociedad venezolana, igual debemos reconocer el mismo efecto democrático en las creencias religiosas, místicas, espirituales y ocultas. El calendario festivo tiene tantos diablos danzantes como goces de la espiritualidad cultural asistimos. Tantos diablos tenemos que la extranjera fiesta del Halloween queda como un coroto de bisuterías ridículas. En las escuelas, liceos y hasta en ciertas universidades se promueven y distribuyen, no siempre como sanas herencias culturales, todo tipo de influencias misteriosas que remedan al espiritismo y buscan empañar la genuidad cultural.
Sin embargo, creer también puede ser un ejercicio de libertad. Se cree en lo que a uno le da la gana. “El miedo es libre” dijo un político de este país hace algunos años y además es un sentimiento viseral porque para asustarse no hace falta sino buscarse un buen fantasma y apretar los esfínteres. Aunque a través del cine y el internet nos envían un sinfín de mitos urbanos desde las principales ciudades del Norte, a países como Venezuela no les hace falta un monstruo como Freddy Kruger para asustarse. Los fantasmas y brujas de Venezuela también tienen su historia y género. Hay algunos que sobreviven en el imaginario de la gente y sus anécdotas sirven de amena conversación tanto en bautizos como en velorios. Demos un breve paseo por esos territorios fantasmales donde hubo alguien que vivió y por múltiples razones la gente cree que sigue rondando por ahí.

EL TIRANO AGUIRRE
LOPE DE AGUIRRE
Ha sido el fantasma más famoso de Venezuela. Su notoriedad ha pasado las fronteras y ha decaído con los siglos aunque durante la colonia hizo estragos con la paciencia y creencia de la gente devota. Nacido en el Valle de Araoz, España, llega a estas tierras por el año 1546 desde el Perú en la tropa de Francisco Pizarro. Luego de varios asaltos y asesinatos de sus jefes, se hace con la estratégica jefatura de un barco y conduce su tripulación hacia la Isla de Margarita. En aquel paraíso terrenal instaura un estado de terror contra los propios españoles y tiende a favorecer a los nativos, muestra de ello es su unión con una indígena de la cual tiene una hija. Eran épocas de caos y rivalidades entre los mismos conquistadores quienes sucumbían a su propia codicia en búsqueda de El Dorado. Aguirre le declara la guerra al Rey de España, al clero y dirige su odio contra todo lo que fuera su pasado hispano. En su deseo de fundar un reino de justicia dejó un camino de sangre y ajusticiamientos. Es acorralado y asesinado en la ciudad de Barquisimeto. El clero y los conquistadores eran los más interesados en crear  y difundir su fantasmal recorrido en cadenas por las calles donde anduvo, para aterrorizar a los vecinos. Quienes dicen haberlo escuchado creen que se trata del mismo demonio.

NUESTRAS PROPIAS BRUJAS Y DUENDES
Se dice que nuestras brujas deben maldecir la sal e invocar al demonio para lograr su transformación en animal volador. No requieren de escobas (mucho menos hoy que están algo caras). Dicen que salen luego de la media noche a husmear las ventanas y techos de las casas. Buscan chismes, ver los actos sexuales y echar maleficios. En los campos se les invoca para promover el mal. Son escasas en las ciudades debido al cableado de los postes de la electricidad. Quienes las rechazan, utilizan una tijera amarrada en cruz y una prenda íntima sucia para atraparlas en pleno vuelo. Al caer les dan una paliza y les dicen que al día siguiente vayan por sal a la casa agredida. Se presentan con las marcas de los golpes y los agraviados les echan la sal en el rostro.
De los duendes se habla que son espíritus masculinos de las montañas de donde bajan a los pueblos y ciudades para perturbar la vida humana. Por lo general son burlones, feos, altamente pulcros y enamoradizos. Cuando se amañan en una casa, mueven los trastos sin fregar, tumban los libros de las bibliotecas y vacían los roperos. Pueden ser muy malvados con niños y niñas al no dejarlos comer. Se les espanta con la basura y en la mesa de comer odian el pan mohoso. Los vecinos del estado Mérida dan cuenta de una raza de duendes de las aguas llamados “Momoy” que son benefactores, cariñosos y sabios aunque se dice que secuestran doncellas de quince años.

LOS DE LAS INMENSAS SOLEDADES
Las noches de la colonia produjeron a “La Sayona”, especie de damisela esbelta de cuerpo que salía en caminos de escasa luz a hombres mujeriegos. Durante una hora, era perseguida por la víctima con su risita sensual y larga cabellera. Al llegar a un camino en cruz le mostraba su cara demoníaca y el incauto caía privado hasta por un mes, sin que médico ni remedio lograra reanimarlo. En cambio “La Llorona” es un grito ubicuo de mujer que se escucha con las doce horas nocturnas. Testigos dicen: “cuando se oye lejos es porque está cerca y viceversa”. Desanda los caminos hasta la eternidad porque asesinó a sus propios hijos al celar a un amante.
La leyenda de “El Silbón” es popular en los llanos venezolanos. Refiere a un hombre asesinado por un compadre a quien traicionó y su espíritu fue condenado a producir un sonido silboso repetido como un eco en las grandes sabanas. No tiene hora para producirse. Hay silbones que son sopladores y echan aire en el rostro de las víctimas.
Todos estos fantasmas han servido para atemorizar o divertir y para la producción de algunas teleseries entretenidas. Sin embargo, también han sido literatura para cierta edad en que el misterio, lo sobrenatural, lo desconocido y oculto salpican el alma. Es tan cierto que los fantasmas se fueron con la llegada de la luz eléctrica, porque suelen salir en las historias de la familia cuando se va la luz.

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