martes, 11 de abril de 2017

YAYA



Es alegre (muy alegre) y desea voz y guitarra para quedar en armonía con la humanidad. Quién sabe qué cantor o cantora  pueda darle luz. “Accede al nacimiento” -le invita un ángel: “Estás preparada para la vida porque eres una artista”, pero no lo quiere, teme, es un salto demasiado grande. Verse con madre, tal vez padre y quizás hasta hermanos… y además cuerpo, realidad, demasiada realidad… No, no lo dimensiona.

Más bien anhela viajar en una melodía. Ha husmeado los conciertos de la música orquestal y no le han llamado la atención. Le parecen hermosos los teatros aunque le incomoda la majestuosidad. Además, no se quiere atrapada en una partitura para que luego un autor desee escribirla en esas cuentas guindadas en cinco líneas y se le engavete hasta que el azar (que siempre es travieso y de tiempos díscolos) haga que alguien la encuentre y luego le dé el justo valor con que ha sido escrita o peor: la tire a la basura porque no sea de su talla. “No lo deseo”- se dice. Definitivamente no está en sus planes infinitos.

Prefiere que una chica cualquiera, con habilidad en las manos sobre la guitarra, comprenda su necesidad de existir. Quiere ser cantada en plena calle para que la escuchen quienes son atrapados por el harapo y el infortunio o aquellos y aquellas que sienten el olvido del mundo como su comarca o los que han perdido el pecho en una cuita de amor y se hunden en la pena. También los niños: pudiera ser motivo para una canción donde es la musa que acompaña a un niño en el juego con su tren. Y también las niñas: ¿Y si acaso logra ser el impulso para el ritmo musical de una niña escaladora de montañas?

Ese salto sí le gustaría. Ser una canción en la voz de una muchacha virtuosa y desprejuiciada, le gustaría. Ser el motivo para una fiesta que tenga risas y felicidad y algo de olvido pasajero y hasta un instante de baile ¿por qué no?; así sí se dejaría atrapar para siempre en una canción.

Ser cantada por la gente sencilla de todos los días: por quien lava su propia ropa o friega los trastos o acomoda los jardines o quien mira que las arañas tejan bien sus telarañas. No le gustaría ser cantada a través de ningún aparato electrónico, ni que alguien se haga famoso con su eternidad.








Del libro inédito LIMBIC@S: Buscan contextos para llegar a ser textos.

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