miércoles, 29 de marzo de 2017

DE EL CHACAL FICTICIO AL CARLOS REAL: BANALIZACIÓN POLÍTICA


«El cine es político hasta por omisión»
Carlos Saura


SALA DE CINE EN EL DESIERTO DE SINAI
Plantear una problematización humana, mostrar sus tendencias de manera aguda, optar por el reclamo de los derechos humanos, denunciar las injusticias, elaborar un discurso coherente con valores de transformación social, desplegar mensajes contra hegemónicos de alta factura conceptual, escenificar luchas libradas por colectivos humanos sean tal vez los objetivos más importantes del llamado cine político.

La primera película que lleva la distinción de ser considerada política es El Acorazado Potemkin (1925) del ruso Sergéi M. Einsenstein y mucho del cine soviético posterior al 1917 pre estalinista, fortalece la categoría de cine político. La primera gran película del género político en Hollywood es sin lugar a dudas El Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles que le costó su carrera artística por la persecución de que fue objeto por parte del multimillonario Randolph Hearts a quien denuncia.

El cineasta que lleva la distinción por haber desarrollado un cine de género político con alto criterio es el greco-francés Costa Gavras, por su extraordinaria saga de filmes como Z (1969), La Confesión (1970), Estado de Sitio (1973), Sección Especial (1974), Desaparecido (1982), Caja de Música (1989), Mad City (1997) en otras. La conflictiva situación social en Latinoamérica en los años 60 del siglo XX, produjo un cine político con una experiencia organizativa llamada Distribuidora de Cine del Tercer Mundo merecedora de una página especial, para resaltar la cinematografía que vimos catalogada como política. Este palmarés mundial hoy sufre extrañas remembranzas a partir de películas como Carlos: El Chacal de la Muerte (Olivier Assayas, 2010) que miraremos con ojo indagador.

La banalización del discurso político

Es tarea de la hegemonía capitalista promover la banalización del discurso político desde todos sus órdenes ideológicos y el cine es uno de sus contextos más poderosos para esta estrategia. En cada fotograma de cada película gringa se cumple este cometido y se banaliza desde el comienzo en la película Carlos: El Chacal de la Muerte cuando se nos dice que las escenas y los personajes son ficticios. ¿Cómo es eso de que tratándose de un personaje históricamente notorio y real, se diga que es ficción? ¿Es ficción o es realidad? No importa la respuesta. La regla de oro de la banalización del discurso político es: LO QUE TE DIGO ES MENTIRA, PERO SABIENDO ESTO, TU CREERAS SIEMPRE QUE ES VERDAD. Se nos dice que el argumento está apoyado en documentos biblio-hemerográficos y no se citan las fuentes.

Miénteme más / que me hace tu maldad feliz

¡Qué buena e ingenua es la policía francesa! No parecen los mismos gendarmes que acabaron a plomo limpio las manifestaciones de los años 50 y 60 dejando una mortandad a su paso, ni la que ametralló y torturó a miembros y miembras de grupos de acción directa de los años 70 y 80. Los policías ficticios llegan en parejas, máximo tres, sacan un impecable carnet, tiene la pistola guardada y tocan a la puerta con una pulcritud digna de Blanca Nieves. Interrogan a los terroristas con la confianza de que van a delatar: ¡Y los terroristas delatan sin recibir ni un pellizco! Con esta policía y con estos revolucionarios, cualquiera hace la revolución. ¿De dónde sacaron a esta policía y a estos revolucionarios?

En el guión, el personaje habla de la revolución como si fuera una receta de cocina. Dice a los demás guerrilleros, levantando la ceja: “Me llamo Carlos, puede que me conozcan”. La política para El Chacal es una retahíla de frases manidas que repite durante toda la película hasta el fastidio. Cuando van a asaltar la sede de la OPEP en Viena, reparte los puestos de mando como si estuvieran jugando al palito mantequillero. Llegan al sitio en un autobús lleno de gente y preguntan en la recepción: “¿Aquí es donde están los embajadores de la OPEP?”, cual panas de los diplomáticos. Al llegar al sitio de la conferencia (que tiene mesitas de prescolar) es cuando disparan las armas al aire y al rato aparecen unos guardias que son muertos como corderitos. Las negociaciones parecen un diálogo entre borrachos. Los terroristas salen victoriosos del hotel en actitud festiva y les ceden un avión sin rumbo fijo. Parecen cantar: “Y en dónde nos quedamos / matarile rile ron”. El piloto se amotina y no le dan ni un empujón (como en una película de Leslie Nilsen) hasta que por fin llegan a cualquier país que a la audiencia se le ocurra, porque hasta este momento nos damos cuenta de que se trata de una película cómica.

Es fácil mentir acerca de alguien incomunicado

Se intenta banalizar que el verdadero Carlos, en su andar revolucionario por el mundo, se transformó en una leyenda porque siempre dejó en ridículo a los aparatos de seguridad y servicios secretos de Europa, no porque fueran ingenuos ni buenecitos, sino porque logró formar una red política para la acción directa contra el capitalismo y el sionismo que los mantuvo en jaque a base de disciplina e inteligencia.

El verdadero Carlos devela la rapacidad de las oligarquías europeas que a través de sus aparatos de seguridad, acabaron a metralla cerrada con todos los grupos en legítima resistencia contra el capitalismo que se instauró desde el hambre y la miseria en Europa con el llamado Plan Marshall. Carlos logró articular con conocimiento sin par y la ayuda de los países entonces progresistas de la época, una red de revolucionarios que puso en alerta al capitalismo. La red fue neutralizada y luego exterminada por la feroz represión y las propias contradicciones políticas de los mismos grupos insurgentes.

Cuando es acorralado por el delator y el agente del servicio secreto francés en su apartamento, Carlos estaba solo. Los ajusticia a ambos y escapa de un cerco policial. Las referencias de este hecho en la película, aparte de banalizantes, son ridículas. Agentes que llegaron posteriormente al apartamento sembraron la novela titulada El Día del Chacal (Frederick Forsyth, 1971) para crear el pseudónimo mediático satanizador y hacer creer que Carlos leía su contenido con interés operativo. ¿Por qué no se mostró este hecho tan significativo y tan publicitado en una película tan larga?

¿Por qué la escena (más ridícula) del autógrafo en el avión, se le atribuye al diplomático de Nigeria? ¿Por qué se incluye un discurso real de Arafat en una película que advierte desde el inicio la relación ficticia entre los personajes? ¿Por qué los guerrilleros lanzan un cohete desde el sitio de espera de los pasajeros de un aeropuerto para que los atrapen? ¿Por qué esta nueva satanización del coronel Gadafy, justo cuando la CIA, la Unión Europea y la Liga Árabe están atizando la guerra en Libia con objetivos de invasión? ¿Por qué se exhibe esta película anti árabe, meses antes de desatarse la coyuntura actual en el Magreb? ¿Desde nuestra posición como audiencia, por qué nos creen más idiotas que los guerrilleros ficticios?

Es un secreto a voces que Carlos es capturado en Sudán luego de la caída del Muro de Berlín que trajo el desmantelamiento de su red de seguridad y la pérdida de perspectivas políticas del movimiento comunista mundial que le permitió movilizarse. En esta película banalizadora, se tergiversa y sataniza la acción solidaria e internacionalista de Carlos a favor de Palestina, de los pueblos árabes y del mundo. Aún hoy, el tribunal francés no ha podido probar, en juicio parcial y amañado, algo más que la muerte en combate del soplón y del policía. La operación en la Conferencia de la OPEP en Viena arrojó una baja real. Sólo una acción solidaria mundial por su liberación o la caída definitiva del capitalismo, podrán develar a fondo la verdadera historia del compatriota Ilich Ramírez Sánchez, no esta película llena de falsedades hecha para disociar incautos. 

Con orgullo editamos este trabajo para significar la solidaridad irrestricta e incondicional con el camarada Ilich Ramírez Sánchez "Carlos" quien supo pararse frente al capitalismo para denunciar sus miserias, bajezas y maldades. Organizó a los revolucionarios de entonces, puso en ridículo a todas las policías europeas secreta o no y sus triunfos fueron las victorias de todos los pueblos explotados del mundo. Algún día será reivindicado como el revolucionario que denunció al capitalismo como cadena perpetua que sufre el planeta.

Nuestro agradecimiento al semanario Las Verdades de Miguel por la publicación de este artículo en el año 2011

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