«El
cine es político hasta por omisión»
Carlos Saura
SALA DE CINE EN EL DESIERTO DE SINAI |
Plantear
una problematización humana, mostrar sus tendencias de manera aguda, optar por el
reclamo de los derechos humanos, denunciar las injusticias, elaborar un
discurso coherente con valores de transformación social, desplegar mensajes
contra hegemónicos de alta factura conceptual, escenificar luchas libradas por colectivos
humanos sean tal vez los objetivos más importantes del llamado cine político.
La
primera película que lleva la distinción de ser considerada política es El Acorazado Potemkin (1925) del ruso
Sergéi M. Einsenstein y mucho del cine soviético posterior al 1917 pre estalinista,
fortalece la categoría de cine político. La primera gran película del género
político en Hollywood es sin lugar a dudas El
Ciudadano Kane (1941) de Orson Welles que le costó su carrera artística por
la persecución de que fue objeto por parte del multimillonario Randolph Hearts
a quien denuncia.
El
cineasta que lleva la distinción por haber desarrollado un cine de género
político con alto criterio es el greco-francés Costa Gavras, por su
extraordinaria saga de filmes como Z (1969), La Confesión (1970), Estado de
Sitio (1973), Sección Especial (1974), Desaparecido (1982), Caja de Música (1989),
Mad City (1997) en otras. La conflictiva situación social en Latinoamérica en
los años 60 del siglo XX, produjo un cine político con una experiencia organizativa
llamada Distribuidora de Cine del Tercer
Mundo merecedora de una página especial, para resaltar la cinematografía que
vimos catalogada como política. Este
palmarés mundial hoy sufre extrañas remembranzas a partir de películas como Carlos: El Chacal de la Muerte (Olivier
Assayas, 2010) que miraremos con ojo indagador.
La banalización del discurso
político
Es
tarea de la hegemonía capitalista promover la banalización del discurso
político desde todos sus órdenes ideológicos y el cine es uno de sus contextos
más poderosos para esta estrategia. En cada fotograma de cada película gringa se
cumple este cometido y se banaliza desde el comienzo en la película Carlos: El Chacal de la Muerte cuando se
nos dice que las escenas y los personajes son ficticios. ¿Cómo es eso de que tratándose
de un personaje históricamente notorio y real, se diga que es ficción? ¿Es
ficción o es realidad? No importa la respuesta. La regla de oro de la
banalización del discurso político es: LO QUE TE DIGO ES MENTIRA, PERO SABIENDO
ESTO, TU CREERAS SIEMPRE QUE ES VERDAD. Se nos dice que el argumento está
apoyado en documentos biblio-hemerográficos y no se citan las fuentes.
Miénteme más / que me hace
tu maldad feliz
¡Qué
buena e ingenua es la policía francesa! No parecen los mismos gendarmes que
acabaron a plomo limpio las manifestaciones de los años 50 y 60 dejando una
mortandad a su paso, ni la que ametralló y torturó a miembros y miembras de grupos
de acción directa de los años 70 y 80. Los policías ficticios llegan en
parejas, máximo tres, sacan un impecable carnet, tiene la pistola guardada y
tocan a la puerta con una pulcritud digna de Blanca Nieves. Interrogan a los
terroristas con la confianza de que van a delatar: ¡Y los terroristas delatan sin
recibir ni un pellizco! Con esta policía y con estos revolucionarios,
cualquiera hace la revolución. ¿De dónde sacaron a esta policía y a estos revolucionarios?
En
el guión, el personaje habla de la revolución como si fuera una receta de
cocina. Dice a los demás guerrilleros, levantando la ceja: “Me llamo Carlos,
puede que me conozcan”. La política para El
Chacal es una retahíla de frases manidas que repite durante toda la
película hasta el fastidio. Cuando van a asaltar la sede de la OPEP en Viena, reparte
los puestos de mando como si estuvieran jugando al palito mantequillero. Llegan
al sitio en un autobús lleno de gente y preguntan en la recepción: “¿Aquí es
donde están los embajadores de la OPEP?”, cual panas de los diplomáticos. Al
llegar al sitio de la conferencia (que tiene mesitas de prescolar) es cuando
disparan las armas al aire y al rato aparecen unos guardias que son muertos
como corderitos. Las negociaciones parecen un diálogo entre borrachos. Los
terroristas salen victoriosos del hotel en actitud festiva y les ceden un avión
sin rumbo fijo. Parecen cantar: “Y en dónde nos quedamos / matarile rile ron”. El
piloto se amotina y no le dan ni un empujón (como en una película de Leslie
Nilsen) hasta que por fin llegan a cualquier país que a la audiencia se le
ocurra, porque hasta este momento nos damos cuenta de que se trata de una película
cómica.
Es fácil mentir acerca de alguien
incomunicado
Se
intenta banalizar que el verdadero Carlos, en su andar revolucionario por el
mundo, se transformó en una leyenda porque siempre dejó en ridículo a los
aparatos de seguridad y servicios secretos de Europa, no porque fueran ingenuos
ni buenecitos, sino porque logró formar una red política para la acción directa
contra el capitalismo y el sionismo que los mantuvo en jaque a base de
disciplina e inteligencia.
El
verdadero Carlos devela la rapacidad de las oligarquías europeas que a través
de sus aparatos de seguridad, acabaron a metralla cerrada con todos los grupos
en legítima resistencia contra el capitalismo que se instauró desde el hambre y
la miseria en Europa con el llamado Plan Marshall. Carlos logró articular con conocimiento
sin par y la ayuda de los países entonces progresistas de la época, una red de
revolucionarios que puso en alerta al capitalismo. La red fue neutralizada y
luego exterminada por la feroz represión y las propias contradicciones políticas de los mismos grupos
insurgentes.
Cuando
es acorralado por el delator y el agente del servicio secreto francés en su
apartamento, Carlos estaba solo. Los ajusticia a ambos y escapa de un cerco policial.
Las referencias de este hecho en la película, aparte de banalizantes, son
ridículas. Agentes que llegaron posteriormente al apartamento sembraron la
novela titulada El Día del Chacal (Frederick
Forsyth, 1971) para crear el pseudónimo mediático satanizador y hacer creer que
Carlos leía su contenido con interés operativo. ¿Por qué no se mostró este
hecho tan significativo y tan publicitado en una película tan larga?
¿Por
qué la escena (más ridícula) del autógrafo en el avión, se le atribuye al
diplomático de Nigeria? ¿Por qué se incluye un discurso real de Arafat en una
película que advierte desde el inicio la relación ficticia entre los
personajes? ¿Por qué los guerrilleros lanzan un cohete desde el sitio de espera
de los pasajeros de un aeropuerto para que los atrapen? ¿Por qué esta nueva
satanización del coronel Gadafy, justo cuando la CIA, la Unión Europea y la
Liga Árabe están atizando la guerra en Libia con objetivos de invasión? ¿Por
qué se exhibe esta película anti árabe, meses antes de desatarse la coyuntura
actual en el Magreb? ¿Desde nuestra posición como audiencia, por qué nos creen
más idiotas que los guerrilleros ficticios?
Es
un secreto a voces que Carlos es capturado en Sudán luego de la caída del Muro
de Berlín que trajo el desmantelamiento de su red de seguridad y la pérdida de
perspectivas políticas del movimiento comunista mundial que le permitió
movilizarse. En esta película banalizadora, se tergiversa y sataniza la acción
solidaria e internacionalista de Carlos a favor de Palestina, de los pueblos
árabes y del mundo. Aún hoy, el tribunal francés no ha podido probar, en juicio
parcial y amañado, algo más que la muerte en combate del soplón y del policía. La
operación en la Conferencia de la OPEP en Viena arrojó una baja real. Sólo una
acción solidaria mundial por su liberación o la caída definitiva del
capitalismo, podrán develar a fondo la verdadera historia del compatriota Ilich
Ramírez Sánchez, no esta película llena de falsedades hecha para disociar incautos.
Con orgullo
editamos este trabajo para significar la solidaridad irrestricta e incondicional
con el camarada Ilich Ramírez
Sánchez "Carlos" quien supo pararse frente al capitalismo para denunciar sus miserias, bajezas
y maldades. Organizó a los revolucionarios de entonces, puso en ridículo a
todas las policías europeas secreta o no y sus triunfos fueron las victorias de
todos los pueblos explotados del mundo. Algún día será reivindicado como
el revolucionario que denunció al capitalismo como cadena perpetua que sufre el
planeta.
Nuestro agradecimiento al semanario Las Verdades de Miguel por la publicación de este artículo en el año 2011
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