TROLL |
Puede ser significativo reconocer nuestra educación en
simbologías venidas de la cultura occidental de signo greco-romano y eurocéntrico.
Puede ser muy importante, si vemos la asimilación hecha de esta visión del
mundo por la cultura estadounidense, porque el desarrollo de ésta a dimensiones
imperiales se ha transformado de explicable influencia cultural entre pueblos a
imposiciones por vías alienantes y mediatizadoras. La tradición antigua de
mitos, leyendas e imaginarios de Grecia, Roma y el resto de Europa —a través de
diosas, dioses, ogros, gnomos, brujas, magos, hadas, grifos, medusas y pare de
contar— ha sido traducida por la cultura de los EEUU, allí donde el poderoso
medio cinematográfico cumple un papel de invasor de nuestras pantallas.
Para contrarrestar la avalancha de imaginarios
eurocéntricos occidentales, hay que ir a nuestros orígenes, a nuestra territorialidad
ancestral y para esto hace falta mucho esfuerzo investigativo, mucha
creatividad para una tarea compleja y permanente. Lo más fácil es copiar o
inventar sobre lo copiado que es lo mismo. Difícil es internarnos es nuestras
propias raíces y buscar allí los imaginarios que conmuevan nuestra fibra (sobre
todo la infantil) para tocar el tuétano de nuestra conciencia y despertar el
amoroso duende de la sensibilización. Como cine, echar mano de las recetas de
la imaginería hollywoodense es fácil, en cambio, crear desde la mirada profunda
a nuestros mitos, por francamente difícil que sea, es la auténtica tarea
cultural del día a día, más desde culturas que han estado postergadas,
reprimidas a fuerza de imposiciones e imposturas enajenantes.
En el trabajo de reciente factura realizado por el equipo
del director Olegario Barrera con la película El Manzano Azul (2012), encontramos un esfuerzo por desplegar una
dimensión cinematográfica donde se devele esta dialéctica entre los imaginarios
eurocéntricos ya impuestos y formas imaginativas propias que conmuevan. Si Barrera
y su equipo lograron caminar con autenticidad por este fascinante propósito, es
cometido de esta página semanal mirarlo, para dejar algunas pistas.
Desafío
desde un Manzano Azul
«¿Cuál
me gustaría comer
entre el mango y la
manzana?
contestaré amigo mío
que el mango me da
más ganas.
El mango lo como yo
también lo comió mi
abuelo
además tiene el sabor
que saca de nuestro
suelo».
Luis
Mariano Rivera
PELICULA "CAMINO A CASA" COREA, 1999 |
La esencia de la historia—ésa que nos cuenta de un niño
llevado por su madre adonde su abuelo que vive en una zona rural— coincide casi
al calco, en buena parte de la trama, con el relato del filme Camino a Casa (1999) de la directora
coreana Zang Yimou, sólo que en vez de una abuela como en el caso de la
película asiática, en esta oportunidad se trata de un abuelo (Landa) que vive
en una parcela de nuestros Andes. Con esta similitud, nos obliga Barrera a
comparar ambos trabajos porque la atmósfera infantil creada al inicio a raíz
del personaje Diego con sus
malacrianzas, desplantes y extrañezas al mundo del abuelo campesino, son
similares a las trazadas para el personaje infantil San Woo, que hicieron poner a prueba toda la paciencia de su abuela:
el aprovechamiento de la nocturnidad como misterio del campo, la incorporación
de un animal: el burro: (en Camino a Casa
es “La Vaca Loca”), las escenas de rechazo de la comida, el juego portátil, la
letrina, el enamoramiento con la niña son elementos puestos por Barrera en su
película, ya colocados en el filme coreano 13 años antes.
HOLLYWOOD PUEDE RECREAR CON SÓLO UN TRIS |
¿Y qué del manzano azul? ¿Por qué no utilizar una fruta sembrada
en esta tierra por tradición? ¿Por qué no un mango? Esta simbología es
trascendente en la película y nos dice cómo está pensando el realizador. Duélale
al gusto que le duela, la manzana no es una fruta popular, es foránea y
significa en el filme de Barrera ese empeño por resaltar siempre lo de afuera,
lo extraño primero que lo nuestro, conducta que ha golpeado a nuestra
posibilidad identitaria y ha hecho cantar a muchos cultores y cultoras reclamos
genuinos y políticos a favor de nuestras raíces. El manzano de Barrera es banal,
es artificial como una hamburguesa y su color azul refiere directamente a Los
Pitufos. Al director le importa mucho el color —lo demostró con el blanco y el
vinotinto en su filme Una Abuela Virgen
(2007) —en esta oportunidad ha creado un mito común que Hollywood puede recrear
con sólo un tris de sus poderosos dedos.
Alienación
política en un Manzano Azul
«Que el galán a su novia
cuando quiere regalar
prefiere darle manzana
antes que el mango vulgar.
Amigo esta no es razón
se lo digo sin porfía
el galán procede así
por complejo y monería»
Luis
Mariano Rivera
LOS FUNCIONARIOS SEGUN BARRERA |
¿Quién es el abuelo Francisco? A diferencia de la maravillosa
abuela del filme coreano Camino a Casa
que vive en un modesto rancho, siembra un conuco para vender en el mercado y
sobrevivir, este abuelo es un propietario de tierras (terrateniente) que tiene
jornaleros a su disposición, detalle del guión muy importante. Acucioso del
color, Barrera nos muestra como buitres (negros) a quienes viene a usurpar las
tierras del abuelo (¿funcionarios del Ministerio de Tierras?) y propone que los
trabajadores se rebelen en contra de los usurpadores, como si defendieran al
dueño para que los sigan explotando. Es la idea de muchos propietarios en la Venezuela
real que tienen manzanos azules engordándose en tierras baldías. Otra pista de
signo político es que la esposa del abuelo (la abuela) en la historia ha muerto
por arma de fuego en un atraco. Puesta así la escena, cumple la versión
descontextualizada del problema de la violencia social estructural y aparece como
impostura creada por la versión oligarca de “inseguridad” que conviene mucho a
los medios privados que la propagan.
Requiem
para un Manzano Azul
«Pa´una dama delicada
comer mango es indecente
porque se ensucian las manos
y hebras deja entre sus dientes.
Amigo esa no es razón
si el mango fuera importado
le aseguro lo comiera
sin tomar ese cuidado.»
Luis
Mariano Rivera
UN HEREDERO MILAGROSO A SEGUIR EXPLOTANDO LA TIERRA |
No puede ser más hollywoodense la propuesta final de
Barrera. Mientras en Camino a Casa la
alternativa es el reconocimiento de las raíces desde el referente de la abuela,
estando en el sitio que escoja el nieto, porque esto valorizará su identidad,
en El Manzano Azul se propone al
joven David, casarse con una lugareña (como símbolo patriarcal y machista),
heredar la propiedad de la tierra (explotar a los trabajadores), trabajarla con
su tractor (por un tiempo), sin tomar en
cuenta el contexto de donde vino el personaje: la ciudad. Es la salida
burguesa del tipo Cuento de Navidad
de Dickens, donde Scrooge toma
conciencia con un susto. ¿Cómo tomó conciencia el niño David de que esto era lo
que habría de hacer? ¡Por arte de la magia del Manzano Azul! Por esto se muere
el abuelo (clásica salida Hollywood) para que venga un heredero milagroso a
seguir explotando la tierra y a los campesinos (que son ignorantes) y para
impedir que la tierra se comparta en colectivo: ¡Ah!… y para que salgan
lágrimas de la audiencia.
VENCER |
Es el típico símbolo artificial este manzano azul, sólo
explicable desde la realidad transgénica que ahora nos quieren imponer las
transnacionales de los productos alimenticios, para suplantar a los frutos
naturales de la Pacha Mama. Sus manzanas azules, como todo transgénico, no
tienen semilla, son el resultado de laboratorios y no alimentan la vida humana,
en cambio, vienen a castrar el sueño de propietarios de la tierra como
Francisco, que creyeron en el tractor manejado por su nieto para salvarles la
historia. Ya no será así. Sólo la verdadera siembra colectiva de la tierra, la
inédita fecundidad del pueblo, con profundas semillas culturales de nuestra
historia, podrán salirles al paso a estas transnacionales y vencer.
Nuestro agradecimiento al semanario Las Verdades de Miguel por la publicación de este artículo en el año 2012
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