sábado, 17 de marzo de 2018

EL LIBRO QUE FUE OCULTADO EN LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA




NIÑO LEYENDO EN LONDRES TRAS BOMBARDEO
Nada es tan mágico como un libro. Cualquier ser humano o animal o espiritualidad se inclina ante un libro como ante un monumento. Si alguien regresara de la muerte, buscaría antes que nada una biblioteca para meterse entre las páginas de un libro. El tropiezo de un caballo, un pelícano o una mariposa frente a un libro puede tener curiosos misterios. Aunque no sepa para qué lo querría, la visita de una persona a cualquier estancia le impulsaría a la atención de un libro antes de tomar cualquier otra cosa de su interés. El libro es un compañero silencioso, un arma infalible (mientras más pequeño más peligroso), de los objetos el más conocido; si cien personas fuesen escogidas en un concurso para traer cualquier cosa a un lugar, por lo menos una de esas personas traería un libro. Como un libro es poderosamente político porque tiene una política en sí mismo, toda revolución social, si es digna y genuina, se dimensiona desde la promoción, edición y difusión de libros. La Revolución Bolivariana, como proceso político en Venezuela, no ha faltado a este designio.

Desde sus inicios, la Revolución Bolivariana ha promocionado el libro al impulso de una gran avanzada alfabetizadora de propósitos y resultados encomiables. Era lógico desde aquel bisoño gobierno del Presidente Hugo Chávez, luego de hacer vivir el encuentro con la lectura del idioma castellano a la gran mayoría de nuestros compatriotas en condición de desconocimiento de esa experiencia lectoescritural, que viniera una avalancha de libros editados para la promoción de la lectura y el conocimiento de mundos y universos. Se intentó crear un sistema de imprentas y editoriales para tal fin (que aún está en el “veremos” fragmentador de la politiquería) sin embargo, muchos libros sintieron el manoseo de los curiosos anhelos de lectores y lectoras para el deber educativo, la indagación informativa o el disfrute lectoescritural.

Hubo en Venezuela libros de especial promoción. Los primeros que se promocionaron a través de la acción revolucionaria vinieron en una pequeña caja que se desarmaba en las manos por su pésima calidad, fueron encuadernados en papel imprenta (llamado popularmente papel periódico) y distribuidos a través de escuelas y comunidades organizadas. Estos ejemplares tenían títulos conocidos dentro de la literatura abya yala y mundial. Aquellos adecos camuflados en falsos chavistas (que no han desaparecido de las instituciones) seguro se embolsillaron su plata mal habida con aquella pésima calidad de libros que recibimos como el pueblo que somos. Eran los inicios de una revolución amenazada.

Luego vinieron las ediciones de dos libros de importancia universal como “Don Quijote de la Mancha” del español Miguel de Cervantes y “Los Miserables” del francés Víctor Hugo. Se hicieron grandes tirajes y se repartieron en Plazas Bolívar de ciudades y pueblos. Una millonaria empresa española fue la encargada de aquella edición, contratada con el cuento de que en Venezuela no se podían hacer los libros. Allí se impuso la mala fe y el clientelismo del adequismo institucional disfrazado de rojo-rojito y la imposición de ciertos personeros enquistados en la institución cultural que se aferraron a la mentira de que “en Venezuela no estaban dadas las condiciones para elaborar esos libros”. Nos preguntamos en ese momento: ¿Cuándo van a estar dadas las condiciones? Venezuela posee una vasta red de editoriales alternativas dimensionadas durante años en ciudades y pueblos, hechas por su propio esfuerzo. ¿Por qué no se hicieron estas ediciones a través de la Red de esas Imprentas forjadas en procesos de autoaprendizaje? ¿Por qué no se les proveyó del papel y la tinta para hacer este trabajo? ¿Por qué no se utilizaron las imprentas de las Universidades? ¿Por qué no se activó la creatividad del pueblo que somos? ¿Por qué ese inmenso presupuesto que se destinó para un fin tan loable, no se invirtió en el país y en cambio se le dio a una empresa extranjera? 

La respuesta es porque no interesaba a ciertas cúpulas que ya se enquistaban en el medio cultural a través de pequeños reyezuelos emergentes que buscaban amasar los presupuestos. Le recomendaron al Presidente Chávez dos libros de interés relativo para el pueblo venezolano que ya aquella empresa editorial española tenía en sus archivos, nada más de colocar en sus rotativas. ¿Qué nos interesaba de estos títulos más allá de hacer referencia a la cultura europea? ¿Acaso no había otros libros de mayor interés para el pueblo que somos, distanciados del eurocentrismo que entonces se promovió (y por varias décadas) en el interés de la cultura institucional de la Revolución Bolivariana? 
 
VUELVAN CARAS. ARTURO MICHELENA
¡Claro que hay otros libros! Nos sobran. En el seno de los grupos culturales y literarios del pueblo que somos, hablábamos de títulos mucho más apropiados para nuestro interés formativo. Susurrábamos: “Doña Bárbara” de Rómulo Gallegos, “Venezuela Heróica” de Eduardo Blanco, “Los Mercaderes del Voto” de Domingo Alberto Rangel, “Simón Rodríguez. Maestro de América” de Alfonso Rumazo González, “Humor y Amor” de Aquiles Nazoa y así sucesivamente un sin número de libros que pudo haber engrosado aquella lista de ejemplares a repartir en las Plazas Bolívar de Venezuela. Sin embargo, prevaleció la necedad eurocéntrica de subestimar al pueblo venezolano por “inculto” y entonces, estos tipos presumieron que había que “culturizar” al pueblo. Pretendieron atapuzar de libros la realidad lectoescritural del venezolano sin preguntarle qué había leído antes por su propia cuenta. Lamentablemente el Presidente Hugo Chávez fue mareado por quienes le vendieron esta idea peregrina. 
 
A la luz del tiempo hoy podemos constatar que hubo un libro ocultado por la Revolución Bolivariana con deliberada satrapía por los mercachifles editoriales y las mafias politiqueras. En primer lugar es importante referir quiénes lo ocultaron; fueron los politiqueros que quedan denunciados en sus claras y sabias páginas. Sus manos peludas impidieron que este importante volumen se abriera paso hasta las manos pertinentes y facilitadoras de la formación política ideal e imprescindible. En segundo término queda decir el por qué lo escondieron. Se trata de páginas que tienen un análisis de la sociedad venezolana con dimensiones trascendentales que se transforman en una advertencia a la sociedad entera desde el ejercicio político de la ciudadanía. Un libro que contribuye con creces a recuperar el pensar y hacer político tan deteriorado a la llegada a la Presidencia de Chávez en el año 1998, por la obra nefasta de los partidos de la cuarta república y que tanto costó recuperar en medio de los sabotajes de la conspiración oligarca con lecciones imborrables. Un libro, sobre todo, para la formación de las juventudes, de sencilla lectura, y para quienes lo quisieran leer y ejercitar con aliento formativo. Ese libro lleva por título: “VENEZUELA: LA IV REPÚBLICA (o la total transformación del Estado)” (1991); su autor es el militante revolucionario Kleber Ramírez (1937-1998).

23 DE ENERO DE 1958
Con un lenguaje sencillo, una semiótica directa, un análisis político profundo y detallado, el autor nos configura las causas y razones por las cuales nuestro país ha sido el que terminó siendo, traicionado por los demócratas de sainete que asaltaron el poder el 23 de enero de 1958; del por qué nuestro Estado pasó por diferentes trayectos temporales hasta descomponerse con el puntofijismo; las causas por las cuales nos perdimos en las fauces del imperio capitalista y quiénes fueron los responsables directos de esta infausta suerte. Es difícil leer este libro y no concienciar de inmediato sus llamados, apuntes, consejos, detalles políticos, sentidos prospectivos, teleologías. Se trata de un libro para construir porvenir. En manos de la juventud venezolana es un faro de luz a sus ojos ávidos de razones patrias, un amanecer en claridades sociales del árbol del pasado al que pertenecen sus hondas raíces, hoguera perenne a donde mantener cálidas sus comprensiones para las luchas y resistencias necesarias, estallidos de conciencia plena de pertenencia hacia un continuo de resistencias y dimensionamientos rebeldes que nos han marcado desde siempre. 
 
Para los enemigos de nuestro porvenir, ocultar este libro era (y sigue siendo) tarea impostergable ya que los acusa por anticipado ante las trapacerías que iban a cometer. Amontonaron desde las instituciones, una larga fila de proyectos editoriales filibusteros que sirvieron para obnubilar el pensamiento y la sensibilidad de toda propuesta formativa que se abriera paso con libros de planteamientos articuladores en la institucionalidad alternativa que el Comandante Hugo Chávez echó a andar. Con la idea de fortalecer la salida de libros de interés se inicia la configuración de un sistema editorial que no ha superado la fragmentación y el trabajar cada uno por su lado. Este malebaje de editoriales peregrinas, ha impedido encaminar planes de lectura que fortalezcan la iniciativa lectural que de por sí tenemos los venezolanos y las venezolanas; estos oportunistas se han encargado más de intentar vender sus libros que de la pertinencia de las lecturas que viajan escondidas en sus páginas.

Un libro que despliega la textualidad que a continuación exponemos, jamás podrá ser soslayado en un proyecto editorial con tinta de revolución:
El ejército debe imbuirse de un alto grado de civilidad, no en el sentido de evitar algún pronunciamiento, sino porque como todas las instituciones y entes del Estado, el ejército como institución también debe ser debatido públicamente y a fondo, pues alcanzará su carácter democrático cuando sea sentido por la sociedad venezolana como parte esencial suya y entonces, de una vez por todas, el tema militar dejará de ser un tema tabú” (p 95).

Nótese cómo este fragmento muestra la concepción que el Comandante Hugo Chávez promovió desde su acción social como líder de la Revolución Bolivariana de la unión cívico militar. Este criterio pudiera alimentar más la leyenda de que el autor del libro fue como un maestro político de Chávez. Y sus consejos parecen haber sido discutidos entre ambos personajes de la política:
Para ser parte del nuevo Estado, el Estado no gomecista, la concepción del ejército debe ser reconstruida totalmente, será necesario motivar una discusión pública sobre sus objetivos; sus posibilidades; sus tácticas; sus estrategias; su papel real dentro de la sociedad; todo eso sin temores ni resquemores”. (idem)

Estos y otros valiosos aportes lleva este libro consigo desde las ideas revolucionarias de este autor. Describe una detallada, estudiada y prístina crítica (sin sectarismos) a la IV República, incluyendo el reconocimiento histórico de acciones de uno de los líderes de los partidos que se formaban en las luchas por la democracia:
“…al (Rómulo) Betancourt de ese período le quedó indudablemente el mérito, más que ningún otro político nuestro, contemporáneo o no, en primer lugar de haber impulsado la politización de la nación venezolana y colocado la problemática de la “cosa pública” como un elemento de interés social y cuya discusión fuese parte de la cotidianidad de todos los ciudadanos; en ese sentido hizo cátedra de formación política del pueblo venezolano; en segundo lugar, se produjo una consecuencia de suma importancia para la sociedad venezolana: las bases sociales y políticas del Estado gomecista fueron barridas, quedaron definitivamente superadas a partir de este momento, esas bases serán cubiertas por los partidos políticos. Estos dos logros son de trascendencia y reconocerlo es una obligación”. (p 60)

Conclusiones como ésta, de fino carácter histórico, son sometidas al ejercicio hermenéutico del lector o lectora sin subestimación alguna. Expuestas a la mirada de la joven vanguardia política que se levanta tomando el testigo de los maestros políticos de antaño, las ideas de Kleber como uno de éstos, desafía toda postura acomodaticia o hipercrítica más para encontrar motivos y razones en lo que hemos sido como país que en buscar pretextos para llegar de manera fácil a orientaciones flojas de sustento. Y así como reconoce en el adversario político su mérito visible, por igual lo critica con la misma sobriedad, rigurosidad y solidez:
“… se fue inventando la leyenda: ‘Rómulo Betancourt, el padre de la democracia’. La amnésica conducta venezolana borró con borrador adeco al general López Contreras y al general Medina Angarita de la historia contemporánea venezolana, como también borró el sacrificio de todo un pueblo que pasó en vela la tenebrosa noche de la dictadura. El cuento de los vencedores de creer que la historia comienza con ellos. La sensación de sentirse ombligo del mundo. El apartarse de la grandeza bolivariana, para medrar en un narcisismo político repugnante, dirigido hacia lo inmediato y lo mezquino. El resultado está a la vista: zancadillas, insultos, bochornos, engaños. Hasta el año 45, la sociedad venezolana contaba con hombres de palabras; era un orgullo que se defendía con el propio honor. El engaño, el truco o, como dicen los mozalbetes de hoy: el vacilarse unos a otros, es una característica de la sociedad actual. Superar esta situación que se hace insostenible, traerá necesariamente nuevos sacrificios”. (pp 77-78)

Parados en la guerra que nos tienen el imperio y sus lacayos en los actuales momentos, aportes como éste significan enfoques de claridad política que oscilan entre la premonición y el acierto con el badajo de la fortaleza. Este párrafo contiene la mayor acusación a esa politiquería que aún queda retozando en las instituciones del Estado y en las prácticas políticas hacia las comunidades, como herencia de lo que Kleber Ramírez llama el gomecismo no superado por los adecos. Parece este párrafo, el perfil de situaciones, funcionarios y líderes políticos que no dejan de ser formados por esa herencia detestable y crecen como la maleza en las comunidades para crear nuevas mafias. 
 
Este libro debe estar en liceos y universidades públicas como cita obligada para la formación y discusión de ideas en nuestras juventudes en militancia y para la reflexión de los líderes políticos de la revolución. Su cuerpo de planteamientos debe conformar ejes de aprendizaje para cursos, talleres, conversatorios porque tiene una actualidad sorprendente y además rinde homenaje a su autor, quien supo ubicarse en la contribución revolucionaria de su tiempo. Además, produjo este libro con el autofinanciamiento. Como era la usanza de este tipo de iniciativas revolucionarias durante la cuarta república, Kleber Ramírez no buscó ningún tipo de contribución del Estado para su edición: éticamente estaba claro. Sin embargo, un Estado revolucionario tiene el deber ético y educativo de editarlo, promocionarlo y difundirlo.

3 comentarios:

  1. Donde se puede conseguir el libro?

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  2. Aron.

    Saludos.

    Ningún libro está lejos
    Ningún libro está cerca
    El libro es arisco y dialéctico como un puercoespín
    Lejos te atrae
    Cerca te pincha
    A los libros hay que invocarlos
    Se invocan con lecturas (y escrituras)
    Se lee el tema del libro como primer paso
    Hay que invocar mucho el tema
    De segundo paso escribirlo como si se lo leyera
    Y hay un tercer paso fundamental: el compromiso
    Debes comprometer tu entendimiento del tema
    en algún escenario humano del saber
    El libro buscado escucha esta invocación
    El libro invocado te busca

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  3. Los Comentarios sobran, Kleber, el viejo Kleber como le decíamos quiso agruparnos a todos y no pudo porque el sectarismo nos tiene jodidos, el esṕiritu de Gheto político lo ha impedido. Hoy un gheto con poder con una historia que nunca tuvieron se aprovecharon del Comandante para sumar poder y lanzarse a la aventura de ser una nueva burguesía con un lenguaje que muy rápido pierde su contenido revolucionario, con lo cual se van desenmascarando para ser unos adecos más, es decir, unos gomecistas más. La historia no se detiene y los juzgará, vivos o muertos, ellos mismos se están juzgando con sus conductas y así mueren los falsos héroes.

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