Es
tentadora
hacia
la comparación, la hazaña que en estos momentos realiza el pueblo
venezolano que somos junto
a su Comandante
en Jefe
Nicolás Maduro, respecto a otras similares realizadas
por
pueblos de la Pacha Mama y que
la
mayoría
de los
opositores habrán de considerar como
“odiosas”
(prejuicio)
desde
el lado de la mirada que se les
antoje dimensionar.
Por
ejemplo: en la manera de
enfrentar y
abrir pasos adecuados contra
la
guerra
económica que
sufrimos es
inevitable la
comparación con
el
estadounidense Franklin
Delano Roosevelt, en cuanto a llevar la crisis generada a
partir
del
año 29 del
siglo XX, que lamentablemente
desembocó
en la
llamada
Segunda Guerra Mundial; en
el
acoso de los
sectores
reaccionarios internos
y externos, el
parangón con
el
Lenin de
la
Revolución Rusa del año 1917 pudiera ser cita obligada en
muchos aspectos;
el
paso económico
que en este momento estamos efectuando en
medio de fuertes
restricciones,
por parte de los sectores imperiales, respondidos
con medidas de emergencia que provocan
la consternación en el enemigo y el entusiasmo en partidarios, nos
equipara con el llamado Gran Salto Adelante llevado a cabo en la
China que produjo una Revolución socialista de la mano de Mao Tse
Dong; resistir
el bloqueo económico del hegemón capitalista y
soportar el éxodo de la población afectada ideológica y
económicamente nos
recuerda la situación de la Cuba en la
primera década de Revolución dirigida
por el
comandante Fidel
Castro.
Agradeciendo
el
análisis
de
personas
aliadas
como Ignacio Ramonet, Fernando
Buen Abad entre
otros que
ofrecen miradas
importantes a
las acciones del gobierno del Comandante en Jefe Maduro,
es
importante resaltar el día a día del pueblo que somos y la enorme
hazaña que libramos
en el dimensionamiento de esto que nos
atrevemos a llamar
Revolución Bolivariana.
Es
aquí donde
el Comandante en Jefe se
torna
más original por
estar integrado
al pueblo al cual pertenece. No
existe divorcio entre pueblo y gobernante. Hay
una cotidianidad, sin lugar a dudas, revolucionaria, en donde estamos
librando batallas sociales
al
instante, de
una guerra
económica
evidente
que
no pareciera así para algunos sectores escépticos o decepcionados
que
la miran como una manipulación, un efecto mediático o un ardid
gubernamental.
Reconocemos
lo
difícil que
hoy resulta admitir
como
una
guerra
a
lo
que hoy vivimos, dado el
prejuicio
que muchas y muchos tienen en el imaginario por décadas enteras de
amaestramiento mediático que
han promovido los
laboratorios
del imperio hasta
la saciedad,
desde
una
visión bélica a lo “cowboys gringo”, de soldados con cascos
hasta
la nariz,
botas
gigantescas,
uniforme verde (green-go), morral abultado
con una radio de antena inmensa, cara manchada de betún y mueca
bucal con
dientes
de perro; imagen
ridícula y
detestable utilizada
por Benjamín Rausseo (Conde
del Guacharo) para
atacarnos como pueblo.
Los
mercenarios de hoy no tienen esta imagen y
además, la
guerra que nos ocupa está en su fase llamada de baja
intensidad.
Es
un belicismo conducido
a
distancia por
agentes imperiales de un
sitio especulativo al que llaman “Dólar
Today” que
hace
guisos mediáticos
con monedas
tradicionales y
sus cipayos cómplices, (que
a
su vez subyugan
a
los
pueblos del
Abya Yala)
y
en nuestro caso, para
atacar los
vitales
centros
humanos
de la alimentación y
la salud.
La
intención ha sido ponernos de rodillas practicando
toda clase de marramucias ya conocidas con
la
distribución de la
comida y
los medicamentos.
¿Cómo
ha respondido el pueblo que somos a este ataque demencial?
EL LEGENDARIO GENERAL GIAP |
Recién
sembrado el Comandante Hugo
Chávez,
cuando
el escenario comenzó
a recrudecer en violencia y se inició la escalada de terrorismo
económico
que se alentó y
se ha intensificado a
través del cuadro de hiperinflación sostenido
hasta
hoy,
la actitud de la
mayoría del pueblo que somos ha sido la de NO DEJARSE MORIR, tal y
como lo
pronosticó en su momento el líder político ruso Lenin.
Ningún
pueblo en fase revolucionaria, como el venezolano de
hoy,
se va
a
dejar
morir por los ataques imperialistas; también
lo demostraron los pueblos de
Rusia, China, Cuba, Vietnam,
Nicaragua
y hasta Chile en la
resistencia al fascismo.
EL LIBERTADOR |
Apelando
a su más alta dignidad,
el
pueblo que somos ha recurrido a
la creatividad alimentaria en
una resistencia que tal vez tenga
precedentes en luchas contra dictaduras, pero jamás ha
tenido parangón con
el apoyo de un gobierno que
ha
orquestado estrategias exitosas
para
enfrentar la adversidad bélica
tramada desde el imperio.
Lo
que hoy los reaccionarios internos llaman “docilidad”,
“sumisión”,
“rastrerismo”,
al referirse a la actitud social del pueblo que somos,
no
es más que la
acción heroica y
de conciencia creciente
de
un pueblo que
comprende cada día, mirando
la realidad, quienes
son sus verdaderos
enemigos.
A
punta de paciencia frente al auge terrorista de 2017, la escalada
violenta más
grave del siglo XXI; bajo la sabia orientación del Comandante en
Jefe Nicolás Maduro, los
venezolanos y venezolanas que creemos en el porvenir de paz
dimensionando una sociedad diferente a la capitalista, hemos logrado
mantener
el
Estado democrático y el proceso de Revolución Bolivariana con
la bandera de la paz.
¿Y
qué ha sido del paradero del Comandante Hugo Chávez? Los niños y
las niñas son su trinchera segura. La
mayoría de
niños y niñas de todas las clases sociales saben
y siguen al Comandante Chávez. Esta
noción se basa en dos sensibilidades, a saber: la primera es que
Chávez convirtió toda su obra en un camino trazado hacia el
porvenir de los niños y las niñas venezolanos,
por esto llenó de canaimitas
las
escuelas:
eran
su tesoro.
La segunda se
basa en que toda fuerza espiritual histórica tiene a la infancia
como anuncio de
luchas populares y
cambios profundos.
Esto lo saben los sacerdotes y
chamanes
de todas las religiones. Durante
el imperio, cuando los romanos
percibían
que vendría un cambio social, a todo los niños varones los
sacerdotes los
miraban a los ojos y si veían en él a un predestinado lo
asesinaban. El
pasaje bíblico del Rey Herodes basa su lógica en la intensión
de asesinar niños porque vienen cambios y,
no sólo uno, sino toda una generación vendrá a producir
transformaciones y
a liderarlas.
Chávez sabía esto y
por eso los protegió.
Los
juventud
es
la
duda acerca
de
Chávez, la prueba, incluso
la descreencia.
Buena
parte de la generación de jóvenes post Chavez, no
vivieron o
no recuerdan su
acción y su mensaje por
esto
serán
una
juventud muy
severa
con la memoria del Comandante, con
su historia, con
sus logros.
Muchos
la negarán, por
esto se están yendo del país.
Las
sacudidas sociales que están
sucediendo y las que vienen
en
Venezuela y en el Abya Yala los
pondrán a prueba y les abrirá los ojos. En
quienes
se hicieron adultos durante
estos últimos veinte años y
vivieron
la Venezuela antes de 1998 como
jóvenes,
están tocados por fuertes contradicciones. Han
perdido el argumento con qué defender al Chávez que conocieron y
frente al ataque de guerra económica sienten decepción. Tanto
jóvenes como adultos necesitan dimensionarse en contextos de
formación política y espacios de
cultura espiritual
para ampliar el conocimiento
y la conciencia. A
ambas edades les
está sucediendo algo similar: les cuesta mucho
conseguir
respuestas cuando
más bien deben hacerse preguntas.
En cambio para la mayoría de los abuelos sí
hay
un Chávez resguardado y seguro en
la
memoria. El Comandante Chávez
supo asegurarse de dejar un camino seguro para todos los venezolanos
y venezolanas de la tercera
edad. Y
para el comandante en Jefe Nicolás Maduro, garantizar las pensiones
de los abuelos y abuelas de Venezuela es un acto sagrado e intocable.
Aunque
la mayoría de abuelos y abuelas hacen su cola religiosamente para cobrar
la pensión con expectativa y diálogo critico, sin
embargo, todos
saben
(hasta
la minoría de los opositores) que
de retroceder a algo parecido a la IV República, significará una
catástrofe para
los pensionados.
Por
eso la mayoría resguarda a Chavez y está con Maduro quien
les ha cumplido a cabalidad.
En
medio de un ejercicio de pluralidad muy
difícil, sometido
a situaciones de incertidumbre bastante contradictorias,
en
donde el pueblo
que
somos ha
logrado transitar con
un sabio silencio activo en las calles para
no
caer
en provocaciones,
frente a sectores sociales
políticamente
intermedios sometidos
a un
explicable
descontento
que
no responde
a una conciencia política pero
que sí se
está atreviendo a dialogar
y deliberar
en
el escenario de la calle,
la
situación social se
encuentra en los actuales momentos en un punto
de expresión
y
acción política
bastante sólido.
Los
sectores
que
hace veinte años se mantuvieron escépticos, expresando
un desprestigiado concepto
de
la política, hoy
no tienen más remedio que manifestar su posición sea cual fuere y
esto es un estupendo logro para una
revolución
como la
nuestra,
en
donde la reacción mediática ha buscado banalizar el acto político
sin
obtener los resultados esperados;
hasta
el éxodo de
ciudadanos del
cual tanto se manipula
en
las redes, con sus tragedias y mentiras, responde
a móviles políticos.
El
proceso de banalización en que hoy se debaten los pueblos de la
Argentina con un Macri sometido al ridículo, de Brasil con un Temer
inconstitucional
y
tramposo,
del
Perú con un Kuczynski
que
renuncia embarrado de inmoralidad, de una
Colombia
sometida
por
tirios y troyanos a un
Santos igual
de inmoral y
perverso; de un
México
donde
el
Peña Nieto cipayo
y entregado se
atreve a ponerse de ejemplo sobre
la tumba de 100 periodistas asesinados y miles de ciudadanos
desaparecidos;
esto
es
completamente contrario
a
lo que sucede en
Venezuela, donde
la politización es cada
vez más creciente
y
el
diálogo cada vez más
consciente en
el pueblo que somos.
La
debilitada propaganda reaccionaria susurró
durante un tiempo la
mentirosa especie acerca
de la bondad de los gobiernos anteriores a 1998: quisieron
renovar aquella consigna de “con los adecos se vivía mejor”,
argumento
que se les ha caído
por
su propio peso. Cuando
el gobierno promueve desde
los medios tecnológicos
un
proceso de bonificaciones que
se
realiza a través de la
educación popular tecnológica y
un aporte económico
constante
al pueblo, nos
hace
ver
que
existe
un gobierno activo y en resistencia económica
permanente, dispuesto a contribuir
en
la medida en que se
implementan ajustes
económicos
progresivos;
contrario
a
los gobiernos anteriores a
1998 que implementaron dádivas parciales
a
través de las escuelas,
en
alianza con
sectores tradicionalmente
enemigos del pueblo que somos.
Los
gobiernos de CAP II (1988-1992)
y
Caldera II (1993-1998)
jamás
fueron tildados de dictaduras ni sufrieron amenazas de los
imperialistas ni de sus cipayos, como
lo ha sido el gobierno del Comandante en Jefe Nicolás Maduro.
Sacando
partido cotidiano a la paz ganada
durante el proceso constituyente, educándose en la cola de la compra
hacia el cambio de hábitos alimenticios que ya se está logrando,
en la administración de recursos para el conocimiento de lo que se
gasta y se consume, en la organización hacia una incidencia
del poder popular en la toma de decisiones, en la creatividad para
vincularse con
el
enraizamiento de propuestas alternativas soberanas a la
solución de
los problemas, en
el acceso constante a los medios alternos diferentes
de
los privados
para
estar informados y
comunicados
de
la verdad social nacional
e internacional, en
la
reflexión problematizada
acerca
de
la eficiencia o
ineficiencia
institucional que se debe mirar
siempre
con
ojo crítico,
está un pueblo que en estos veinte años de Revolución Bolivariana
tiene
los ojos abiertos a la política, está activado y resistiendo en lo
cotidiano, tiene las alternativas a
flor de piel en
la práctica ganada a fuerza de participación activa
de resistencia contra la guerra económica y
de lucha con unos referentes ancestrales e históricos
en plena ebullición formativa.
EL COMANDANTE EN JEFE |
Hace
falta una mayor
y constante
supervisión
de los procesos económicos
echados
a andar desde las instituciones y
hacia las diferentes economías,
en donde incida el poder popular para poner correctivos
a
la especulación, la desidia, el saboteo.
Hay
que impulsar
la participación
de la gente
más consciente en
los escenarios donde se
debate el día a día económico, donde
está la
compra venta de
los alimentos y lamentablemente aún el
bachaqueo campea libremente. El
pueblo organizado debe incorporarse para
la solución de
todos
los problemas que
nos
afectan.
Este pueblo ya está preparado para echar a andar el Estado
Comunal
que Chávez soñó, tiene
las bases formativas en su experiencia y la conciencia política cada
vez en ascenso.
Sabemos que la reacción interna y externa tratará
de impedir esta ascensión
pero ya no hay vuelta atrás en esto y el enemigo capitalista
lo sabe, pero
más sabe el pueblo venezolano
que
somos. No
es el primer imperio que enfrentamos y
por la decadencia que demuestra,
correrá
la misma
suerte de
caer derrotado por nuestra estirpe
libertaria.
Al imperio
capitalista, mientras termina de desmoronarse, le conviene decir
adiós
en paz.
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